sábado, 31 de mayo de 2008

Lecturas posmodernas (II): Los imperios no nacen, se hacen

Jorge Gómez Barata


Se ignora lo que tenían en mente los hombres que en 1776 fundaron los Estados Unidos, en cambio se conoce lo que ellos y sus sucesores hicieron. Casi trescientos años después de la llegada de Colón y cuando ya la actitud ante los indígenas se había matizado, medio centenar de representantes adoptaron una Constitución1 que no reconoció límites territoriales ni fronteras, omitió a los pueblos originarios y no mencionó a los negros ni a la esclavitud y, como parte de una práctica política que mezcló republicanismo con imperialismo, protagonizaron una expansión territorial que, en unas décadas cuadruplicó el territorio original y decuplicó la población. Un momento definitorio fue la proclamación de la Doctrina Monroe en 1823.

Después de las llamadas «guerras contra los indios», en realidad masacres, las escaramuzas con Inglaterra y Francia y de haber derrotado y desmembrado a México al que en 1848 arrebataron 2 400 000 K², los Estados Unidos fueron suficientemente fuertes para en 1898 retar a Europa representada por España, derrotarla y apoderarse de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, con lo cual se convirtió en potencia marítima de tres océanos y del golfo de México y avanzó en un diseño que nada tenía que ver con el de una Nación. Quizás en ese momento Estados Unidos se percató de que podía ser un imperio y tal vez hasta una civilización.

Aunque se acepta que la llamada «política aislacionista», aplicada en los primeros 122 años de la historia norteamericana, exactamente hasta 1898 y retomada después de la Primera Guerra Mundial, obedeció a motivaciones de tipo ideológicas, ligadas al legado de George Washington y a la idea de que: «La mejor forma en que Estados Unidos sirven a la humanidad es perfeccionando su democracia interna y actuando como faro para el resto del mundo…»², lo cierto es que originalmente se trató de un enfoque pragmático y de una excusa para cubrir la negativa de ayudar a los franceses que con la revolución de 1789 concitaron la hostilidad de todas las monarquías europeas. Ese y no otro fue el aislacionismo norteamericano convertido en doctrina de política exterior que no impidió las acciones geófagas en México, Cuba y Filipinas.

Las situaciones geopolíticas creadas en torno a la Primera Guerra Mundial en Europa y sobre todo el desafío de Alemania que no respetó el ultimátum estadounidense emitido ante el hundimiento del Lusitania y el riesgo que implicaba que la belicosa potencia germana derrotara a Europa, amenazara a Inglaterra y dominara el Atlántico, aconsejaron a la administración de Woodrow Wilson a intervenir en Europa.

Al rediseñar la nueva proyección internacional de Estados Unidos, Wilson necesitaba, no sólo una rápida victoria sino una impresionante demostración de fuerza, para lo cual descargó sobre la exhausta Europa, dos millones de soldados bien armados, entrenados y con la mejor técnica, al mando del más famoso de sus generales: John Pershing, convertido en una figura nacional por sus acciones en la guerra contra México.

Aunque pagando un alto precio y exponiéndose a la actitud vengativa del Congreso, que lo sancionó al no aprobar el Tratado de Versalles y vetar el ingreso de Estados Unidos en la Sociedad de Naciones, Wilson no sólo aproximó a Estados Unidos a un liderazgo internacional sino que personalmente participó en el rediseño del mundo. Viajó e Europa y estuvo allí varios meses redactando de puño y letra el Tratado de Versalles, los famosos 14 punto y las bases de la Sociedad de Naciones.

Gracias a la actitud tolerante de Wilson, se desarmó, arruinó y humilló a Alemania, Inglaterra y Francia, se repartieron los despojos del imperio otomano y se apoderaron de todo el Medio Oriente y paradójicamente nacieron Checoslovaquia y Yugoslavia. El imperio americano tomó el mando.

La II Guerra Mundial fue un momento consagratorio para los Estados Unidos cuya economía se disparó y cuyo prestigio, de la mano del más popular de sus presidentes, Franklin D. Roosevelt, alcanzó la cumbre. Poseedor del monopolio nuclear, enriquecido y poderoso, liberador de Europa Occidental y ocupante de Alemania y de Japón, Estados Unidos aplicó el plan Marshall, decretó la Guerra Fría y cobijó a Europa bajo su paraguas nuclear y en Corea probó que podía contener la expansión del comunismo, cosa que seis años después Cuba desmentiría, pero que entonces nadie suponía.

El diseño imperial estaba completo pero tenía un defecto: era arcaico y desfasado, no servía para la era de la globalización y la postmodernidad, había que actuar y Kennedy fue llamado para aplicar otra política de contención, ahora no del comunismo sino de la revolución. El plan se frustró, Vietnam se convirtió en la prioridad y comenzó la larga noche republicana de Nixon, Reagan y Bush, que Carter y Clinton opacaron pero no pudieron neutralizar.

Bush ha sido un mal presidente no sólo por falta de talento sino porque es un espécimen antediluviano, un sobreviviente de una era arcaica, un dinosaurio con armas largas. De ahí el lema de Obama: cambio, no para hacer avanzar la sociedad sino para actualizar las estructuras y ponerlas a tono con la época. Puede que sea el hombre para la tarea. Un amigo políticamente maduro me dijo una vez: «Para cambiar las políticas hay que cambiar las caras».


1
La constitución norteamericana fue adoptada por 55 representantes de 12 estados (Rhode Island y Providence no enviaron representantes, Hamilton representante por Nueva York no votó y los de New Hampshire no llegaron a tiempo. Nunca hubo referéndum ni consulta popular.

2
Henry Kissinger: La Diplomacia

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viernes, 30 de mayo de 2008

Fábrica de héroes

Juan Gelman


La reciente aparición de Boots on the Ground by Dusk (“Botas sobre el terreno al anochecer”, Rodale Inc., Nueva York, 2008), de Mary Tillman, madre de un ranger caído en Afganistán, revela una vez más hasta dónde pueden llegar los operativos de “PsyOp” del Pentágono para consumo interno. La razón es clara: dos tercios del pueblo estadounidense quieren que las tropas se retiren de Irak y hay que crear héroes para frotárselos en las narices y avergonzar a quienes ansían no tener más muertos en la familia, ese sentimiento tan antipatriótico para la Casa Blanca. Sólo que Pat Tillman, hijo de Mary, no es un muerto cualquiera.

Estrella de los Arizona Cardinals de la Liga Nacional de Fútbol (americano o rugby), dueño de un record de 224 tackles en el 2000, jugador inteligente y duro, movido por el atentado del 11/9 decidió alistarse en mayo del 2002. Había desechado un contrato de 3,6 millones de dólares por tres años en los Cardinals para pelear en Irak cuando la invasión estaba a la vista y el gesto causó mucho revuelo mediático. Se exaltó su patriotismo con cierto asombro y no era para menos: había dejado atrás una vida de éxito y brillo para arriesgarla en la guerra. Y luego, si bien “In God we Trust” es el lema impreso en el billete dólar, alguno sugirió una vez que, después de la o, a la palabra “God” le faltaba una ele.

El propio Rumsfeld, jefe del Pentágono, ordenó que se le prestara una atención especial porque no era un recluta cualquiera.

Pat Tillman ingresó a las filas del 2º batallón del 75º regimiento de rangers, un cuerpo de elite destinado a operativos especiales. El batallón fue enviado a Irak y luego a Afganistán para participar en la operación “Tormenta en la Montaña”. El 22 de abril del 2004, tres tiros en la cabeza acabaron con la vida de Pat. Se informó a la familia que había muerto en acción, pero cambiaban las versiones oficiales. La primera sostuvo que fue víctima de una emboscada de los talibanes. La segunda, que cayó en combate abierto mientras tomaba una colina. Cinco semanas después, el Pentágono reconoció que había sucumbido a manos de sus propios compañeros. Esto se llama “fuego amigo” y subraya que en la guerra es mejor tener enemigos.

Mary Tillman no se conformó con el vagabundeo de las versiones oficiales. Hace cuatro años que está solicitando la aparición de la verdad y logró que se realizaran siete investigaciones y que el caso se examinara en dos audiencias del Congreso. Sin resultado. Mary realizó sus propias averiguaciones, estudió numerosos documentos y entrevistó a varios compañeros del batallón. Las autoridades le han dado explicaciones que los testimonios recogidos desmienten. Está segura: el ocultamiento sigue y viene de muy arriba. “Es ultrajante que estos hombres en posiciones de poder engañen intencionalmente a la opinión pública y encubran y usen a un joven para hacer propaganda, y pienso que se les debe imputar su responsabilidad”, expresó en una entrevista con motivo de la aparición del libro que escribió para rendir tributo a su hijo (www.alternet.org, 26/5/07). El Pentágono piensa que de eso se trata justamente: hay que incentivar el alicaído patriotismo de los estadounidenses. Suponiendo que apoyar guerras para apropiarse del petróleo ajeno sea patriotismo.

Mary Tillman atribuye la muerte de su hijo –la llama “fratricidio”– a la negligencia militar, pero es muy consciente del contexto que enmarcaba el hecho: “Ese mes fue muy malo para los militares y el gobierno. El escándalo de la prisión de Abu Ghraib estalló la misma semana en que Pat murió, en Fallujah imperaba el caos, el índice de aprobación del presidente era muy pobre y el número de bajas (de efectivos de EE.UU.) llegó a su nivel más alto en abril del 2004, de manera que si informaban que el fuego amigo había provocado la muerte de Pat hubieran rodado varias cabezas”. La Casa Blanca necesitaba un héroe, condecoró su cadáver y lo empleó para consumo público. No fue la única vez.

Se recuerda el caso de la soldado Jessica Lynch. A los 19 años fue convertida en una heroína de culto: insurgentes iraquíes la hirieron y capturaron a fines de marzo del 2003 en los inicios de la invasión norteamericana, la internaron en un hospital iraquí y efectivos de operativos especiales la rescataron días después tras un arduo combate con los rebeldes. El rescate fue filmado y es, en efecto, algo espectacular. Lástima que se trató de un escenario preparado a la Hollywood: Jessica nunca fue herida de bala, no había combatientes enemigos en el hospital, cuando los médicos la quisieron entregar en una ambulancia ésta fue recibida a tiros y tuvo que volverse. Si la hubieran aceptado, fracasaba el show (The Guardian Weekly, 15/5/03). A Jessica le había pasado otra cosa: el jeep que la transportaba con otros efectivos chocó contra un tractor, murió un soldado del grupo, pero ella salvó la vida a costa de serias fracturas. Los iraquíes, finalmente, la habían cuidado.

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jueves, 29 de mayo de 2008

¡Adiós, viejo!

Allende La Paz


El fenómeno de la vida de Manuel Marulanda ha llegado a su final. Una vida signada por el mito y la leyenda. Pero los revolucionarios también somos de carne y hueso y como tales nuestra vida es igual al dialéctico discurrir de todo ser viviente. Nacer, crecer, reproducirnos, morir. Pero en todos esos fenómenos, vivir la vida.

Pero hay hombres que viven la vida a pesar de la muerte. Esos hombres han hecho la diferencia en la humanidad y han hecho que ésta dé saltos hacia delante. Esos hombres son revolucionarios, duélale a quien le duela, árdale a quién le arda!

Galileo Galilei, es un ejemplo. Marx otro genial revolucionario. Lenin otro más. Simón Bolívar. José Martí. Ernesto ‘Ché’ Guevara, el ideario revolucionario guerrillero. Y cada hombre o mujer revolucionarios han sido denigrados, atacados, vilipendiados, y algunos asesinados, por los detentadores del statu quo. Todos han tenido que enfrentar las más viles acciones de los ‘poderosos’ del mundo y de sus propios países. Porque ellos pretenden parar el caminar hacia delante de la humanidad.

Manuel Marulanda entra ya a ese selecto grupo de hombres. Un hombre que como revolucionario era de una humildad que aterraba. Nunca se le vio denigrando de nadie. Ni siquiera de sus contradictores, los militares y los oligarcas colombianos. Tampoco de los gobiernos de Estados Unidos, que él sabía en últimas eran los que trazaban los planes de guerra con que agredían –y agreden-, masacran, al pueblo colombiano.

Contrario a la estatura moral de Marulanda, veremos –ya vemos- que los asesinos del pueblo, los justificadores de sus crímenes, emborronarán cuartillas y medios, y el ciberespacio, con sus asquientas diatribas con quién siempre les respetó sus puntos de vista. Esos ‘terroristas mediáticos’ tratarán de negar lo innegable: Manuel Marulanda es el hombre más importante de la historia colombiana desde la segunda mitad del siglo 20 hasta este siglo 21.

No es por el simple conteo matemático. Manuel Marulanda como guerrillero sobrevivió a 17 presidentes colombianos y a innumerables cúpulas militares cuyo único propósito era destruirlo físicamente, porque ellos creen que las obras de los revolucionarios terminan cuando sobreviene su muerte. No. Están muy equivocados. Los revolucionarios con sus quantums, protones, electrones, y demás partículas permanecen vivos después de la muerte. Es como dice el cantautor fariano, Julián Conrado, ‘hoy estás más vivo, más vivo’ en sentida canción a Jacobo Arenas.

Y la verdad es que Manuel Marulanda triunfó sobre sus enemigos de clase. Nunca fue tocado por las balas asesinas del imperio y la oligarquía colombiana. Y no es por no haber combatido, ya que él participó en innumerables combates por la vida. Manuel Marulanda muere de muerte natural. Su corazón –que es el que sabe hasta donde llega la vida de cada ser-, le dijo: ‘viejo, hasta aquí’.

Pero Marulanda deja además una inconmensurable obra. Obra de un revolucionario. Su más importante legado es que por larga que sea la lucha, hay que encararla con dignidad y con humildad. Y de su pensamiento, de su ideario, que no tuvo ínfulas pequeñoburguesas de ‘escribirlas’, impregnó todo el accionar revolucionario de las FARC, su Ejército del Pueblo. Sus ‘muchachos’, desde Cano hasta el más humilde de los guerrilleros y milicianos, son herederos de la Dirección Colectiva que siempre utilizaba Manuel Marulanda.

En las FARC-EP no verá el enemigo de clase del pueblo colombiano fisuras de ninguna especie. No verán ‘lucha por el poder’ –como si la vemos hoy en las ‘huestes’ uribistas-, ni lucha por ser primero, segundo, tercero, o décimo, o último. Todos están imbuídos del pensamiento de Manuel Marulanda y a todos los farianos les enseñó ‘como era que la cosa era’ en la práctica, la madre de la sabiduría revolucionaria.

Sin saber la noticia de su muerte escribíamos por estos días sobre ‘los imprescindibles’ . Y ahí señalábamos a Manuel Marulanda y al Secretariado Nacional de las FARC. Y esa es la más incontratable verdad. En ese artículo decíamos: “Y esos imprescindibles están día a día, de toda la vida, luchando contra un régimen corrupto y mafioso y paramilitar como el colombiano. Esos imprescindibles están encabezados por Manuel Marulanda y por los miembros del Secretariado de las FARC. Ellos se ganaron ese título de ‘imprescindibles’ por haber entregado sus vidas, 24 horas al día, minuto a minuto, segundo a segundo, a la causa del pueblo, su razón de ser”.

Parece mentira que se pueda querer a una persona sin conocerla físicamente. Para mi Manuel Marulanda era como mi segundo padre. Admiración total. Y aunque mi discurrir como revolucionario tomó rumbos diferentes a los de él y su organización, es imposible doblegar el nudo que se me forma en la garganta. Por eso le digo ante su muerte: ‘Adiós, viejo’. Quizá así le diré a mi padre biológico cuando él muera.

Paz en tu tumba! Eso es nuestro más sentido deseo. Que las águilas comedoras de carroña no alcancen tus restos mortales –ya andan buscándote para mostrarte como trofeo y para secuestrarte ya muerto como han secuestrado a Camilo Torres, Raúl Reyes, Iván Ríos, y a miles de combatientes más-, para que junto a Bolívar inicien juntos el tránsito de la construcción de la Patria Grande.

