lunes, 8 de diciembre de 2008

¡Ese promedio 60-40!

Eleazar Díaz Rangel


Cuando hace años estudié para abogado, saqué 18 en Derecho Constitucional en el examen oral, con Jóvito Villalba en el jurado. Pero no me gradué, y si me asomo a esta discusión sobre la propuesta de enmienda, lo hago como ciudadano con sentido común y porque más bien se trata de una cuestión política.

En primer lugar, creo que está claro que en este caso se trata de una enmienda porque sólo se propone modificar un artículo, que en absoluto altera la "estructura fundamental" de la Constitución. La reforma "tiene por objeto una revisión parcial de esta Constitución" (Art. 342), como ocurrió hace un año, cuando se propusieron 69 artículos.

Se argumenta que con esa propuesta de enmienda se viola el artículo 345, cuyo párrafo final dice que "La iniciativa de reforma constitucional que no sea aprobada, no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional". Como ven, el artículo es muy diáfano, se refiere a "la iniciativa de reforma", y en este caso es una enmienda.

Por lo demás, no tiene sentido confundir aquella propuesta que incluía 69 artículos de igual número de asuntos, con uno de esos artículos. Es identificar la parte con el todo. Creo innecesario mostrar ejemplos, y si esto es así, ¿por qué la oposición hace de la enmienda un punto de honor? ¿En verdad defienden la Constitución? O en el fondo existen otras, las verdaderas razones.

Veámoslo desde el ángulo político. Recordarán que hace un año los partidos opositores, sus voceros y partidarios leyeron triunfantes los resultados del referendo constitucional: 4.504.354 votos por el NO y 4.370.392 por el SÍ. Esa ñinguita de diferencia fue suficiente para decir que Chávez era derrotable, que había comenzado su declinación, que "el mundo se le viene derrumbando", que en las regionales, en lugar de portaviones sería un submarino, y hasta la agencia AP ve un "debilitamiento de las lealtades de los sectores populares" con Chávez.

Si esta es realmente la situación, pues no veo motivos para no aprovechar estas circunstancias y ganarle cuando se someta a votación la enmienda de Chávez. Es una extraordinaria oportunidad, que la tiene ahí cerquita, en febrero, para derrotarlo, con todo su significado y los efectos que tendría a corto y mediano plazo. Y en el supuesto de que se equivocaran sus cálculos y que la enmienda fuese aprobada, pues tienen tiempo para promover un referendo revocatorio, y si vuelven a perder, buscar un gallo capaz de enfrentarlo en 2012.

Sin embargo, parece que ninguno de ellos cree en esos vaticinios. Razones tienen. No pueden olvidar que cada vez que Chávez se ha confrontado personalmente con la oposición la ha derrotado ampliamente. Ganó con 57% la elección presidencial de 1998, después fue relegitimado en 2000 con 61%, en el referendo revocatorio de 2004 obtuvo 59% y fue reelecto con los más altos porcentajes y las más altas cifras absolutas: 63% y más de siete millones de votos hace dos años. Eso es realmente lo que los mueve a asumir la supuesta "defensa de la Constitución".

Pueden observar una relación promedio 60-40 en estos diez años. Que dejan dos lecturas; primero, que seguramente se repetirá cuando se vote la enmienda, y segundo, que en el chavismo deben preguntarse: ¿Por qué esos dos porcentajes están estancados? ¿Por qué no baja el 40% de la oposición ni sube el 60% del llamado oficialismo? Algo anda mal.

Pero ese es otro asunto.


El paro 2002-2003
En los micros para recordar el paro patronal y petrolero de 63 días (2002-2003) que a la industria petrolera venezolana le costó cerca de 20 mil millones de dólares, que Fedecámaras nunca se ocupó de cuantificar lo que costó al sector privado, ni la CTV supo cuántos empleos destruyó, los micros obviaron un hecho importante: el domingo anterior, 1º de diciembre, el estadio Universitario se plenó para ver a Omar Vizquel, que no jugaba aquí desde hacía años, y el debut de K-Rodríguez, después de una exitosa temporada en Grandes Ligas.

Fue un gran juego que ganaron los Tiburones.

No pensamos los asistentes a ese partido que al día siguiente Fedecámaras, la CTV, los ejecutivos petroleros con ayuda de medios, partidos, la Iglesia, la "sociedad civil", comenzarían un paro que duraría más de dos meses y que seguramente no habría soportado ningún gobierno en el mundo.

Oportuno recordar ese episodio cuyos organizadores buscaban doblegar al gobierno de Chávez, obligándolo a renunciar o a negociar elecciones anticipadas. La acción del pueblo en la calle, su consciente conducta frente a la falta de combustibles, transporte, alimentos, etc, y la firmeza de la Fuerza Armada, cuyos oficiales no atendieron a tantas llamadas y exhortaciones a insurgir, los vencieron. Derrota que nunca analizaron ni reconocieron, pues hasta ¡se les olvidó suspender el paro! Las actas de la Asamblea de Fedecámaras de 2003 y del Congreso de la CTV de mayo del mismo año, no dicen nada. Increíble.