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miércoles, 28 de mayo de 2008

Diez guerras, diez mentiras mediáticas

Michel Collon


Cada guerra se halla precedida por una mentira de los medios. Hoy en dia Bush amenaza a Venezuela y al Ecuador. Mañana será Irán? Y luego a quién le tocará el turno? Con el presidente Uribe en su papel de títere, narcotraficante y masacrador de indios (con cuatro millones de desplazados), quién pretende haber encontrado en el indestructible ordenador de Raúl Reyes (FARC) pruebas del apoyo de Chávez al terrorismo y de militarización de la región.

Diarios como Le Monde se hacen eco de esta campaña de propaganda para la próxima guerra de Bush. Recordemos simplemente cuantas veces los mismos EEUU y los mismos medios ya nos han manipulado. Cada gran guerra se “justifica” por lo que más tarde (demasiado tarde) aparecerá como una simple desinformación. Un rápido inventario:

1) VIETNAM (1964-1975)
Mentira mediática Los días 2 y 3 de agosto, Vietnam del Norte habría atacado a dos barcos de los EEUU en la bahía de Tonkin.

Lo que se sabrá más tarde: Ese ataque no se produjo nunca. Fue una invención de la Casa Blanca.
Verdadero objetivo: Impedir la independencia de Vietnam y mantener el dominio de los EEUU en la región

Consecuencias: Millones de víctimas, malformaciones genéticas (agente naranja) enormes problemas sociales.

2) GRENADE (1983)
Mentira mediática: La pequeña isla del Caribe fue acusada de que en ella se construia una base militar soviética y de hacer peligrarla vida de los médicos usamericanos.

Lo que se sabrá más tarde: Absolutamente falso. El Presidente Reagan inventó estos pretextos de cabo a rabo.

Verdadero objetivo; Impedir las reformas sociales y democráticas del primer ministro Bishop (luego asesinado)

Consecuencias: Brutal represión y restablecimiento de la tutela de Washington.

3) PANAMA (1989)
Mentira mediática: La invasión está diriida a arrestar al presidente Noriega por tráfico de drogas.

Lo que se sabrá más tarde: Formado por la CIA el presidente Noriega reclamaba la soberanía al término de la hipoteca del canal. Intolerable para los EEUU.

Verdadero objetivo Mantener el control de los EEUU sobre esta estratégica vía de comunicación.
Consecuencias: Los bombardeos de los EEUU mataron entre 2 y 4 mil civiles, ignorados por los medios.

4) IRAK (1991)
Mentira mediática: Los irakíes habrían destruido parte de la maternidad de la ciudad de Kuwait.
Lo que se sabrá más tarde: Invención total de una agencia publicitaria Hill y Knowlton pagada por el emir de Kuwait.

Verdadero objetivo: Impedir que el Medio oriente resista a Israel y se independice de los EEUU.
Consecuencias: Innumerables víctimas de la guerra, luego un largo embargo, con medicinas incluidas.


5) SOMALIA (1993)
Mentira mediática: El señor Kouchner aparece en la escena como héroe de una intervención humanitaria.

Lo que se sabrá más tarde: Cuatro sociedades usamericanas habían comprado una cuarta parte del subsuelo somalí rico en petróleo.
Verdadero objetivo: Controlar una región militarmente estratégica
Consecuencias: No logrando controlar la región los EEUU la mantendrán en un prolongado caos.

6) BOSNIA (1992-1995)
Mentira mediática: La empresa usamericana Ruder Finn y Bernard Kouchner divulga la existencia de campos serbios de exterminio.

Lo que se sabrá más tarde: Ruder Finn y Kouchner mintieron. Se trataba de campos de prisioneros hasta el intercambio. El presidente musulmán Izetbegovic lo admitió.

Verdadero objetivo: Quebrar una Yugoslavia demasiado izquierdista, eliminar su sistema social, someter la zona alas multinacionales, controlar el Danubio y las estratégicas rutas de los Balcanes.

Consecuencias: Cuatro atroces años de guerra para todas las nacionalidades (musulmanes, serbios, croatas) Provocada por Berlin, prolongada por Washington.

7) YUGOSLAVIA (1999)
Mentira mediática: Los serbios cometen un genocidio contra los albaneses de Kosovo.

Lo que se sabrá más tarde: Pura y simple invención de la OTAN como lo reconoció Jaime Shea su portavoz oficial.

Verdadero objetivo: Imponer el dominio de la OTAN en los Balcanes y su transformación en gendarme del mundo. Instalar una base militar usamericana en Kosovo.

Consecuencias: Dos mil víctimas de los bombardeos de la OTAN. Limpieza étnica de Kosovo por la UCK protegida por la OTAN.

8) AFGANISTAN (2001)
Mentira mediática: Bush pretende vengar el 11 de setiembre y capturar a Bin Laden

Lo que se sabrá más tarde: No existe ninguna prueba de la existencia de esa red. De todos modos los talibán habían propuesto extraditar a Bin Laden.

Verdadero objetivo: Controlar militarmente el centro estratégico de Asia, construir un oleoducto que permitiera controlar el aprovisionamiento energético del sur de Asia.

Consecuencias: Ocupación extremadamente prolongada y gran aumento de la producción y el tráfico de opio.

9) IRAK (2003)
Mentira mediática: Saddam estaría en posesión de peligrosas armas de destrucción, afirma Colin Powell en las Naciones Unidas, pruebas en mano.

Lo que se sabrá más tarde: La Casa Blanca ordenó falsificar esos informes (asunto Libby) o fabricarlos.

Verdadero objetivo: Controlar todo el petróleo y chantajear a sus rivales; Europa, Japón, China…

Consecuencias: Irak sumergido en la barbarie, las mujeres devueltas a la sumisión y al oscurantismo.


10) VENEZUELA – ECUADOR (2008?)
Mentira mediática: Chavez apoyaría al terrorismo, importaría armas, sería un dictador (el pretexto definitivo parecería no haber sido escogido aún).

Lo que ya se sabe: Muchas mentiras mediáticas anteriores se han desinflado ya; Chávez tirano de su pueblo. Chávez antisemita. Chávez militarista…pero la demonización continúa.

Verdadero objetivo: Las multinacionales quieren seguir con el control petrolero y de otras riquezas de toda América latina, temen la liberación social y democrática del continente

Consecuencias: Washington emprende una guerra global contra el continente: golpes de estado, sabotajes económicos, chantajes, establecimiento de bases miltares próximas a las riquezas naturales.

CONCLUSION
Cada una de las guerras está precedida y “justificada” por una mentira mediática. Y nuestro inventario está lejos de ser completo. Impedir las guerras, requiere en primer término desenmascarar estas mentiras mediáticas lo antes y lo más ampliamente posible. Gracias por difundir este texto. En la guerra de la información la verdadera fuerza son ustedes.

CANADA NEGRO
Las ediciones Ecosocieté decidieron, como estaba previsto, distribuir el libro “Canada Negro, pillaje, corrupción y criminalidad en Africa” ("Noir Canada: pillage, corruption et criminalité en Afrique") a pesar de las amenazas de juicio de la sociedad aurífera Barrick Gold.

La editora de Montreal tomó esta decisión el lunes después de haber discutido con los autores Alain Deneault y el Colectivo Recursos del Africa. La presentación tendrá lugar el martes en Montreal y estará disponible en Europa algunas semanas más tarde.

Para el grupo ha llegado el momento de entablar un debate “legítimo y necesario” sobre el comportamiento de las empresas canadienses en el exterior.

El señor Deneault recuerda que muchos ciudadanos financian a esta empresa en sus diferentes localizaciones o a su régimen de retiro. “Los canadienses tienen derecho a saber lo que se hace con sus activos”, insistió.

El colectivo y su editor rechazan dejarse intimidar por un gigante minero que dispone de recursos casi ilimitados y no duda en desplegar todo su arsenal para defender su reputación.

“Para nosotros este libro es una prueba para la democracia canadiense y la libertad de expresión” insiste el autor que es doctor en filosofía y autor de otra obra sobre Paul Martin ( ex primer ministro canadiense) y los paraísos fiscales.

En una entrevista con la prensa canadiense el Sr. Deneault destacó que la obra está sustentada en fuentes confiables, tanto de expertos nombrados por el Consejo de Seguridad de la ONU como de varias organizaciones no gubernamentales como Human RIghts Wacht y Amnistía Internacional.

El investigador, sus colegas de la asociación así como los miembros de la Administración de Ecosociedad, recibieron la semana pasada una intimación de Barrick Gold (TSX-ABX) informándoles que les hará juicio si llegan a distribuir una sola copia del libro.

Los abogados de Barrick no han visto aún la obra de 350 páginas que aun no está en venta en las librerías. Afirman sin embargo que todas las denuncias que contiene sobre las actividades de la empresa en Africa son “falsas y absolutamente difamatorias”

Anticipan que la empresa reclamará una conminación por daños y perjuicios y “sustanciales” resarcimientos sin se dan a conocer al público.

Los abogados han sido notificados por la editora Ecosocieté de que distribuirá “noir Canadá” esta semana. La Sra William Brock que firmara la advertencia no ha comentado esta decisión.

Según la opinión de la Asociación Recursos de Africa, la decisión de Barrick hace presagiar una acción que intentará silenciar a los participantes en un debate público que los enterrará o los agotará financieramente.

“Cuando se ve a determinadas personas enviar una advertencia intimidatoria a un gran número de destinatarios sobre un libro que aún no ha sido leído solo puede tratarse de una medida intimidatoria” ha dicho el Sr. Deneault.

El Gobierno de Québec ha informado la semana última que en los próximos meses legislará para impedir este tipo de tácticas, denunciadas a menudo por grupos comunitarios y ambientalistas.

Barrick Gold es la empresa aurífera más grande del mundo. Explota actualmente 27 minas de oro, plata y cobre en los cinco continentes. La empresa se halla inscripta en la Bolsa de Toronto, como el 60% de las empresas mineras del mundo.

ESPECULACIÓN Y CRISIS: ¡BASTA YA!
Las finanzas desreguladas destruyen las sociedades. Silenciosamente, día a día, cuando los accionistas presionan a las empresas, es decir a los asalariados, para sacar mayor rentabilidad, tanto en el Norte como en el Sur. Montando un gran espectáculo y alboroto en las crisis agudas en las que se revelan brutalmente los increibles excesos de la codicia especulativa y su repercusión sobre la actividad y el empleo. Paro, precarización, crecimiento de las desigualdades: los asalariados y los más pobres están condenados a pagar sea los gastos producidos por la especulación sea los inconvenientes que se derivan del crac subsiguiente.

Desde hace dos decenios el camino de las finanzas mundiales no ha sido mas que una cadena de crisis: 1987, crac de la bolsa; 1990, crisis inmobiliaria en EEUU, en Europa y en Japón; 1994, crac de obligaciones americano; 1997 y 1998, crisis financiera internacional; 2000-02, crac de Internet; 2007-2008 finalmente, crisis inmobiliaria y quizá crisis financiera global.

¿Por qué tal repetición? Porque todas las trabas a la circulación de capitales y a la “innovación” financiera han sido abolidas. En cuanto a los bancos centrales que han dejado inflar la burbuja, no tienen otra salida que ir en ayuda de los bancos y de los fondos especulativos sin liquidez. No esperaremos la próxima crisis sin hacer nada y no soportaremos más tiempo las tremendas desigualdades que las finanzas del mercado propician. Ya que la inestabilidad es intrínseca a la desregulación financiera,¿cómo las ridículas llamadas a la “transparencia” y a la “moralización” podrían cambiar algo e impedir que las mismas causas, de nuevo, produjeran los mismos efectos? Acabar con ello supone intervenir en el corazón del “juego”, es decir transformar radicalmente las estructuras. Ahora bien, en el seno de la Unión Europea, cualquier transformación choca con la inverosímil protección que los tratados han creído conveniente conceder al capital financiero.

Es por lo que nosotros, ciudadanos, pedimos la abolición del artículo 56 del Tratado de Lisboa, que, prohibiendo toda restricción a sus movimientos, ofrece al capital financiero las condiciones para una dominación aplastante sobre la sociedad. Pedimos igualmente que sea restringida la “libertad de establecimiento” (art. 48) que da la oportunidad al capital de colocarse allí donde las condiciones le sean más favorables, y permitiría a las instituciones financieras encontrar asilo en la City de Londres o en cualquier otra parte.

Si por “libertad” tenemos que entender la de los poderes dominantes, encarnados hoy en día por las finanzas, para avasallar al resto de la sociedad, decimos inmediatamente que no la queremos. Preferimos la libertad de los pueblos para vivir fuera de la servidumbre de la rentabilidad financiera.

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Homenaje a Manuel Marulanda

James Petras


Pedro Antonio Marín Marín, más conocido como Manuel Marulanda Vélez y “Tirofijo”, era el líder máximo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Fue, sin duda alguna, el campesino revolucionario más grande de la historia del continente americano. Durante sesenta años organizó movimientos campesinos y comunidades rurales y, cuando todas las vías democráticas legales se le cerraron de forma brutal, creó el ejército guerrillero más poderoso de América Latina y las milicias clandestinas que lo sustentaban. En su época de mayor apogeo, entre 1999 y 2005, las FARC contaban con casi 20.000 combatientes, varios cientos de miles de campesinos activistas y cientos de unidades de milicias comunales y urbanas. Incluso hoy, a pesar del desplazamiento forzoso de tres millones de campesinos como resultado de las políticas de tierra quemada y las masacres del gobierno, las FARC tienen entre 10.000 y 15.000 guerrilleros en sus numerosos frentes distribuidos por todo el país.

Lo que hace tan importantes los logros de Marulanda son sus habilidades organizativas, su agudeza estratégica y sus intransigentes posiciones programáticas, basadas en el apoyo a las exigencias populares. Más que cualquier otro líder guerrillero, Marulanda, tenía una compenetración sin par con los pobres de las zonas campesinas, los sin tierra, los cultivadores indigentes y los refugiados rurales durante tres generaciones.

Tras empezar en 1964 con dos docenas de campesinos que habían huido de pueblos devastados por una ofensiva militar dirigida por USA, Marulanda construyó metódicamente un ejército guerrillero revolucionario sin contribuciones económicas o materiales extranjeras. Más que cualquier otro líder guerrillero, Marulanda fue un gran maestro político rural. Las extraordinarias dotes organizativas de Marulanda se fueron refinando a través de su íntima vinculación con el campesinado. Como había crecido en una familia de campesinos pobres, vivió entre ellos cultivando y organizándolos: hablaba su mismo lenguaje, se ocupaba de sus necesidades diarias más básicas y de sus esperanzas de futuro. De manera conceptual, pero también a través de la experiencia cotidiana, Marulanda realizó una serie de operaciones políticas y militares estratégicas basadas en su brillante conocimiento del terreno geográfico y humano. Desde 1964 hasta su muerte, Marulanda derrotó o eludió al menos siete importantes ofensivas militares financiadas con más de siete mil millones de dólares de ayuda militar usamericana, que incluía miles de “boinas verdes”, cuerpos especiales, mercenarios, más de 250.000 militares colombianos y 35.000 paramilitares integrados en escuadrones de la muerte.

A diferencia de Cuba o Nicarangua, Marulanda construyó una base masiva organizada y entrenó una dirigencia en gran parte rural; declaró abiertamente su programa socialista y nunca recibió apoyo político o material de los denominados “capitalistas progresistas”. A diferencia de los corruptos y codiciosos gánsteres de Batista y Somoza, que saqueaban y se retiraban bajo presión, el ejército de Colombia era un formidable aparato represor, altamente entrenado y disciplinado, reforzado además por homicidas escuadrones de la muerte. A diferencia de otros muchos famosos guerrilleros “de afiche”, Marulanda fue un auténtico desconocido entre los elegantes editores izquierdistas de Londres, los nostálgicos sesentaiochistas parisinos y los socialistas eruditos de Nueva York. Marulanda pasó su tiempo exclusivamente en la “Colombia profunda”; prefería conversar y enseñar a los campesinos y enterarse de sus quejas a conceder entrevistas a periodistas occidentales ávidos de aventura. En lugar de escribir manifiestos grandilocuentes y adoptar poses fotogénicas prefería la pedagogía popular de los desheredados, estable y poco romántica pero sumamente eficaz. Marulanda viajó desde valles prácticamente inaccesibles a cordilleras, desde selvas a llanuras, siempre organizando, luchando... reclutando y entrenando a nuevos líderes. Evitó presentarse en los “foros de debate del mundo” o seguir la ruta de los turistas izquierdistas internacionales. Nunca visitó una capital extranjera y cuentan que jamás puso los pies en Bogotá, la capital de la nación. Pero tenía un amplio y profundo conocimiento de las exigencias de los afrocolombianos costeños; de los indiocolombianos de las montañas y la selva; de las ansias de tierra de millones de campesinos desplazados; de los nombres y direcciones de los terratenientes maltratadores que brutalizaban y violaban a los campesinos y a sus familiares.

Durante las décadas de los sesenta, los setenta y los ochenta, numerosos movimientos guerrilleros se levantaron en armas, lucharon con mayor o menor capacidad y, luego, desaparecieron asesinados, derrotados (algunos incluso se convirtieron en colaboradores) o se integraron en los partos y repartos electorales. Poco numerosos, luchaban en nombre de inexistentes “ejércitos populares”; la mayoría eran intelectuales, más familiarizados con los discursos europeos que con la microhistoria, la cultura popular y las leyendas de los pueblos a los que trataban de organizar. Fueron aislados, rodeados y arrasados; dejaron quizá una herencia bien publicitada de sacrificio ejemplar, pero no cambiaron nada sobre el terreno.

Por el contrario, Marulanda encajó los mejores golpes de los presidentes contrainsurgentes de Washington y Bogotá y se los devolvió al cien por cien. Por cada pueblo arrasado, Marulanda reclutó a docenas de campesinos luchadores, enfurecidos y desamparados, y los entrenó con suma paciencia para que fuesen cuadros y comandantes. Más que cualquier ejército guerrillero, las FARC llegaron a ser un ejército de todo el pueblo: un tercio de los comandantes eran mujeres, más del setenta por ciento eran campesinos, si bien se les asociaron intelectuales y profesionales, que fueron entrenados por cuadros del movimiento. Marulanda fue un hombre venerado por su estilo de vida excepcionalmente sencillo: compartió la lluvia torrencial bajo cubiertas de plástico. Millones de campesinos lo respetaban profundamente, pero nunca practicó el culto a la personalidad: era demasiado irreverente y modesto, prefería delegar las tareas importantes a una dirigencia colectiva, con mucha autonomía regional y flexibilidad táctica. Aceptó un amplio abanico de opiniones sobre tácticas, incluso si discrepaba profundamente de ellas. A principios de los ochenta, muchos cuadros y líderes decidieron probar la vía electoral, firmaron un “acuerdo de paz” con el presidente colombiano, crearon un partido –la Unión Patriótica– e hicieron elegir a numerosos alcaldes y diputados. Incluso obtuvieron cuantiosos votos en las elecciones presidenciales. Marulanda no se opuso públicamente al acuerdo, pero no abandonó las armas ni “bajó desde las montañas a la ciudad”. Mucho más lúcido que los profesionales y los sindicalistas que se postulaban en las elecciones, Marulanda comprendía al carácter extremadamente autoritario y brutal de la oligarquía y sus políticos. Sabía que los gobernantes de Colombia no aceptarían nunca una reforma agraria justa sólo porque unos “pocos campesinos analfabetos los derrotasen en las urnas”. En 1987, más de 5.000 miembros de la Unión Patriótica habían sido asesinados por los escuadrones de la muerte de la oligarquía, entre ellos tres candidatos a la presidencia, una docena de congresistas y mujeres y alcaldes y concejales. Los supervivientes huyeron a la selva y se reincorporaron a la lucha armada o se marcharon al exilio.

Marulanda era un maestro a la hora de romper los cercos y evitar las campañas de aniquilación, sobre todo las que diseñaron los mejores y más brillantes estrategas del centro de contrainsurgencia de los Cuerpos Especiales del US Fort Bragg y de la Escuela de las Américas. A finales de los noventa, las FARC habían ampliado su control a más de la mitad del país y bloqueaban autopistas y atacaban bases militares situadas a sólo 65 kilómetros de la capital. Muy debilitado, el entonces presidente Pastrana terminó por aceptar negociaciones serias de paz, en las que las FARC exigieron una zona desmilitarizada y un programa que incluía cambios estructurales básicos en el Estado, la economía y la sociedad.

A diferencia de las guerrillas centroamericanas, que cambiaron las armas por cargos electorales, antes de deponer las suyas Marulanda insistió en la redistribución de la tierra, en el desmantelamiento de los escuadrones de la muerte y en la destitución de los generales colombianos implicados en las masacres, en una economía mixta basada en buena medida en la nacionalización de los sectores económicos estratégicos y en la financiación a gran escala de los campesinos para el desarrollo de cosechas alternativas a la coca.

En Washington, el presidente Clinton asistía histérico a aquel espectáculo y se opuso a las negociaciones de paz, en especial al programa de reformas, así como a los debates públicos abiertos y a los foros de debate organizados por las FARC en la zona desmilitarizada, a los que asistía numerosa la sociedad civil colombiana. La aceptación por parte de Marulanda del debate democrático, la desmilitarización y los cambios estructurales desenmascara la mentira de los socialdemócratas occidentales y latinoamericanos y de los universitarios de centroizquierda, que lo acusaron de “militarista”. Washington trató de repetir el proceso de paz centroamericano engatusando a los jefes de FARC con la promesa de cargos electorales y privilegios a cambio de que vendiesen a los campesinos y a los colombianos pobres. Al mismo tiempo Clinton, con el apoyo de los dos partidos del Congreso, hizo aprobar un proyecto de ley de apropiación de dos mil millones de dólares para financiar el mayor y más sangriento programa de contrainsurgencia desde la guerra de Indochina, denominado “Plan Colombia”. El presidente Pastrana dio por terminado de forma abrupta el proceso de paz y envió soldados a la zona desmilitarizada para que capturasen a la cúpula de las FARC, pero cuando éstos llegaron, Marulanda y sus compañeros ya se habían ido de allí.

Desde el 2002 hasta ahora, las FARC han alternado los ataques ofensivos y las retiradas defensivas, en especial desde finales de 2006. Con una financiación sin precedentes y un apoyo tecnológico ultramoderno de USA, el nuevo presidente Álvaro Uribe –socio de narcotraficantes y organizador de escuadrones de la muerte– adoptó una política de tierra quemada para ensañarse con el campo colombiano. Entre su elección en 2002 y su reelección en 2006, más de 15.000 campesinos, sindicalistas, trabajadores de derechos humanos, periodistas y otros críticos fueron asesinados. Regiones enteras del campo fueron vaciadas: de la misma manera que en la Operación Phoenix usamericana en Vietnam, se contaminó la tierra de cultivo con herbicidas tóxicos. Más de 250.000 soldados y sus compinches paramilitares de los escuadrones de la muerte diezmaron amplias zonas del campo colombiano controladas por las FARC. Helicópteros proporcionados por Washington bombardearon la selva en misiones de búsqueda y destrucción (que no tenían nada que ver con la producción de coca o con el envío de cocaína a USA). Al destruir toda la oposición popular y las organizaciones campesinas y al desplazar a millones de colombianos, Uribe logró empujar a las FARC hacia regiones más remotas. Al igual que había hecho en el pasado, Marulanda asumió una estrategia de retirada táctica defensiva, abandonando territorio para proteger la capacidad de lucha de los guerrilleros en el futuro.

A diferencia de otros movimientos guerrilleros, las FARC no recibieron ningún apoyo material del exterior: Fidel Castro repudió públicamente la lucha armada y buscó lazos diplomáticos y comerciales con gobiernos de centroizquierda e incluso mejores relaciones con el brutal Uribe. Después de 2001, la Casa Blanca de Bush etiquetó a las FARC de “organización terrorista”, presionando a Ecuador y Venezuela para que restringiesen los movimientos fronterizos de las FARC en busca de abastecimientos. El “centroderecha” de Colombia se dividió entre los que prestaban un “apoyo crítico” a la guerra total de Uribe contra las FARC y los que protestaban infructuosamente contra la represión.

Es difícil imaginar que un movimiento guerrillero pueda sobrevivir frente a una financiación tan masiva de la contrainsurgencia, un cuarto de millón de soldados armados por el imperio, millones de desplazados de sus tierras y un presidente psicópata vinculado directamente con una cadena de 35.000 miembros de escuadrones de la muerte. Sin embargo, sereno y resuelto, Marulanda dirigió la retirada táctica; la idea de negociar una capitulación nunca se le pasó por la mente, ni a él ni a la cúpula de las FARC.

Las FARC no tienen frontera contigua con un país que lo apoye, como Vietnam la tenía con China; tampoco goza, como Vietnam, del suministro de armas de la URSS ni del apoyo masivo internacional de los grupos occidentales de solidaridad, como los sadinistas. Vivimos en una época en la que apoyar a los movimientos campesinos de liberación nacional no está “de moda”; en la que reconocer que el genio de líderes campesinos revolucionarios que construyen y mantienen la auténtica masa de los ejércitos populares es tabú en los pretenciosos, locuaces e impotentes Foros Sociales Mundiales, cuyo “mundo” excluye regularmente a los campesinos militantes y para los que “social” significa el constante intercambio de mensajes electrónicos entre fundaciones financiadas por ONG.

Es en este ambiente tan poco prometedor frente a las pírricas victorias de los presidentes de USA y Colombia donde podemos apreciar el genio político y la integridad personal de Manuel Marulanda, el más grande campesino revolucionario de América Latina. Su muerte no generará afiches o camisetas para estudiantes universitarios de clase media, pero vivirá eternamente en los corazones y las mentes de millones de campesinos de Colombia. Se le recordará siempre como “Tirofijo”, un ser de leyenda al que mataron una docena de veces y, a pesar de ello, regresó a los pueblos para compartir con los campesinos sus vidas sencillas. Tirofijo fue el único líder que era realmente “uno de ellos”, que durante medio siglo se enfrentó al aparato militar y mercenario yanqui y nunca fue capturado o derrotado.

Los desafió a todos en sus mansiones, sus palacios presidenciales, sus bases militares, sus cámaras de tortura y sus burguesas salas de redacción. Murió de muerte natural, después de sesenta años de lucha, en los brazos de sus queridos compañeros campesinos.

¡Tirofijo, presente!

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Lecturas posmodernas (I): El Neo Imperialismo

Jorge Gómez Barata


Como un reptil que muda la piel, de adentro hacía afuera, el imperialismo mundial transita de la etapa en que estuvo vigente el Estado / Nación a una fase en la que la globalización económica y tecnológica, la homogenización cultural y la instalación del pensamiento único, demanda la adaptación de las estructuras de dominación al papel, la fuerza y los roles, correspondiente a cada uno de los actores. Mediante ese proceso, no exento de contradicciones, en correspondencia con las actuales y futuras dimensiones del poder, se edifica un nuevo imperialismo.

La disolución de la Unión Soviética señaló el fin de una época. Con ella desapareció la única fuerza con capacidad económica y militar para, a escala global, confrontar el poderío de los Estados Unidos y la OTAN y con potencialidades para retar al capitalismo como sistema y a la ideología liberal como dominante.

La culpa de la dirección soviética, de Stalin a Chernenko, no sólo fue haber incurrido en errores que asombran por su enormidad, sino aplazar las rectificaciones o no haber sido consecuente con ellas, fenómenos que terminaron por instalar en aquella sociedad, en su liderazgo y en sus instituciones, un frustrante inmovilismo. Gorbachov no pudo lograr lo que se propuso porque los propios defectos estructurales del sistema se lo impidieron. De no haber existido los déficit de democracia en el partido, los cuerpos legislativos y el Estado y de haberse forjado una sociedad civil realmente protagónica, hubiera sido posible salvar a la URSS.

En el instante mismo en que se disolvieron el campo socialista y la Unión Soviética y se ilegalizó el PCUS, se inició para el mundo la Era Unipolar y comenzó la construcción de la hegemonía norteamericana que conduce, no a mutaciones más o menos intrascendentes, sino a la formación de un imperio que ejerce no un liderazgo global, sino una virtual dictadura.

Aunque lo disimulan bien, los rectores del mundo de hoy: Estados Unidos y sus aliados del G-7, las mega corporaciones transnacionales y los círculos científicos mundiales, disponen de los recursos científicos, informáticos y financieros necesarios para comprender la actual coyuntura mundial y prever su desarrollo. Se trata de elites, aunque reaccionarias, calificadas y dispuestas a confrontar y anular todas las alternativas, incluso a la socialdemocracia reformista, cosa que explica la derechización neoliberal que se abre paso en Estados Unidos y Europa.

No obstante, no se trata como ocurrió en la década del treinta con el eje fascista Berlín-Roma-Tokio, de una desafortunada coyuntura en la que un atajo de fanáticos se apodera del poder y, por medio de la guerra, contra todo cálculo, tratan de alcanzar un dominio mundial imposible. Los de hoy, aunque como aquellos, carecen de escrúpulos y no vacilarán en dinamitar obstáculos y arrojar lastre, saben lo que quieren y disfrutan de la ventaja de que no existen adversarios globales que puedan impedirles alcanzar sus objetivos.

En la agenda de esas fuerzas, que nadie debe imaginar como una alianza orgánica, sino como corrientes convergentes, los componentes políticos e ideológicos internos son mínimos. En ninguno de los países desarrollados ni a escala del sistema en su conjunto, existen fuerzas ni corrientes políticas que representen amenazas reales o que pongan en peligro la supervivencia del capitalismo como sistema social.

Aunque en determinados países y a escala del sistema en su conjunto, existen situaciones puntuales que representan amenazas reales, incluso para la especie humana, no caben dudas de que las elites gobernantes, en unas áreas y países más que en otros, cuentan con las capacidades y los recursos necesarios para administrar las eventualidades que puedan presentarse. Los que crean que el capitalismo desarrollado puede perecer por sus crisis internas, implotar o derrumbarse como ocurrió con la Unión Soviética , están errados.

Aunque el nuevo proyecto imperial es denunciado y confrontado por personas ilustradas, bien informadas y con vasta experiencia política, ninguno cuenta con los recursos y la capacidad de acceso necesarias para penetrar hasta las profundidades del sistema y dilucidar los entresijos de la presente etapa en la que, desaparecida la Unión Soviética , desvirtuada la vigencia de la lucha de clases y neutralizado el desafío doctrinario que fueron el marxismo y el comunismo, las elites de poder mundial se dedican a construir la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados. Se trata de una especie de variante posmoderna de la “larga marcha” del nuevo imperio.

Lo que ahora está ocurriendo en ciertas áreas del Tercer Mundo, Irak por ejemplo, donde el imperio aplica la más primitiva de todas las recetas: la guerra y la ocupación, no forma parte del diseño del imperio postmoderno, sino que se trata de despachar ciertos asuntos pendientes y del aseguramiento de algunos recursos estratégicos, ahora tan importantes como irrelevantes en el futuro.

Tal comportamiento no necesariamente tendría que ser la regla. Quizás para asegurar el agua de la “triple frontera”, la floresta sudamericana, el uranio africano o la biodiversidad de los trópicos, no sea necesario acudir a procedimientos tan primitivos, sino que bastará con asegurar que estén en “buenas manos.”

El nuevo esquema de dominación que se construye requerirá de complejos ajustes en el sistema político mundial, para lo cual se necesita de un talento y una cohesión que no siempre ha existido y nadie puede garantizar que exista en el futuro. Según se ha dicho una elección de McCain sería como otorgar un tercer mandato a Bush, cosa que pone en peligro el propio proyecto imperialista.

El tema da para mucho más. Luego nos vemos.

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martes, 27 de mayo de 2008

El Presidente debe imponer orden

Antonio Peredo Leigue


Madrugada del sábado 24: grupos conducidos por matones, han logrado reunir suficiente cantidad de gente alrededor del estadio Patria de Sucre, para agredir a los policías militares que resguardan el lugar donde este domingo, el presidente Evo Morales Aima entregaría algunas obras. Estos grupos se han dedicado, toda la noche, a impedir el ingreso de las personas que quieren estar con el presidente. A duras penas, los efectivos lograron convencerlos de que dejasen salir a las mujeres y los niños. Los demás, serán golpeados, pisoteados y llevados hasta la plaza principal donde serán humillados.

Uno no puede más que recordar las acciones de los españoles contra los indígenas que luchaban por la libertad. Vuelven a repetirse las escenas en que Bartolina Sisa primero y luego Gregoria Apaza, fueron paseadas desnudas para escarmiento de los indios levantiscos. Pasaron más de doscientos años y la actitud de quienes siguen creyendo que los indios son sus pongos, no ha cambiado en nada.

La imposición delictiva
Las acciones de violencia que han ocurrido en Sucre desde el año pasado, han sido promovidas y ejecutadas por los grupos de poder económico y mediático que no se resignan a perder sus privilegios. En Santa Cruz, formaron la Unión Juvenil Cruceñista y, poco después, reprodujeron su modelo en otras ciudades de Bolivia, al amparo de los mal llamados comités cívicos, pues no tienen conducta cívica, sino prepotencia de clase. Primero, en noviembre y diciembre pasados, asaltaron los locales destinados a la Asamblea Constituyente e impidieron, a sus miembros, realizar sus sesiones para concluir la aprobación del texto de la nueva Constitución Política del Estado.

Con el propósito de avanzar en ese deber que les había confiado el pueblo de Bolivia, buscaron un lugar que les brindara tranquilidad y garantías. Fue el liceo militar de La Glorieta –no un cuartel, como estigmatizan opositores envenenados con su propia palabra-, el local que les daba esas seguridades. Hasta allí llegaron los provocadores, en tanto y a la vez, promovían desórdenes en la propia ciudad. Tres personas murieron como resultado de tales desmanes que no se satisficieron con esa hazaña criminal, sino que invadieron los locales policiales, quemaron escritorios, documentos, ordenadores y el parque automotor. Tienen, además, la desvergüenza de acusar al gobierno de esos daños. En tanto, el Ministerio Público no tiene ningún interés en hacer la investigación que permita acusar a los verdaderos responsables.

El delito se posesionó de Sucre desde entonces. Faltos de pretexto, incluso cometieron robos en los domicilios de quienes los patrocinan.

Ahora han vuelto a las andadas. El llamado comité interinstitucional exigió, al Presidente de la República , que pida perdón por los muertos del año pasado. Los provocadores de esos hechos no fueron miembros de gobierno, no fueron las fuerzas del orden, no fueron militantes ni simpatizantes del MAS. Fueron los provocadores promovidos y sostenidos por los comités cívicos.

Agresión y humillación
Delincuentes armados con cuchillos, con piedras, con dinamita, con todo lo que pudieron, acosaron de tal forma, que los policías militares fueron retirados del estadio Patria, para evitar mayores desmanes.

Inútil previsión. Apedrearon a los soldados, cuando se retiraban. Luego, tomaron como rehenes a 30 campesinos. Los buscaron en sus alojamientos, los desnudaron y los llevaron hasta la plaza principal, donde los obligaron a ponerse de rodillas, mientras coreaban insultos y humillaciones.

Los dirigentes comiteístas, sin ningún rubor, vuelven a acusar al gobierno de ser causante de esta violencia. ¿De qué forma?, ¿talvez poniendo provocadores entre la gente pacífica que manifestaba su descontento?, ¿quizás infiltrándose en el llamado comité interinstitucional? Nadie puede dudar que la violencia proviene de esos grupos que se desesperan ante el avance de un pueblo que quiere el cambio. A ese pueblo, los poderosos de ayer, le han declarado la guerra. Y, en la misma actitud prepotente del corregidor Sebastián Segurola, pasean sus presas por las calles que los indios se atrevieron a pisar.

¿Para qué? Para impedir que el presidente Evo Morales vaya a Sucre. ¡Qué pena que, el presidente de Bolivia, no pueda llegar a un a ciudad boliviana!

El orden necesario
Son muchas las acciones delictivas de estos grupos. Acciones que se han producido en Santa Cruz, en Tarija, en Cobija, en Cochabamba y en Sucre. El gobierno ha querido mostrar disposición al diálogo. Pero esa disposición, ellos la consideran debilidad. Se ha sobrepasado toda medida de paciencia.

Es urgente tomar medidas de control. No puede permitirse que, el país, quede en manos de estos delincuentes. Si el Ministerio Público no cumple con su función, hay que tomarle cuentas. ¡Que no se confunda tolerancia, con debilidad! ¡No se pueden permitir más desmanes como los que protagonizaron estos delincuentes en Sucre!

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Computadoras de destrucción masiva

Luis Britto García


El ejército de un país invade al vecino, bombardea, destruye y asesina. Quienes dirigieron la invasión son condenados por crímenes de guerra y ahorcados; su presidente Adolfo Hitler se salva descerrajándose un tiro.

El ejército de un país invade al vecino, bombardea, destruye y asesina. Quienes dirigieron la invasión andan sueltos; su Presidente Uribe pretende rematar a las víctimas descerrajándoles un computador de destrucción masiva.

En el país del realismo mágico es normal que el Presidente finja encontrar computadoras maravillosas que resisten un bombardeo que asesinó 24 prójimos. Lo que deja atónito al mundo es que el criminal llame a INTERPOL para que investigue a sus víctimas en lugar de investigarlo a él.

No extraña que INTERPOL le siga el juego. El ex jefe de ese cuerpo, Jack Selebi renunció el 13 de enero de 2008 por corrupción. El nuevo jefe Ronald Noble, guardaespaldas de Bill Clinton en sus correrías íntimas, presenta como credencial encubrir a su jefe negándose a declarar ante la Comisión del caso Mónica Lewinsky, porque “hay situaciones en las cuales uno no hace eso”.

El artículo 3 de los Estatutos de INTERPOL prohíbe “rigurosamente” a dicho cuerpo intervenir en cuestiones de carácter “político y militar”. Violándolo flagrantemente, Ronald Noble valora supuestas pruebas obtenidas durante una agresión militar, legitima anticipadamente el crimen de guerra como “operación de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”; afirma sin fundamento que “Las ocho pruebas instrumentales de carácter informático decomisadas a las FARC eran propiedad de Raúl Reyes, nombre de guerra de Luis Edgar Devia Silva”, y condena políticamente a las víctimas afirmando “Las FARC han sido declaradas organización terrorista por Colombia, otros gobiernos e INTERPOL”, aunque no hay definición de “terrorismo” aceptada internacionalmente ni organización facultada para aplicarla.

Tras destruir así su propia credibilidad, Ronald Noble aniquila la de las computadoras mágicas. En su Informe concluye que entre el 1 y el 3 de marzo de 2008 “el acceso a los datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de la ley”.

Así reconoce que las autoridades colombianas accedieron al contenido de las computadoras, y que quien accede, también introduce, modifica y elimina. Según el mismo Informe, “El acceso directo puede complicar en gran medida el proceso de validación de las pruebas para presentarlas ante los tribunales, porque en este caso los funcionarios de las fuerzas del orden deben demostrar o probar que el acceso directo que efectuaron no afectó materialmente a la finalidad de las pruebas”.

A accesos directos que invalidan pruebas, archivos maravillosos que entran sin invitación. Así, el informe de INTERPOL afirma: “83. En los archivos de la prueba instrumental decomisada N° 26, un ordenador portátil, se presentaban los siguientes efectos producidos el 1 de marzo de 2008 o en fechas posteriores: Creación de 273 archivos de sistema Apertura de 373 archivos de sistema y de usuario Modificación de 786 archivos de sistema Supresión de 488 archivos de sistema.” Ni siquiera en computadoras mágicas pueden crear o modificar archivos insurgentes que llevan días asesinados.

A computadoras mágicas, archivos prodigiosos. El Informe de INTERPOL “revela” que en ellas aparecieron “2.110 archivos cuyas fechas de creación oscilan entre el 20 de abril de 2009 y el 27 de agosto de 2009; 1.434 archivos cuyas fechas de última modificación varían entre el 5 de abril de 2009 y el 16 de octubre de 2010” . Sus supuestos autores no sólo los crearon después de asesinados: también viajaron al futuro para redactarlos en fechas que no han llegado.

Mentir no cuesta nada, exagerar cuesta la verosimilitud. El Informe Forense de INTERPOL afirma encontrar “más de 600GB de evidencia incautada, 600 GB de datos, 37.872 documentos escritos, 452 hojas de cálculo, 210.888 imágenes, 22.481 paginas Web, 7.989 direcciones individuales de correo electrónico, 10.537 archivos de multimedia de sonido y video, 983 archivos encriptados, en términos teécnicos” y añade que “Este volumen de datos correspondería a 39.5 millones de páginas Microsoft Word”. Para escribir estas 39.500.000 páginas, a razón de cien por día, Raúl Reyes hubiera requerido 10.029 años, y nacer 8 mil años antes de Cristo, antes de la invención del alfabeto.

A mentiras inverosímiles, verificaciones invalidadas. En su informe, Ronald Noble aclara que “La verificación realizada por INTERPOL de las ocho pruebas instrumentales citadas no implica la validación de la exactitud de los archivos de usuario que contienen, de la interpretación que cualquier país pueda hacer de dichos archivos, ni de su origen. Es perfectamente sabido que, a efectos de los organismos encargados de la aplicación de la ley, las conclusiones sobre la veracidad o exactitud del contenido de cualquier prueba se establecen en el marco de un procedimiento judicial de ámbito nacional o internacional, o bien por parte de una comisión especialmente designada y con jurisdicción sobre el asunto en litigio”.

A falta de validación de exactitud y de origen, prueba nula. Y a prueba nula, contenido disparatado: los “avances” del gobierno colombiano sobre las computadoras mágicas fabulan compras de 50 kg de uranio para “desestabilizar estratégicamente la región”, deliran que números como “ 300” significan “millones”; en 35 millones de supuestos documentos de un movimiento de oposición no localizan ni una línea que incrimine al gobierno colombiano.

Más fácil se descubre un embustero que un ladrón. Peor que ladrón: inventor de “computadoras de destrucción masiva” como pretextos para invadir países hermanos.

La cortina de humo de las computadoras de destrucción masiva se lanza en sospechosa coincidencia con la víspera de la Cumbre entre América Latina y la Unión Europea. El 16 de mayo el ejército colombiano invade Venezuela y se retira a las pocas horas. Poco después, un avión militar estadounidense invade espacio aéreo venezolano. El embajador de Estados Unidos en Colombia amenaza trasladar la base de Manta para Perijá. En sospechosa coincidencia con la Cumbre para la instalación de UNASUR, el Fiscal General de Colombia resucita las computadoras de destrucción masiva para reclamar la extradición de ciudadanos venezolanos por vínculos con las FARC tan supuestos como las computadoras que los mencionarían, ignorando palmariamente que no hay extradición por hechos políticos, y menos de nacionales.

Los criminales de guerra tapan sus crímenes con cortinas de humo, y usan cortinas de humo para ejecutar nuevos crímenes.

Guerra avisada no mata pueblo preparado.

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lunes, 26 de mayo de 2008

¿Pan o coches?

Juan Gelman


Argentina, 1988: la inflación galopaba a 100 por segundo y no era infrecuente comprar un producto en algún súper que, al llegar a la caja, en 10 metros, un minuto y dos de espera, había aumentado de precio. Una mujer anunciaba por altavoz la escalada con tonos impiadosos y los clientes apuraban la compra. Parecía la Alemania de 70 años atrás, cuando viajar en un tranvía costaba millones de marcos. El fenómeno sigue presente en todo el mundo: el precio de los alimentos se empina y las explicaciones abundan. Es el aumento del precio del petróleo, afirman algunos. Son los bioenergéticos, opinan otros y abren un debate que se da en varios rincones del planeta.

El presidente W. Bush ha declarado: “Como se sabe, yo soy del etanol” (The Indian Star, 2-5-08). Pero el estado de Iowa, que el año pasado obtuvo una cosecha de cereales cuyas calorías sumadas podían alimentar a todos sus habitantes durante 85 años, no tardará en importarlos: la mayoría del grano obtenido alimenta a los motores que funcionan a etanol. El precio de los alimentos aumenta de Marruecos a Brasil y de Pakistán a Australia y aparece el dilema: ¿nafta para recorrer 1500 kilómetros con el auto o para alimentar un año a una persona? Hamlet dice, siempre dice, “Ser o no ser, ése es el dilema”.

La New Fuels Alliance, un grupo que propugna el uso de los bioenergéticos, señala en un informe que no hay conflicto entre su uso y la producción alimentaria: “La escasez de alimentos del Tercer Mundo –dice– se debe sobre todo a cuestiones políticas y sociales como la pobreza, la corrupción de los gobiernos y una distribución ineficiente. El precio de los cereales tiene poco impacto en la disponibilidad de alimentos del Tercer Mundo. El aumento de esta disponibilidad per cápita ha alcanzado un hito histórico” (klprocess.com). Lástima que así no sea. La disponibilidad mundial de alimentos por persona ha descendido en los últimos años: “La agricultura no cubre las necesidades nutricionales y ahora se le pide que además llene los tanques de los vehículos”, señala el especialista Stan Cox (www.alternet.org, 9-5-08). El Banco Mundial concuerda: un estudio reciente del organismo indica que la mayor parte del aumento de la cosecha mundial de maíz en el período 2004/2007 (cuando su precio subió abruptamente) fue destinada a la elaboración de bioenergéticos en EE.UU.

Jean Ziegler, ex diputado del parlamento suizo y actual Relator Especial para el Derecho a la Alimentación de la ONU, ha documentado los casos de expulsión forzada de pequeños agricultores en Brasil, Argentina y Paraguay, expulsión que los grandes productores de soja alientan y ocasionan (www.righttofood.org). No es difícil prever que habrá más presión sobre los campesinos con cultivos de subsistencia de América del Sur.

El investigador Joachim von Braum asienta en un reciente estudio del Instituto Internacional de Investigaciones de las Políticas de Alimentación que los campesinos pobres de Bolivia, Bangladesh, Zambia y Etiopía sólo venden del 1 al 4 por ciento de los comestibles que se negocian en el mercado interno y a la vez compran del 10 al 22 por ciento de la producción comercializada (www.ifpri.org). El estudio estima que cada aumento del 1 por ciento de los precios suma 16 millones de personas al muy extenso territorio del hambre mundial. Como señala un informe del Worldwatch Institute: “En materia de granos, hay una competición entre los 800 millones de automovilistas y los dos mil millones de los más pobres que tratan simplemente de sobrevivir” (www.earth.po licy.org, 4-1-07).

La llamada globalización de la economía acentuó, en realidad, la globalización de la pobreza y el hambre. Al inefable Henry Kissinger se le ocurrió que las hambrunas podían ser un buen instrumento para el “control de la población”. Dos siglos y medio antes ya lo había propuesto Jonathan Swift en “Una modesta proposición”, sátira feroz sobre las condiciones sociales de su época. Que no han cambiado mucho, apenas si se han agravado.

La FAO, el organismo de la ONU para la agricultura y la alimentación, ha estimado que el precio de los cereales aumentó un 88 por ciento desde marzo del 2007, el del trigo un 181 por ciento en los últimos tres años y el del arroz un 50 por ciento en el trimestre que pasó. En su informe “Perspectivas alimentarias”, que dio a conocer esta semana en Roma, subrayó la proximidad de nuevas hambrunas en los países pobres: “Estamos enfrentando el riesgo de que el número de personas que padecen hambre aumente en muchos millones”, expresó Hafez Ghanem, subdirector general de la FAO (AFP, 22-5-08). Hace años ya, en una pared de Buenos Aires, alguien pintó este consejo: “Combata el hambre y la pobreza. Cómase a un pobre”.

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domingo, 25 de mayo de 2008

Sobre la iniciación y los cuentos

Kintto Lucas

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con CUENTOS,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con CUENTOS,
que el llanto del hombre lo taponan con CUENTOS,
que los huesos del hombre los entierran con CUENTOS.
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los CUENTOS.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los CUENTOS...
y sé todos los CUENTOS.

León Felipe

La iniciación en cualquier ámbito es un hecho importante, trascendente. Cuando uno se inicia en algo se supone que reafirma sus convicciones.

El referéndum sobre la nueva Constitución será mi iniciación como votante en Ecuador, luego de haber recibido la ciudadanía ecuatoriana. Será en un evento trascendente, esperado, porque los que creemos en un proceso de cambio esperamos que la nueva Constitución siente bases de transformación. Imaginamos que una Asamblea Constituyente soberana como ésta, puede ser columna fundamental de una nueva institucionalidad.

La participación que ha existido de las gente en las distintas mesas dio crédito a la esperanza, los artículos sobre soberanía territorial elaborados por la Mesa 9 aportan en el mismo sentido, los derechos de la naturaleza otorgan más credibilidad a una propuesta progresista, la ley tributaria, el mandato minero, el mandato sobre la tercerización, la amnistía como forma de ejercer una justicia más justa, los artículos sobre Principios de las Relaciones Internacionales… En fin… hay mucho.

Mucho se aportó y se aporta a la esperanza desde la Asamblea Constituyente , por lo que he ido construyendo en la imaginación que esa iniciación será en positivo, con un sí por la nueva Constitución y por el cambio

Por ahora mantengo viva la esperanza y ese pensamiento en positivo, pero hay cosas que me preocupan y ojala no terminen desdibujando una propuesta progresista, no terminen empujándome al negativo.

El capítulo sobre Soberanía Alimentaria presentado para primer debate es un retroceso en un tema fundamental de estos tiempos, abriendo la puerta a los transgénicos entre otras cosas.

Los artículos sobre trabajo quedaron en falta al no promover la organización de sindicatos por rama de la producción como ocurre en los países con avanzada legislación laboral y donde los sindicatos han sido fundamentales en las luchas populares. A eso se suma la división arbitraria entre trabajador manual e intelectual, contradiciendo al propio Marx, y la eliminación de la solidaridad de clase o huelga solidaria.

La idea de algunos de casi eliminar el IESS terminando con la contribución patronal y el sistema solidario, y financiándolo con impuestos a todos los ciudadanos tampoco es nada progresista que digamos.

No espero una Constitución revolucionaria porque no estamos haciendo ninguna revolución. Espero sí una Constitución de quiebre porque creo y aspiro a que estemos viviendo un proceso de cambios bastante profundos, transformador tal vez. Con múltiples contradicciones, con errores varios, con presiones que buscan torcer el cambio desde adentro del gobierno y desde afuera, con ciertos oportunismos y acomodos, con algunas figuritas poco confiables para un cambio, con muchos cuentos como diría León Felipe, pero un proceso de cambios.

Por eso sigo confiando en el proceso, sigo creyendo que finalmente podremos caminar en positivo en el referéndum, pero no podemos dejarnos dormir con cuentos, porque hay cuenteros que tienen la capacidad de destruir todo y pueden transformar la nueva Constitución en una vieja, o sea en otro cuento…

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sábado, 24 de mayo de 2008

Hambre y piojos

Osvaldo Bayer


Interesante. Acaba de ocurrir en esta Alemania. Gobernada, como la califican los sociólogos de fuste, por una coalición de la izquierda “moderada” (las comillas son mías) y la derecha moderada. (La derecha siempre es moderada, en la Argentina hubo “pensadores” que calificaron a Videla de gobernante “moderado”.) Es decir, en Alemania el gobierno está compuesto por demócratas cristianos y socialdemócratas. Pues bien, el ministro de Trabajo, Olaf Scholz, salió a leer un documento oficial ante los periodistas. En ese documento, estudiado y redactado por organismos oficiales, se señala que en el 2007, en Alemania –el país mejor organizado económicamente de Europa– ha avanzado la pobreza y, al mismo tiempo, avanzado la riqueza. Se señala en ese estudio que en Alemania el 13 por ciento de la población está bajo el nivel de pobreza, y otro 13 por ciento no cae en la pobreza porque cobra del Estado ayuda por niño o el seguro de desocupación.

¿Pero cómo? ¿Acaso Fukuyama no nos aseguró que el capitalismo, por sí mismo, iba a solucionar todos los problemas económicos del mundo? ¿Qué podemos esperar si Alemania va para atrás? Claro, en lo que respecta sólo a los pobres, porque el mismo estudio oficial señala que los ricos van para adelante, a toda vela. Palabras textuales del ministro Olaf Scholz: “La tijera entre pobres y ricos se ha abierto más aún”. Bien, aquí podríamos preguntarle al ministro por qué con esa tijera no le cortan las alas al sistema económico que aplican. “Las ganancias de los ricos crecieron –agregó el ministro– y la clase media se ha estancado.” Tal cual. Y agregó: “Es deprimente, en especial, que haya crecido el número de los que trabajan y a pesar de ello se encuentran en situación de riesgo de caer en la pobreza”.

Por supuesto, algunos lectores dirán que los pobres en Alemania no son tan pobres como en la Argentina. En la Argentina nuestros pobres viven en “villas de emergencia”, como el idioma oficial las denomina, eliminando la palabra de la sabiduría del pueblo, que las llama “villas miseria”. Los pobres en Alemania viven en casas. Pero igual, la humillación de la diferencia es la misma. Se nota en los supermercados de aquí entre quienes todos los días compran nada más que fideos o papas y no salen jamás de vacaciones y todos los otros que aprovechan las exuberancias perversas de la sociedad de consumo y que ahora van en jets privados a sus vacaciones en la Costa Azul. Sí, hay cada vez más jets privados.

Hasta se llega a esto, que tendría que darnos vergüenza a todos como seres humanos: en Munich se acaba de inaugurar la feria de los ricos, sí, para millonarios, Luxurious Fair, tal cual el nombre con que se anuncia. La entrada cuesta nada menos que 35 euros y se vende lo más exquisito y exótico que la mente humana pueda imaginar. Por ejemplo: handies de lujo de oro puro y adornados con diamantes. El pequeño aparato está dentro de un estuche en madera de arce de azúcar. El modelo “red devilkin of the stars” fue comprado por un industrial alemán en 149.000 euros para regalárselo a su hija cuando ella terminó su secundario. La socióloga alemana Ricarda Junge se pregunta en un artículo titulado “Nosotros, forjadores de la felicidad”, ante la nueva estadística de la pobreza: “¿Por qué el 26 por ciento de nuestra población debe vivir en la pobreza o marginada? ¿Es nuestra culpa? ¿O nos explicamos todo como los norteamericanos puritanos que se rigen por la regla: Dios premia a los buenos con la riqueza y castiga a los malos con hambre y piojos?”.

Una pregunta concreta de la socióloga. ¿Cómo la responderían nuestros obispos?

Eso sí, armas, más armas. En vez de repartir el pan nuestro de cada día, se fabrican más armas y se siguen haciendo grandes negocios con ellas. Las estadísticas enferman. Entre el 2001 y el 2006 los gastos militares mundiales crecieron un treinta por ciento, y ese año 2006 fueron de 1179 billones de dólares. Cínicamente se habla de que el mundo está en tiempos de “paz fría”. La mitad de esos gastos corresponden a Estados Unidos, 528 mil millones de dólares. Luego, le siguen China, la India, Pakistán, Indonesia y Rusia. Alemania es el tercer país que más exporta armas, 7,7 mil millones de Euros. Sólo lo anteceden Estados Unidos y Rusia.

Para fabricar esas armas y tantos productos superfluos, el ser humano ha destruido su propia naturaleza. Lo dicen los expertos de Naciones Unidas en su documento “Advertencia antes de la catástrofe”. Naturaleza destruida, tala de bosques, desaparición de la vida silvestre, catástrofes climáticas, a esto último lo hemos visto en las imágenes televisivas de los últimos días, en todos sus horribles detalles. El ecologista Joachim Wille lo ha definido todo en una corta frase: “La multiplicidad de las especies biológicas desaparece dramáticamente, porque con la destrucción de la naturaleza se gana mucho dinero”. Está todo dicho. El presidente de Alemania, Horst Köhler, ha mirado más allá y manifestó por fin la verdad: “Los bancos han convertido a los mercados financieros mundiales en un monstruo. Debemos ponerle barreras”. Ojalá que esa advertencia no sólo la haya dicho porque muy pronto está en juego su reelección.

De Italia siguen llegando noticias que asustan a los alemanes. “Ya de Italia no llegan ni siquiera buenos tenores, ahora vienen de Latinoamérica”, ha dicho con sorna un comentarista alemán. Las organizaciones de derechos humanos de Europa están preocupados por el crecimiento del neofascismo italiano. Y remarcan las iniciativas de Berlusconi: más policía y expulsión de los inmigrantes “ilegales”. Esto último es vergonzoso para un país que en su historia se salvó por la cantidad de emigrantes que envió al exterior, muchos de los cuales ayudaron a sus familias enviando dinero a la vieja patria. Berlusconi tendría que aprender que la única salida humana para retener la ola de pobres que va inundando Europa desde el Tercer Mundo es invirtiendo en esos países, creando nuevas fuentes de trabajo. No, Berlusconi es el demagogo que cree que con la expulsión de los abandonados del mundo y con más policía va a solucionar sus problemas económicos.

Pero no le va a resultar fácil a Berlusconi volver solapadamente a los tiempos del Duce. Hay una juventud que no se rinde. Por ejemplo, los más de diez mil jóvenes que concurrieron en Verona la semana pasada a recordar a Nicola Tommasoli, muerto a patadas por los neofascistas de la ciudad de Romeo y Julieta. Y también los jóvenes que asistirán al concierto que se dará mañana domingo en la Escuela de Música de Treviso en recuerdo de Bruno, mi nieto, que prefirió tener alas para ser nube en vez de soportar una sociedad de la alcahuetería y del sobado del poder.

Pero no sólo hay noticias malas en el mundo. De la Argentina me llega una noticia que me llena de alegría: se hizo justicia con los ajeros, los humildes recolectores del ajo en Mendoza. Se reincorporó a los cesantes. Fue porque en ningún momento abandonaron la lucha. Y otra más: la ciudad de Concordia, a través de sus representantes, eliminó el nombre de Julio Argentino Roca en su costanera y le puso el de Pueblos Originarios. Eso se llama coraje civil. La vida no se rinde.

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viernes, 23 de mayo de 2008

La derecha se internacionaliza

Héctor Gomorra


Un principio ineludible para un correcto análisis social es enfocar las cosas como parte de un proceso histórico, y nunca como coyunturas. Así, la reciente crisis ocurrida en Sudamérica viene de un proceso de años en el cual Colombia, controlado por una élite política ultraderechista, se está hundiendo en una espiral de violencia que ha sido usada de pretexto para militarizar al país, dejarlo bajo control del Tío Sam y con ello convertirlo en un enclave de intervención para las corrientes progresistas que se animan cada vez más a levantar la cabeza. Era pues inevitable que Colombia se convirtiera finalmente en un punto de conflicto con estas naciones.

Los medios, como siempre, dan la visión que corresponde a los intereses del gran dinero.

El antecedente inmediato es la querella entre el gobierno de Venezuela y el de Colombia respecto al asunto de la liberación de rehenes por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El gobierno de Álvaro Uribe -fiel servidor de los intereses de Estados Unidos- apartó a Hugo Chávez de su labor de intermediación usando un pretexto bastante cuestionable –por decir lo menos- por la sencilla razón de que no estaba interesado en conseguir ninguna liberación; ello habría dado a su pueblo la idea de que el camino es la negociación y no la confrontación (que fue la bandera con la que Uribe llegó a la presidencia).

Los sucesos que siguieron al envío de ese correo mostraron que las FARC entendían bien tal estrategia y lograron finalmente dos entregas de rehenes, en ambas ocasiones a través del gobierno venezolano. Era evidente que con ello la guerrilla colombiana había dado un duro golpe propagandístico a la política de “los aplastaremos sin negociar nada” de Uribe. Por ello los medios se encargaron de diluir el significado de este suceso y se dedicaron a poner mayor énfasis en las difíciles condiciones en las que los rehenes decían haber estado viviendo (cosa que desde luego no debe ser zanjada como si nada). Asimismo se encargaron de especular mucho sobre el estado de Ingrid Betancurt , cautiva que ha alcanzado notoriedad porque también Francia insiste en su liberación (tiene ciudadanía colombiana y francesa). Los medios dieron siempre amplia cobertura a la situación de esta persona como parte de la estrategia para presentar a las FARC como terroristas inhumanos.

Evidentemente ni los locutores ni sus expertos invitados reflexionaron jamás sobre el hecho de que los terroristas normalmente no secuestran gente: la masacran intencionalmente. Tampoco se preguntaron seriamente si, dados los resultados hasta ese momento, Uribe debería cambiar su política guerrera y flexionar su postura. Desde luego, el secuestrar gente es algo que no me parece adecuado en un movimiento insurgente que desea un mundo mejor, y las liberaciones son sanas; pero sólo esta parte de la cuestión ha sido presentada en los medios como el único análisis pertinente.

La segunda entrega de rehenes dio como resultado un incremento en las voces que insistían en que eso demostraba que la vía era la negociación. Además el gobierno de Francia aumentó la presión para la liberación de Ingrid Betancourt.

A pesar de la propaganda, las liberaciones fueron un golpe fuerte a la imagen de Uribe fabricada mediáticamente, y era de esperarse que no se quedaría de brazos cruzados.

Y llegó el golpe: el sábado 1º de marzo el ejército Colombiano invadió territorio de Ecuador y atacó un campamento de las FARC. Entre los varios muertos estaba el número 2 de la organización, conocido como Raúl Reyes, quien además tenía ya presencia internacional por ejercer una función de portavoz y representante político. Está ya bien determinado que el ataque tuvo dos vertientes: bombardeo aéreo y tropas de tierra llevadas por helicópteros.

Ahora bien, el actual presidente de Ecuador, Rafael Correa, no es ningún pusilánime y de inmediato protestó, se negó a aceptar las disculpas del gobierno de Colombia canceló relaciones, expulsó al embajador y desplegó tropas en la zona fronteriza. El gobierno de Venezuela de inmediato condenó el ataque, criticó duramente al gobierno de Colombia y también desplegó tropas en su frontera.

Antes de seguir adelante es necesario resaltar que desde el principio el gobierno de Uribe se dedicó a mentir: primero afirmó que durante el ataque no se violó en momento alguno la soberanía de Ecuador (primera mentira); en su primer mensaje sobre el hecho, Uribe agradeció Correa y dijo que lo mantuvo al tanto de los hechos (segunda mentira). Más tarde se aseguró que las milicias colombianas sí habían entrado a territorio ecuatoriano, pero que lo habían hecho en persecución de los guerrilleros y en todo momento actuaron en defensa propia (tercera mentira), cuando ya es sabido que se trató de una matanza. Testimonios de sobrevivientes confirmaron que fueron atacados mientras dormían, los cadáveres recuperados mostraban el clásico tiro de gracia y las necropsias han permitido encontrar huellas de tortura.

Pero hay otra cosa: el gobierno de Uribe lanzó acusaciones a los gobiernos de Ecuador y Venezuela de tener vínculos con las FARC y adujo que esto se basa en información encontrada en una computadora de Reyes. Los gobiernos aludidos han negado tales acusaciones.

Hasta aquí la línea general de hechos. Vamos a desmenuzarlos, y para ello es necesario, como siempre, irnos al proceso histórico.


El “terrorismo” y el “narcotráfico” de las FARC
Y creo que un punto necesario para arrancar es abordando un punto que es quizá el más importante, porque sobre él se apoya toda la propaganda que sesga nuestro entendimiento de esta crisis. Ese punto, que para muchos es algo así como un dogma de fe, reza así: las FARC están ligadas al narcotráfico y son terroristas. Veamos.

Quien conoce un poco la historia reciente de América Latina, los movimientos de insurgencia y sus dictaduras, reconoce en esto una estrategia bastante usual. Recordemos que sobre todo a partir de la Guerra Fría el Tío Sam ha desarrollado una forma de propaganda que justifique ante los ojos de sus ciudadanos su intervención en países que buscan la democracia y la autodeterminación. Esta estrategia es crear un enemigo con el cual asustar a la gente. Durante la Guerra Fría ese fantasma era la “amenaza comunista”; con ella se justificaron por ejemplo la devastación del Sudeste Asiático o el haber organizado y apoyado dictaduras por todo el Tercer Mundo.

Cuando la Unión Soviética despareció y se creó el mito de la “caída del comunismo”, fue necesario inventar nuevos enemigos. Entonces se recurrió al narcotráfico y con esta excusa se creó por ejemplo el Plan Colombia, que convirtió a ese país en el país más represor de todo el hemisferio (palabras de Noam Chomsky, no mías). Estudios al respecto han resaltado que el enorme negocio de la droga apunta hacia las oligarquías ligadas a los sucesivos gobiernos derechistas y no hacia la guerrilla. Es ya evidente que las drogas son desde hace muchos años el pretexto con el cual Estados Unidos ha intervenido en Colombia apoyado a los sucesivos gobiernos autoritarios para combatir a la guerrilla (una buena referencia es “El Plan Colombia”, artículo de Chomsky que se obtiene sin problema en varios sitios de internet).

A pesar de la enorme cantidad de dinero que ha invertido el gobierno estadounidense, la guerrilla no sólo no ha caído, sino que sigue fuerte, contrario a lo que los medios tratan de hacer creer para apoyar las afirmaciones de Uribe de que su política bélica (con la cual logró la presidencia) está dando frutos. Incluso es válido suponer que de no ser por el enorme apoyo de Washington, la guerrilla habría ya extendido mucho su dominio territorial e incluso quizá, hacerse con el poder.

Ahora debemos agregar otras cuestiones relacionadas. Dentro de la estrategia de inventar enemigos para asustar a la población, después del narcotráfico se creó uno más: el terrorismo. Los atentados de 2001 en New York (cuyo trasfondo es cada vez más oscuro) fueron definitivos para imponer este nuevo fantasma mundial. Muchos gobiernos (evidentemente incluidos los sucesivos de México hasta la actualidad) se alinearon de inmediato a este esquema discursivo. Estados Unidos tiene su lista de grupos a los que califica de terroristas, entre los cuales evidentemente están las FARC y otros movimientos de insurgencia como el Hezbollah libanés y hasta el EZLN de acá.

No está de más decir que se trata de una clasificación hipócrita, de doble moral, selectiva y con fines únicamente propagandísticos. ¿Por qué? Terrorismo no significa sólo usar la violencia, sino ciertas formas específicas de usarla. Este concepto se refiere a grupos que realizan acciones de violencia extrema PRINCIPALMENTE CONTRA LA POBLACIÓN CIVIL con el fin de inculcar un temor que tenga efectos disuasivos. Las FARC o el EZLN no atacan a la población civil. Las primeras indudablemente se han visto involucradas en acciones donde han muerto civiles, durante enfrentamientos con los paramilitares o el ejército.

En tales casos el gobierno colombiano ha armado propagandas para culpar exclusivamente a las FARC de los hechos y con ello “demostrar” que son terroristas, pero los detalles de estos sucesos pueden saberse por otras fuentes. Investigaciones serias han encontrado que la mayoría de las muertes civiles han sido por los paramilitares, que siempre gozaron de impunidad.

Cierto es que organizaciones humanitarias han criticado a las FARC por no tener el debido cuidado en estas operaciones para salvaguardar la vida de civiles, y la organización –hasta donde sé- ha ofrecido disculpas, que desde luego no remedian nada y no les eximen de responsabilidad. Sin embargo es claro que no toda la responsabilidad les corresponde, aunque así lo manejan los medios porque se trata de fabricarles una imagen de terroristas a los ojos de millones de nosotros que no nos preocupamos por investigar más cuidadosamente y nos conformamos con los alquilones de la radio y tele…tanto de aquí como de CNN, BBC o demás, que son lo mismo.

Por otro lado, el gobierno USA jamás incluye en su lista de terroristas a organizaciones con cuya creación y funcionamiento está directamente vinculado, como los “contras” que diezmaron a la población rural en Nicaragua (aspecto reconocido hasta por la Corte Penal Internacional, que condenó a USA por ello); ni a los escuadrones de la muerte salvadoreños, que se dieron vuelo masacrando campesinos, curas progresistas y periodistas; ni a los “ kaibiles ” guatemaltecos, que hicieron lo propio durante las cuatro décadas de terrorismo de Estado que vivió ese país; ni a la Alianza del Norte afgana, que apoyó a Bush en su invasión de 2001 y que además de haber perpetrado horribles masacres es (ella sí) una enorme organización narcotraficante, que le devolvió a Afganistán el primer lugar en el tráfico de estupefacientes luego de que USA “liberó” la nación.

Esto, entre otros ejemplos disponibles y ampliamente documentados.

Y desde luego, la propaganda tampoco aborda el concepto “terrorismo de Estado” que se refiere a las acciones terroristas que ya no vienen de grupos oscuros, sino de los mismos aparatos de gobierno. Israel contra los palestinos o cualquier dictadura amiga de Washington dan ejemplos a manos llenas de esta doble moral. Incluso México tiene su historial y cada gobierno ha cumplido al final con ese requisito. El tal Fox, por ejemplo, se aventó sus dos salvajes represiones en Atenco y Oaxaca, con muertos y personas sometidas a bestiales procesos judiciales propios de las más sórdidas dictaduras. Todo ello para intimidar a la población y quitarle las ganas de rebelarse; o sea, aterrorizarla. Para eso funciona el terrorismo de Estado.

Volviendo a Colombia, como otros gobiernos represores, basó primero su terrorismo de Estado en los paramilitares. Su existencia se deriva de una vertiente normal en las tácticas de contrainsurgencia, que es la creación de grupos que realicen el trabajo sucio para que el ejército no se vea involucrado descaradamente. Mientras los ejércitos se encargan de las luchas visibles –contra las insurgencias-, los paramilitares atacan generalmente en otro punto sensible: las bases de apoyo; o sea, la población que simpatiza con la guerrilla y constituye en los hechos una fuerza social para ellos aunque no se involucra directamente en la batalla. Manuales de guerra tan viejos como el de Tsun Zu aclaran que es necesario debilitar al enemigo por diferentes flancos, pero ahora estamos hablando de asesinar gente que no combate. Eso es lo que hacen los paramilitares.

Eso eran los escuadrones salvadoreños, los “ kaiblies ”, los “contras” entre muchos otros…

¿Y en México? ¡Claro que tenemos! En los setentas existió la Brigada Blanca (que era de tipo más bien urbano) y para poner ejemplos recientes –por aquellos que quieren desvirtuar las cosas aduciendo que eso era antes- están los varios grupos paramilitares creados por el gobierno federal en Chiapas: “Los Chinchulines”, “Los Degolladores”, “Paz y Justicia” (encargado de la masacre de Acteal en 1997), “Máscara Roja”, “MIRA”, etc. Alrededor de once grupos han sido documentados en el estado. Fueron creados durante el gobierno de Zedillo y protegidos también por el de Fox. Hace varios años la revista Proceso publicó unos documentos secretos de la Secretaría de la Defensa Nacional, que se referían al “Plan Chiapas”, en donde se hablaba de la contraofensiva contra la guerrilla y sus bases de apoyo. Resaltaba la necesidad de disponer en el estado de fuerzas civiles de autodefensa y agregaba: “en caso de no existir fuerzas civiles de autodefensa, es necesario crearlas”.

Eso, además de muchas otras cosas que fueron averiguándose –incluidas las confesiones de uno que otro paramilitar desertor- han configurado un cuadro que pinta a un sistema político mexicano represor, que ha aplicado las mismas tácticas de terrorismo de Estado de otros gobiernos.

Ahora bien, los paramilitares colombianos formaban las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), con la pantalla de ser una organización civil que por iniciativa propia combatía a las FARC. Pero también se documentó durante años de sus ataques contra la población civil. Si bien finalmente –no siempre- y ante la presión de la opinión pública, los gobiernos estadounidense y colombiano también les calificaron de terroristas, en los hechos se les dejó trabajar casi sin ser molestados.

Y aquí entra en escena el oscuro Álvaro Uribe Vélez, a quien desde antes de asumir la presidencia diversas investigaciones (incluso del congreso estadounidense y diarios como el francés Le Monde, fuentes que podemos acusar de todo, menos de comunistas) lo señalaban como alguien ligado a los paramilitares y al narcotráfico. Más aún, durarte su presidencia se dio amnistía a las AUC con la triquiñuela de darles la categoría de fuerza combatiente –ya no de terroristas- y pasaron a la vida política sin juicios ni investigaciones de por medio. Incluso desde antes de ello diversos líderes paramilitares habían admitido que tenían muchos aliados en el congreso, así que imagínense de qué estamos hablando.

A pesar de que las FARC nunca han gozado de todo ese buen trato, la propaganda les pinta como una organización temible, terrorista y vinculada al narcotráfico. En estos casos el gobierno ha ofrecido como pruebas investigaciones que él mismo hace. Los montajes de tipo “informativo” que gobiernos represores presentan para justificar sus acciones son algo bastante común. Sólo hay que ver la historia. Las investigaciones de gente seria no han encontrado los resultados que tan efectivamente logran tales gobiernos.

Y algo muy importante: el gobierno del ilegítimo que actualmente cobra y se presenta ante el mundo como el presidente de México ha estrechado los lazos tendidos por su predecesor con este gobierno colombiano ultraderechista. Hace unas pocas semanas el Secretario de Seguridad de nuestro país anunció que colaboraría con el gobierno de Colombia en su lucha contra las FARC, a las también calificó de narcotraficantes. Con ello avaló la tesis nunca demostrada del gobierno colombiano (que sustituye la comprobación por la insistencia reiterada) y al igual que lo hizo el tal Fox, violó la Doctrina Estrada, que ordena al gobierno de México no inmiscuirse en asuntos de otros países y abogar por la paz como vía de solución. Por el contrario, el gobierno federal (con minúsculas, como su titular) apoyó el discurso de guerra de Uribe y mostró una vez más que está siguiendo dócilmente los principios de la doctrina estadounidense.

No se olvide que a partir de los atentados de 2001 una de las premisas básicas del discurso de Washington es “si no están con nosotros, están con los terroristas”. Ese maniqueísmo típico de la ultraderecha lo reproduce Uribe a la perfección. Recuérdese que acusó al presidente de Venezuela de estar ligado a las FARC por el hecho de no avalar su política bélica y por no avalar la etiqueta de terroristas para aquéllas. Y los medios trabajan sobre este mismo punto. Hace unos días una conocida comunicadora de CNN entrevistó a Rafael Correa, quien fue bastante claro y no dudó en asegurar en más de una ocasión que Uribe había dicho muchas mentiras. Entonces, cuando la conversación versaba sobre ello, repentinamente la comunicadora trató de poner en aprietos al presidente ecuatoriano al pedirle que se definiera respecto a si consideraba a las FARC terroristas o no. Tal pregunta parecía tener la intención de dar a entender que Correa había estado evadiendo la cuestión, pero éste le respondió con firmeza que su postura ya había quedado clara desde hacía tiempo, y que él NO le daba a la guerrilla colombiana tal calificativo, pero que desde luego abogaba por la paz como vía de solución.

Esto es importante porque es una muestra de cómo funciona la propaganda: primero, a base de repetición constante y pruebas dudosas, se establece una “verdad” que debe quedar troquelada en la mente de las personas. Luego sobre esos cimientos se construye todo lo demás. Si oímos que Chávez está ligado a las FARC “terroristas y narcotraficantes”, la reacción sale sola. Con su pregunta a Correa la comunicadora usó una estrategia bastante usual, que consiste en tratar de poner al otro a la defensiva: si dice que no son terroristas se expone a ser acusado como su aliado, porque la “verdad” ya está implantada; si por el contrario, para evitar tal acusación responde que sí son terroristas, pues le hace el juego a sus adversarios y además SE PROVOCA UN DISTANCIAMIENTO. En México, por ejemplo, el Subcomandate Marcos cayó una vez en esa trampa: un diputadillo priísta lanzó al aire la acusación de que quizá la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) -que estaba siendo tachado de “terrorista” por el sistema- podría tener vínculos con el EZLN. Marcos negó todo vínculo, cuando la respuesta debió ser algo así como “No tenemos contacto directo, pero avalamos sus ideales”. Para tomar un ejemplo reciente, la presencia de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el campamento de las FARC atacado hizo que más de uno cayera en la trampa y de inmediato se desligara de las FARC. Es una estrategia muy usual.

Por eso fue relevante la firmeza con la que Rafael Correa sacó el pie de la trampa que la comunicadora de CNN le tendió.


La maniobra clásica de la desubicación
Ahora bien, las acusaciones del gobierno colombiano contra los de Venezuela y Ecuador, así como el asunto de los estudiantes de la UNAM se inscribe en una táctica que es de las más importantes y URGE que aprendamos a identificarla: la desubicación.

Para decirlo con las palabras del maestro Tomás Mojarro (gran estudioso y práctico de las estrategias de manipulación y de la forma de contrarrestarlas), se trata de que alguien que está en el banquillo de los acusados se levante y ponga a otro en su lugar. El mejor ejemplo que tengo a la mano para ilustrar el asunto es lo que hizo el gobierno de Zedillo cuando expulsó a los observadores internacionales que –amparados por tratados firmados por México- estaban en Chiapas para dar a conocer al mundo las espantosas violaciones de derechos humanos por parte de ejército, paramilitares y policía. La forma que el gobierno encontró para quitarse del banquillo fue arrancar una campaña según la cual había extranjeros detrás de los indígenas del EZLN, usando como inicio un montaje armado por la periodista Dolores de la Vega, que presentó videos de extranjeros en Chiapas cuando aterrizó en helicóptero (“olvidó” decir que la nave había aterrizado en una conocida zona de concentración de periodistas nacionales e internacionales, como reveló la revista Proceso). Cuando al presentar su “reportaje” en televisión la señora de la Vega dijo “¿Serán éstos los rostros que se ocultan tras los pasamontañas?” quedó muy claro por dónde iba la estrategia. Con esta campaña el gobierno federal protegió lo que más le interesaba; aquello que es necesario cuidar por encima de todo: SU IMPUNIDAD. Expulsó a quienes estaban amenazando tal impunidad y además los acusó de ser ello el problema.

Frecuentemente la desubicación consiste precisamente en convertir a la víctima en victimario. Así, el gobierno de Uribe ya ha violado en más de una ocasión los territorios de Venezuela y de Ecuador, y dado que ello lo puso en el banquillo de los acusados, acusó a los agredidos de apoyar a la guerrilla; acusación que, gracias a la “verdad” establecida, se convierte en una acusación de apoyar el terrorismo y el narcotráfico. Se quiso levantar del banquillo para poner ahí a los agredidos.

Y lo mismo se hizo con los estudiantes mexicanos muertos o heridos: dado que el operativo podría ser calificado de asesinato masivo, de inmediato el embajador colombiano inició la maniobra de desubicación, al decir que no podía asegurar que los jóvenes eran guerrilleros, pero que debía investigarse qué estaban haciendo ahí. Este tipo de declaraciones nunca son categóricas y ahí está la trampa: aunque no hizo acusaciones claras –lo que siempre usan como salida- dejó la insinuación en el aire. La propaganda hace lo demás.

Así, las víctimas son convertidas en los responsables de su propia muerte.


El montaje de las “pruebas”
Y ¿qué decir de las “pruebas” que el gobierno colombiano esgrime para sustentar sus acusaciones? Unas computadoras del jefe guerrillero muerto que milagrosamente salen intactas de un bestial bombardeo y que tienen todita la información. Vale citar algunas partes del lúcido editorial del diario mexicano La Jornada en su número del 03 de marzo pasado:

Resulta poco verosímil, además, que los equipos de cómputo de supuesta propiedad de Reyes hubiesen sobrevivido a las explosiones y, en todo caso, no parecería lógico que el líder guerrillero portara la información a la que ha hecho referencia Uribe. Los señalamientos y las supuestas pruebas que vinculan a Correa con la guerrilla tienen toda la apariencia de un montaje del presidente colombiano y constituyen un agravio no sólo para el pueblo ecuatoriano, sino para el conjunto de la opinión pública internacional y hasta para la inteligencia humana.

(...)

La versión de Correa, en cambio, no presenta inconsistencias ni constituye una suma de improbabilidades, y ha sido confirmada por el gobierno de Francia, cuya cancillería afirmó que Raúl Reyes era su contacto con las FARC para negociar la liberación de Betancourt y Bogotá estaba al tanto de lo anterior, lo que pone en evidencia la traición del gobierno de Colombia, al romper el hilo fundamental de una gestión humanitaria que habría contribuido a acabar con el sufrimiento de un nuevo grupo de prisioneros de la guerrilla y de sus familias.

La agresión contra el territorio ecuatoriano confirma, pues, el afán del gobierno de Uribe por impedir toda posibilidad de un canje humanitario con la guerrilla. Su embestida contra los gobiernos de Venezuela y Ecuador denota, por un lado, la hostilidad que provocan en el Palacio de Nariño las posiciones dialogantes y favorables a un arreglo pacífico, como las que han sostenido Quito y Caracas y, por el otro, la mano, no tan invisible, de Washington.

Y es que una perspectiva de paz en Colombia no sólo reforzaría el fracaso de la política militarista de Uribe, sino que haría perder sentido al Plan Colombia, instrumento central del injerencismo estadunidense en Sudamérica, y cuyo objetivo último no es el narcotráfico –con el que Uribe ha estado vinculado, según medios de prensa estadunidenses y colombianos– y tal vez ni siquiera las FARC, sino los gobiernos venezolano, boliviano y ecuatoriano.

Ahora la interpol ha avalado parcialmente la autenticidad de estos archivos. Dice que sí si auténticos, peo que no puede garantizar la veracidad de la información. Es un justo medio bastante usual en propaganda. Para no comprometerse y prevenir desmentidos vergonzosos, no se hacen acusaciones directas, pero se hacen afirmaciones a medias, para que la propaganda y los analistas de los medios se encarguen de hacer que eso sea suficiente para que la gente los tome como una verdad segura o al menos se quede con la duda. Nuevamente está aquí el fantasma de Goebbels , el gran propagandista de Hitler: decir todo lo que sea, incluso mentir...que al final algo queda.

Además de ello, ya se difunden es estos días análisis serios que muestran otros detalles del informe que no son divulgados y que muestran que sus conclusiones están siendo exageradas y distorsionadas. Por ejemplo, el propio informe reconoce que las autoridades colombianas manipularon los ordenadores y las memorias, que “el acceso a los datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de la ley” y que el ejército colombiano hizo uso y modificó los archivos contenidos en los ordenadores, memorias USB y discos duros, antes de su entrega a la policía colombiana.

Será necesario seguir de cerca este asunto en los días siguientes.


La diplomacia controlada desde Washington
La crisis fue desactivada provisionalmente en la reunión de la OEA, pero vale decir que nuevamente se demostró que dicho organismo es sólo un medio de Washington para interferir en América Latina. Mientras que el seno de dicha organización evadió una declaratoria contra el gobierno colombiano, fue en la reunión de Río (07 de marzo) donde se sacó adelante una resolución para declarar que Colombia había violado la soberanía de otro país y que ningún pretexto –lo cual incluye a supuesta lucha contra el narco y el terrorismo- permite semejante violación. Sin embargo, hay que notar que esta declaración tampoco incluyó una condena explícita, y eso evidentemente se explica por presiones de USA a varios gobiernos. El mismo presidente de Ecuador dijo que varios gobernantes se lo habían confesado.

Quien haya leído completo el discurso que Rafael Correa pronunció en la Cumbre de Río el 7 de marzo vería algo que jamás habría visto en el tal Fox o en el indigno actual. Véase esto por ejemplo:

Cuando nuestros soldados llegaron al sitio del combate, encontraron una verdadera masacre, con cadáveres por doquier y heridos abandonados. Todo lo que había dicho hasta ese momento Álvaro Uribe y el gobierno colombiano era una gran mentira, y era claro que se trataba de una acción planificada, no una persecución en caliente, y que se había violado la soberanía ecuatoriana.

De hecho, si se había detectado un campamento de las FARC en nuestro suelo, las autoridades colombianas debieron informar al Ecuador con anticipación, de acuerdo a los procedimientos claramente establecidos en los acuerdos bilaterales de la Comisión Binacional de Fronteras Ecuatoriano Colombiana, COMBIFRON ; la Declaración Conjunta del 12 de enero de 2006, suscrita por los Ministros de Defensa de ambos países, y la específica Cartilla de Seguridad.

Debido a ello presentamos nuestra primera y enérgica nota de protesta al Gobierno colombiano, el cual a través de su Cancillería, ratifica la versión dada por el Ministerio de Defensa de ese país, es decir, que se preparó una acción en el lado colombiano, se recibieron disparos del lado ecuatoriano y se respondió. La Cancillería colombiana además afirmó que: “fue indispensable que las tropas colombianas INGRESARAN a territorio ecuatoriano para registrar el sitio desde donde recibieron disparos (...) el citado Raúl Reyes dirigía desde hace muchos años operaciones criminales en el sur de nuestro país, y CLANDESTINAMENTE, desde territorio ecuatoriano, SIN EL CONSENTIMIENTO de ese gobierno”. Añade la nota que “los terroristas, entre ellos Raúl Reyes, han tenido la costumbre de asesinar en Colombia e INVADIR el territorio de países vecinos para refugiarse (...)”.

Es decir, que cuando aún creían que nos podían engañar, el propio Gobierno colombiano aseveraba, como siempre lo había hecho, que el Ecuador no da su consentimiento a las operaciones de las FARC en su territorio. Pero ahora, y tras develarse sus mentiras, articula calumnias e infamias que van desde tildar al Gobierno ecuatoriano de dar albergue a los que llaman terroristas, hasta calificarnos de cómplices e informantes. Es el mayor cinismo en la historia reciente de América Latina.

Aunque Uribe tuvo que disculparse y prometer que no lo volvería a hacer, vale resaltar que Rafael Correa ha sido muy claro en decir que ahí no acaba todo, que se tomaría su tiempo para reestablecer los contactos y que sería muy difícil volver a confiar en Uribe. Eso es ser congruente.

Aún hay muchas cosas que podrían decirse, porque son muchos los factores que intervienen. Es un tema complicado y por ello solamente siendo presa de la propaganda se le puede reducir a blanco y negro. Colombia –como lo han señalado desde hace años varios expertos honestos- ha sido convertido por Washington en un cónclave belicoso, bien armado, y que actualmente está demostrando que lo que tales expertos advirtieron: que es una especie de Israel pequeño que USA empleará como punta de lanza para intervenir en la región.

Y no es coincidencia, sino geopolítica elemental. El experto Alfredo Jalife-Rahme resaltó hace poco algunos puntos relevantes al respecto:

La “guerra contra el narcotráfico” en Colombia le ha generado pletóricos dividendos geopolíticos a EU desde hace varias décadas, entre los que sobresale su invaluable posicionamiento militar en el único país bioceánico de Sudamérica: Colombia, que colinda con Venezuela (las mayores reservas petroleras del mundo), Brasil (la principal potencia geoeconómica de la región), Perú (potencia minera), Ecuador (potencia petrolera y donde Washington instaló una importante base militar) y Panamá (relevante por su canal). Con la coartada del narcotráfico, EU se posicionó militarmente en las entrañas de Sudamérica.

A nuestro juicio, lo que menos conviene a Estados Unidos es la solución del contencioso colombiano, con una duración de casi cuatro décadas de guerrilla, porque se quedaría sin coartada para vigilar militarmente los dos océanos de Sudamérica y su estratégico canal: el narcotráfico le suple la suprema justificación para permanecer indefinidamente.

(La Jornada, domingo 09 de marzo de 2008)


Estos principios no son ninguna idea iluminada, sino algo que cualquiera con un poco de conocimientos de geopolítica puede deducir. ¿Acaso creen que por ejemplo Hugo Chávez no lo sabe? Su acción de enviar tropas a la frontera fue de inmediato aprovechada para acusarlo de intervenir en un conflicto supuestamente bilateral. Nada de eso. Así como el Grupo de Río contradijo esa tesis y reconoció al conflicto como un problema regional, así también Chávez, como militar, entendió que la acción tuvo también una intención de advertencia, en el sentido de que Uribe pasaría por encima de otras soberanías si era necesario. Ante ese clarísimo mensaje, la respuesta silenciosa de Chávez a Uribe fue: “no nos vamos a dejar; atrévete”.

Las tácticas de guerra, desde siempre, han contemplado estrategias para tratar de intimidar, así como las respuestas que se dan a ello. Si no las estudiamos aunque sea un poquito seguiremos aplicando una lógica simple y seremos presa de la manipulación ideológica.

Si alguien me acusa de apoyar a la guerrilla, respondo que si bien no avalo la violencia, entiendo que a veces esta es inevitable, y que quienes la repudian sistemáticamente de entrada podrían recordar que muchos de los derechos de que gozan se lograron con la lucha de otros que en su momento fueron llamados “bandidos” (los “terroristas” de antaño).

Colombia tiene probablemente la más violenta historia de América Latina y conocerla ayuda a entender muchas cosas. Las FARC son resultado de la bestial persecución que durante décadas han sufrido las corrientes de izquierda en ese país. En la única ocasión en que estas fuerzas de izquierda aceptaron entrar a la arena política formando una coalición para competir electoralmente, sufrieron el asesinato de alrededor de tres mil miembros, incluidos candidatos presidenciales. Ante esta clara muestra de que las viejas oligarquías no estaban dispuestas a ceder en nada, se volvió a la lucha armada. Desde luego, nada de esto es divulgado ni mucho menos analizado en los medios.

Apoyo a las FARC (aunque no todas sus tácticas) en la medida en que siempre será válida la lucha ante las injusticias. No es cosa del pasado. Si resulta que siempre ha estado ahí, ¿de dónde sacamos la idea de que estos tiempos son diferentes al resto de la historia? ¿Acaso vamos a asumir aquella absurda tesis del “fin de la historia” y pensar que ya llegamos al pináculo como civilización?

Desde luego, si podemos desarrollar estrategias para hacer cambios de verdad sin derramar sangre, perfecto; pero para eso hay que armar un poder popular y eso inicia con la culturización política. Podemos empezar por aprender a identificar a quienes son realmente nuestros aliados potenciales –a pesar de la diferencia de tácticas- y que nos quieren presentar como el enemigo de todos.


El indigno papel del gobierno mexicano
El gobierno colombiano ha seguido con su campaña de culpar a la víctima, tanto en el sentido de insistir en que el gobierno de Ecuador ha solapado a la guerrilla colombiana como en la increíble bajeza –secundada por medios impresos electrónicos mexicanos aún más bajos- de seguir calificando de terroristas y narcotraficantes a los jóvenes estudiantes mexicanos que fueron asesinados en el operativo militar del principios de marzo.

Pero quizá lo que más ha quedado en evidencia ha sido en innoble papel del ilegítimo que cobra como presidente de México, el cual nuevamente –como lo hizo a acusar de narcotraficantes a las FARC- se ha puesto del lado de los asesinos de sus compatriotas, por la sencilla razón de que son afines en su mentalidad fascista y en su sumisión a Washington. Durante muchos días los familiares de los jóvenes fallecidos le han demandado que hiciera una clara condena a los hechos y siempre ha respondido con silencio o evasivas.

Primero mandó un comunicado a los familiares diciéndoles sólo que lamentaba lo sucedido, pero además de que fue algo privado, era más bien una disculpa propia, sin mencionar ningún reclamo al gobierno de Uribe. Luego salió con la novedad de que iba a pedir una indemnización, cosa que NUNCA solicitaron los familiares y que sólo sirvió para que el gobierno colombiano diera otra bofetada al declarar que no habría nada de eso porque se habría tratado de un legítimo acto de guerra, argumentación tan cínica y detestable que hasta el gobierno de Ecuador la criticó duramente...mientras nuestro gobierno volvió a sumirse en un repugnante silencio.

Otra de las salidas a las que he recurrido el “gobierno” mexicano durante las últimas semanas es esperar a que se haga una investigación a fondo de lo sucedido. Se trata de una clara maniobra dilatoria. ¿Qué se va a investigar si el gobierno colombiano ya admitió cínicamente todas sus acciones, y el gobierno de Ecuador ha declarado ya que los muchachos habían asistido a un congreso y llevaban unos pocos días en el país, lo cual echa por tierra la acusación de que los jóvenes estaban involucrados con la guerrilla? A pesar de esas cosas el gobierno federal (con minúsculas de nuevo) sigue escudándose en su espera de que se investigue para poder asumir una postura.

Además, el gobierno mexicano no sólo dio al espalda a sus gobernados afectados, sino que incluso los ha agredido. De entrada, ha avalado solapadamente la acusación de terrorismo y narcotráfico del gobierno de Uribe, porque el pasado 14 de marzo, en su boletín 059, la Secretaría de Relaciones Exteriores, expresó su “preocupación del gobierno federal que ciudadanos mexicanos estén relacionados con una organización como las FARC, conocida por su ilegalidad y naturaleza violenta (...) y autora de actividades de narcotráfico”. También se dijo declaró entonces que estaban a la espera de que el gobierno de Colombia “proporcione a nuestro país cualquier información derivada de las investigaciones que se llevan a cabo” y, conforme a convenios bilaterales existentes, “investigue los presuntos vínculos de nacionales mexicanos que se encontraban en el campamento de las FARC”. Además, el Procurador General de la República, (el cuestionadísimo Eduardo Medina Mora, que tan bien hizo su papel de represor durante el gobierno anterior) ordenó una investigación, pero a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada ( La Jornada , 19 de marzo y 07 de abril). El hecho de que la realice tal organismo no deja lugar a dudas de la intención.

Por esa razón es que la única sobreviviente mexicana, la estudiante de la UNAM Lucía Morett , dudó muchos días el regresar a México, temerosa de ser arrestada. Imagínense en su lugar: después de todo lo que vivió, a donde más teme regresar es a su casa. Desde luego, el gobierno mexicano ha declarado que Lucía tiene garantizados sus derechos constitucionales, pero eso no significa nada. Lo mismo puede decirse de cualquier persona que es arrestada y encarcelada (los presos conservan ciertos derechos). El gobierno NUNCA ha prometido que no la arrestará.

Así, el interrogatorio que se le practicó los días 8 y 9 de abril en el hospital en Quito, en opinión de su abogado Juan de Dios Parra -secretario general de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos ( Aldhu )- “contiene un enfoque especulativo que deja abierta la puerta para que la estudiante sea incriminada al llegar a México”. Aquí algo muy importante: desde días antes se sospechaba que los soldados colombianos habían robado los pasajes de los muchachos fallecidos y que su gobierno había pasado la información al de México; y a decir de los deudos, esa sospecha se confirmó durante el interrogatorio: “Una de las preguntas que le hicieron a mi hija –declaró el padre de Lucía- fue sobre el motivo de sus viajes a Cuba y Holanda. En efecto, ella había ido a esos dos países el año pasado y los sellos de estos viajes estaban en su pasaporte. ¿Por qué, si el gobierno mexicano tiene esa información, no nos ha devuelto sus documentos?”

A decir de Parra, la autoridad mexicana en ningún momento asumió, durante la diligencia, “una acción protectora de los derechos de su connacional como víctima de un suceso ilegal de guerra de un ejército extranjero. Por el contrario, sufrió una conducta hostil, prejuiciada y especulativa”. Que el interrogatorio no trató de indagar los hechos ocurridos en la frontera ecuatoriana y en cambio, “se orientó a investigar sobre un probable delito cometido por la interrogada”, que el “procedimiento irregular de la PGR tiene la intención de disminuir el valor de un testimonial” de Lucía Morett en el juicio internacional que la Aldhu prepara contra Colombia por “actos de guerra ilegales” y terrorismo. Concluyó: “Vamos a protestar. Si la PGR tiene elementos de juicio para iniciar un proceso en su contra, que lo inicie. Y si no, que no especule. Vamos a forzarlos a que abran sus cartas para que Lucía pueda ejercer su derecho a la defensa”. Y por ello “se inhibió de recomendar” que la sobreviviente emprenda el viaje de regreso a México, “porque aún no se sabe qué quiere y qué pretende” la PGR (para todo lo anterior ver La Jornada, 12 de abril).

Actualmente Lucía está en Nicaragua, con la categoría de refugio humanitario, ya que no se le puede conceder asilo político dado que no es perseguida por la justicia de México...aún. Una carera estudiantil y profesional en el limbo gracias al grupo cavernario que gobierna México.

El 11 de abril se divulgó una carta de la cancillería mexicana a los deudos de los muchachos, en la cual volvía sobre la cantaleta de esperar los resultados de las investigaciones y resaltando que el gobierno mexicano ha “reprobado” lo sucedido. Éste es uno de esos casos en los que, como dijo alguna vez Jesús Reyes Heroles , “la forma es fondo”. Si no se usa la palabra CONDENA, como se hace en estos casos, entonces no se está diciendo nada. No hay realmente una intención de sacar la cara por los caídos...algo que sí lo hicieron otros.

Por ejemplo, el presidente de Ecuador, Rafael Correa. En la conferencia de prensa que ofreció durante su estancia en México a mediados de abril, no faltó alguien -de los que se alinean con las versiones del poder- que le preguntara sobre los “vínculos” de los universitarios con la guerrilla. Serio, Correa le respondió: “Mire, no tenemos esa información y no nos interesa. Fueron masacrados, y eso no se justifica con nada”.

También se le preguntó sobre la afirmación del gobierno colombiano de que les había advertido en 16 ocasiones sobre la presencia de las FARC. Respondió que eso era “una payasada” y recordó que la cancillería colombiana le había hecho llegar “una carta groserísima” en noviembre, en la cual aseguraba que Raúl Reyes estaba en territorio ecuatoriano, pero cuando le pidieron las coordenadas no recibieron respuesta. “Eso me lleva a pensar que ya estaban preparando la incursión”, concluyó.

Pero si eso les asquea, prepárense para algo peor. En la misma nota de La Jornada, del 13 de abril, donde se reseñó la conferencia de prensa de Correa, se denunció que la oficina de comunicación de la presidencia de Ecuador canceló una entrevista que aquél tenía programada con ese diario, y explicó que la cancelación fue “A PETICIÓN DEL GOBIERNO DE MÉXICO”. Y para que no quedara duda, en la conferencia de prensa que hemos citado, el encargado de Comunicación Social del gobierno mexicano, Arturo Tello, que era quien moderaba, nunca cedió la palabra al representante de La Jornada.

Esto es el actual “gobierno” de México.

No está de más citar otra burla a la inteligencia por parte del gobierno de Uribe, cuando el 13 de abril el gobierno de Correa dio 48 horas para que diera pruebas de su acusación en el sentido de que había ordenado a sus fuerzas no perseguir a las FARC en su territorio. La respuesta de Colombia fue que la presencia del fallecido guerrillero Raúl Reyes en territorio ecuatoriano era la prueba pedida. Eso es tan tonto que bastará con citar la contrarréplica de Correa: “Con ese argumento entonces podríamos decir que Uribe ha ordenado no perseguir a las FARC porque también es manifiesta la presencia de (Manuel) Marulanda , (Jorge Briceño , alias) Mono Jojoy (líderes de la guerrilla marxista) en Colombia”. A su vez, la nueva respuesta de Colombia fue: que Correa, “por problemas políticos internos, quiere confundir a su pueblo inculcando nacionalismo contra Colombia” mientras que ha sido “permisivo” con las FARC. (La Jornada, 15 de abril).

Como vemos, el gobierno de Colombia no pudo sostener su “prueba” y se fue por la descalificación. Así sucede cuando no se tienen más argumentos. Vale una vez más citar a Tomás Mojarro, cuando no se puede sostener una postura se recurre a la descalificación por ignorancia o mala fe, pero en ambos casos es muestra de debilidad e impotencia.

El montaje sigue su curso. La Procuraduría General de la República (PGR) de México informó haber recibido de las autoridades colombianas información que presuntamente evidencia a Lucía Morett “parte estructural” en México de las FARC, según funcionarios de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada. Según la información entregada por Colombia (que por supuesto es confidencial y quieren que creamos que existe) ya se supone que la chica y el fallecido Juan González del Castillo “eran parte estructural de las FARC en México, toda vez que no sólo realizaban labores de proselitismo y apoyo a esa organización, sino también formaban parte de los enlaces entre ese grupo sudamericano y agrupaciones armadas mexicanas” (La Jornada, miércoles 16 de abril de 2008)

Si alguien se pregunta por qué tanta acusación contra Lucía, creo que la respuesta es sencilla: porque sobrevivió, y ha denunciado la atrocidad de lo sucedido. Por ejemplo, véase esta declaración suya del 15 de abril, en el sentido de que el ejército colombiano “acomodó el escenario para que pareciera combate el bombardeo al campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Ecuador”. Dijo que vio cómo los soldados “movían cosas de un sitio a otro” para preparar todo. “Tuvieron 12 horas para mover las cosas a su antojo. Entonces, no se puede confiar en imágenes posteriores. Yo no vi ninguna arma hasta que llegó el ejército colombiano disparando”.

Por cosas como ésta tratan de desprestigiarla con saña y si es necesario, silenciarla con la amenaza de un proceso judicial. En ningún momento el “gobierno” mexicano ha actuado de modo que defendiera la integridad de la chica; se la limitado a seguir el juego sucio de Uribe.

Para no ir más lejos, apenas el 16 de abril, mientras estaba de visita en México, Uribe dijo claramente que los cuatro estudiantes asesinados eran terroristas, delincuentes y narcotraficantes. Señaló, como otra de sus “pruebas”, que “estaban en un campamento terrorista. Por ejemplo, el video que entregaron las autoridades ecuatorianas muestra que tenían gran familiaridad con la FARC, algo propio de la complicidad, un delito que se llama concierto agravado para delinquir, para tipificar delitos de terrorismo”. Este sujeto se ha acostumbrado a decir cualquier tontería, ya que ningún entrevistador se va atreverá a cuestionarlo ¿Qué esperaba este fanático de la sangre ajena? ¿Que los estudiantes estuvieran peleando con sus anfitriones? Se supone que los muchachos estaban ahí para hacer un trabajo de investigación y habían acordado unas entrevistas. ¿Eso se puede hacer de otra forma que no sea en un ambiente cordial? ¿Que birria de prueba es ésa? Cuando se carece de argumentos, esas cosas tenemos que oír.

Pero lo más indigno es el nuevo silencio del dizque presidente de México, que dejó que este sujeto viniera a nuestro país a insultar a sus víctimas. Más bien fue la Rectoría de la UNAM la que contestó y criticó duramente a Uribe por tales palabras (y hay que decir que el actual rector de la UNAM, José Narro, no es alguien admirable, pues fue uno de los artífices de la represión estudiantil de 2000). E vicepresidente ecuatoriano, en clara alusión a los insultos de Uribe, reiteró que se tenía la información necesaria para afirmar que lo muchachos mexicanos tenían poco tiempo en Ecuador y que estaban haciendo una investigación (La Jornada, 17 de abril).

Como ven, fueron otros los que sacaron la cara por los masacrados.

Y atención con lo que sigue: el Partido Acción Nacional, que logró al presidencia en 2000 y la usurpó en 2006, forma parte de un frente internacional de las fuerzas de derecha. Y así como ha estado trabajando muy de cerca con las fuerzas oscuras de España, Colombia, Miami y otros lados, también tiene trabajando a sus cavernarias bases sociales en México, las cuales tienen a veces que hacer algunos trabajos sucios que el gobierno no puede realizar por temor al desprestigio. En tal estrategia elemental se inscribe un suceso muy grave. Resultó que el gobernador panista de Jalisco, Emilio González Márquez (el cual donó millones de pesos del erario público a la Iglesia Católica local como contribución para construir un santuario que rendirá homenaje a muertos de la guerra cristera de los años veintes), se entrevistó con Uribe durante su estancia en México y el mismo presidente Colombiano dijo luego que en la reunión estuvieron “unas personas de una ONG en México y que luchan contra la inseguridad y contra el secuestro. Esas personas han expresado toda la solidaridad al gobierno colombiano y denunciaron penalmente a los jóvenes mexicanos que estaban en Ecuador, por su participación con el grupo terrorista de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)” (La Jornada, 19 de abril). En pocas palabras, se trata de una organización que está colaborando en el linchamiento y silenciamiento de Lucía Morett , por no hablar de su desprecio a la vida de sus connacionales.

¿Y cuál organización es? Aquí viene algo hermoso. Un diario de Colombia reveló quienes estuvieron en la reunión con Uribe y el gobernador de Jalisco eran José Antonio Ortega, presidente de la asociación Mejor Sociedad, Mejor Gobierno, y Guillermo Velasco Arzac , de Seguridad, Paz y Justicia.

Arzac tiene estrechos vínculos con el PAN y Vicente Fox. Su hijo, Guillermo Velasco Barrera, fue director de relaciones públicas de la cuestionadísima fundación Vamos México, que presidía la esposa del entonces presidente Fox. En lo sesentas Arzac participó formó parte del MURO, aquel violento grupo de ultraderecha que operaba en la UNAM. Fue redactor de la revista Puño... nombre muy elocuente, puesto que la ultraderecha suele recurrir a nombres que denotan fuerza . En años recientes fundó la asociación México Unido contra la Delincuencia (que casualmente sólo hacía escándalo por lo que sucedía en el Distrito Federal, gobernado por el PRD, y nunca por entidades como Sinaloa o Chihuahua, con mayores índices de delincuencia), auspiciada por empresarios de tendencias uribistas de militarizar al país.

Tanto Ortega como Arzac participaron activamente en la campaña electoral del que ahora cobra como presidente.

Y aquí viene lo mejor: Estos dos sujetos son los responsables del mensaje que circuló por la tele hace poco, comparando a López Obrador con Hitler y demás dictadores por haber llamado a la toma de la tribuna en el Congreso.

Así pues, todo encaja. Nada es coincidencia. Es la gente que está ejerciendo cada vez más control sobre la política de este país. Gente que no vacila en lanzarse contra quien sea para proteger sus intereses.

No está de más reiterar que las acusaciones de que las FARC son narcotraficantes habían sido básicamente el discurso de sólo dos gobiernos: Colombia y Estados Unidos, hasta que el PAN empezó a gobernar nuestro país y sin ninguna investigación y en una clara violación de nuestros principios de política exterior (no involucrarse) aceptó sin más la acusación y sobre eso armó un discurso innoblemente colaboracionista, cuando que algo bien documentado desde hace años –incluso por investigaciones del gobierno de USA- es que el presidente colombiano es quien desde hace mucho tiempo tiene nexos con el narcotráfico y los paramilitares que –ellos sí- se la pasaron asesinando campesinos colombianos.

Así las cosas, resta por seguir los acontecimientos. De los días recientes y analizarlos lo mejor posible. Sin embargo, cabe un último apunte.


La nacionalización de Cemex en Venezuela: magnífico parámetro
A veces sucede –parafraseando a Noam Chomsky- que la historia es tan amable como para montarnos algunos experimentos de tipo comparativo, que nos dan excelentes parámetros para entender las cosas. A principios de abril el gobierno venezolano anunció la nacionalización de la industria cementera, lo cual afecta a la empresa mexicana Cemex, de enorme presencia en aquel país. Entonces sí, el gobierno de México, que durante semanas ha dado la espalda a unos universitarios asesinados por el gobierno de Colombia, tardó un día o menos en poner el grito en el cielo.

Lógico: los afectados no eran personas comunes ni estudiantes de una universidad pública, sino millonarios a los cuales sirve la oscura élite política que gobierna este país. El gobierno basó su crítica en el eterno dogma neoliberal de la “seguridad y certeza a los inversionistas”, diciendo que en México sí se cuidan esos valores. Si uno se ilustra un poco en el tema se dará cuenta de que esas declaraciones del “presidente” son una vergüenza. Ese discurso, que parece correcto porque nos lo troquelan a diario para que lo aceptemos acríticamente, es en realidad pura ideología de capitalistas rapaces. Llaman “seguridad y certeza” a las condiciones donde ellos hagan lo que se les dé la gana, sin control alguno.

Ésa es la base del neoliberalismo: que el Estado deje de ser un regulador del capital y un protector de la sociedad ante el poder económico; que se haga a un lado y deje a aquél actuar según sus intereses. Nunca se divulgó el argumento principal del gobierno de Chávez para nacionalizar: las grandes empresas cementeras (incluida Cemex) incurrieron en una “cartelización” al propiciar un encarecimiento de los productos que fabrican. Además, como exportaban la mayoría de su producción –siguiendo sólo sus intereses por la ganancia - provocaban desabasto en el mercado interno, contribuían a la crisis de vivienda que padece Venezuela y estaban obstaculizando el enorme plan de vivienda del gobierno. Es resumen, estaban actuando como capitalistas, produciendo para ganar dinero y no para apoyar a la sociedad en donde generan su riqueza.

Nadie que de corazón se interese por sus semejantes y por un mundo justo podría criticar a un gobierno que actúe en pro de los intereses de la gran mayoría de sus gobernados, aunque para ello tenga que poner en orden a unos cuantos millonarios (que es exactamente lo contrario de lo que hacen gobernantes indignos como los que México tiene desde hace tiempo). Y sin embargo, los medios nos han adoctrinado durante años y nos sesgan la información de tal manera que acabamos creyendo que gobiernos como aquél son enemigos del mundo entero y que cuando se defiende a los ricos nos están defendiendo a todos. El caso de las cementeras en Venezuela es una de tantas pruebas de que eso de que los grandes empresarios son los que generan el desarrollo y que por ello se les debe dar plena libertad y facilitarles todo, es UN MITO. Pero para entenderlo hay que salir de la ignorancia. Y eso no se consigue nutriéndose –mejor dicho, desnutriéndose- con los alquilones de la tele y la radio comerciales.

Y atención: el gobierno venezolano simplemente está recuperando para la sociedad sectores económicos clave que los gobiernos anteriores entregaron a los voraces capitales. O sea, está deshaciendo exactamente lo que acá en México aún se está haciendo: acá siguen la electricidad y los hidrocarburos, mientras que Venezuela recién recuperó su control sobre ellos, que estaban en manos extranjeras gracias a medidas muy similares a las que ahora tratan de imponer acá. Bolivia, por su parte, también recuperó el control sobre sus recursos gaseros que tenían el mismo problema.

Mientras otros países ya se están sacudiendo la lacra del neoliberalismo, aquí su embestida sigue avanzando y muchos de nosotros seguimos creyendo en su discurso embustero. Mucha razón tenía Alfonso Reyes: los mexicanos vamos en el cabús de la historia...hasta atrás: No “al día y a la vanguardia”, como nos quieren hacer creer.

Además debe quedar claro que una nacionalización no significa que le quitan a los dueños la empresa y ya, sino que se les indemniza en forma justa. El embajador de Venezuela en México recordó que su gobierno estatizó hace poco dos grandes compañías de capital estadounidense relacionadas con la electricidad y la telefonía; que se negoció con los propietarios la indemnización y que al final el gobierno de Bush no emitió ninguna protesta. Recordó también que su país tiene un historial impecable en materia de deuda. Ni siquiera cuando se presentó la crisis de 2003 derivada de golpe de Estado y el sabotaje petrolero se dejó de pagar el débito externo y tampoco hubo ningún retraso. Concluyó reiterando que su país está ejerciendo su soberanía, tomando las decisiones que debe tomar, pero que “no estamos agrediendo a nadie” (La Jornada, 5 de abril).

Exactamente los principios que tanto detestan los neoliberales como los que gobiernan México

Gracias a la historia por el experimento que nos regaló. Como se dice en el Apocalipsis: “quien tiene oídos, que oiga”


Contra la calumnia
Es ya evidente que la derecha internacional está organizándose para enfrentar el nuevo desafío de las sociedades en su conjunto. La similitud de discurso y enfoques entre los derechistas de México y los de España, Colombia, Europa y otros países no es ninguna coincidencia. Cavernarios personajes de México han apoyado al asesino gobierno colombiano y declarado a guerra a una estudiante universitaria; las derechas de Ecuador y Venezuela de inmediato y en curiosa concordancia han aprovechado el “aval” de la Interpol a las acusaciones de Uribe para preparar procesos penales contra sus presidentes. Todo ello sin detallar ahora los años de trabajo para sabotear y degradar mediáticamente a los gobiernos surgidos de una aspiración social por cambios verdaderos.

Como siempre, la estrategia es acusar a otros de lo que realmente nosotros estamos haciendo, así que estos derechistas denuncian los lazos de la izquierda internacional para hablar de “conjuras comunistas” que pretenden desestabilizar países pacíficos. Les acusan de lo que ellos realmente son: narcotraficantes y terroristas.

Elemental. Sun Tzu aconsejaba fortalecerse y hacer alianzas, pero impedir además que el adversario actúe en tan sentido. Pero la izquierda debe fortalecerse, trabajar para divulgar todos estos engaños y seguir avanzando en una integración internacional.

Esforzarse contra la calumnia es una de las más elevadas tareas del ser humano. Sin duda.

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