jueves, 29 de enero de 2009

¡¡Caballería!!

Las líneas de Chávez
¡¡Caballería!!


Continúa la ofensiva revolucionaria con fervor creciente. En San Cristóbal y en Valencia pudimos comprobarlo el día martes 27 del corriente, en sendos eventos con los comandos regionales de campaña, con los comandos de centros electorales, los jefes y jefas de patrullas y los voceros y voceras de los comités por el SI, tanto de las misiones socialistas como de los frentes y movimientos sociales.

Han sido encuentros de verdad apasionantes y de un gran contenido pedagógico. Me sirvieron para constatar además, los avances que vamos logrando en los primeros días de esta 4ta fase en la que nuestra campaña ha entrado, con múltiples maniobras de naturaleza divergente, orientadas hacia diversos objetivos tácticos y estratégicos.

En estas líneas de hoy, poco antes de partir a Belem do Pará, en el Norte de Brasil, a donde nos han invitado, tanto el compañero presidente Lula da Silva, como innumerables líderes de los más diversos movimientos sociales del continente, a participar en la edición 2009 del Foro Social Mundial, he querido dejar un material que pretende contribuir al logro de la máxima eficiencia en esta operación ofensiva, que sigue evolucionando hacia la gran batalla por el SI en el referéndum del próximo 15 de febrero, en el cual estamos llamados a obtener una memorable victoria.

En primer lugar, está claro que para lograr el objetivo estratégico de la gran victoria del SI, necesitamos materializar el voto popular, movilizar las masas del pueblo a las mesas electorales el 15 de febrero, buscando nuestro máximo techo histórico.

Ahora bien, ¿cómo lograrlo? Entonces se trata de precisar con exactitud los detalles de las operaciones tácticas, siendo fundamental en este punto, una correcta organización para la batalla.

Y es allí donde quiero que pongamos la lupa. Por ello, lanzo las siguientes instrucciones operaciones:

1. Compatriotas, en cada centro electoral debe funcionar un comando, con su respectivo jefe o jefa y una mínima estructura de comando, comunicaciones y control. Y a este comando de centro electoral deben adscribirse todas las unidades operativas que existan en el sector.

2. A saber, deben funcionar bajo su mando, una patrulla logística y tantas patrullas operativas como mesas haya en el respectivo centro electoral. Cada una de estas patrullas debe tener su jefe o jefa, es decir, un líder, cuya principal tarea es organizar, adiestrar, cohesionar, motivar y guiar a su unidad en el cumplimiento de la misión.

3. Pero debo recordarles ahora mismo lo siguiente: la experiencia nos ha demostrado, que las patrullas no son suficientes para la colosal tarea de impulsar la votación masiva del pueblo: los trabajadores, los estudiantes, los profesionales, los campesinos, los empresarios, los pescadores, los soldados, los indígenas, hombres y mujeres, por millones y millones!!

4. En esta campaña ha ocurrido, desde este punto de vista, algo verdaderamente trascendente. Y es que las Misiones y los Movimientos Sociales han roto los límites de su mera dinámica social interna, para salir ahora a ocupar su puesto de batalla en el mapa político: ¡¡han surgido por todos lados y con una fuerza huracanada, más de cien mil comités por el Sí!!

Y su irrupción alegre, bulliciosa y arrolladora se me asemeja a aquellas memorables cargas de la caballería patriota sobre los flancos enemigos, que terminaban quebrando las líneas de resistencia y provocando el desplome y la derrota realista en el campo de batalla.

O las cargas de Maisanta, el último hombre a caballo, en cuya leyenda se inspiró Andrés Eloy Blanco, para escribir aquellos versos que son, en verdad, un galopar de centauros:

“Con un rumor de joropo
Viene llegando la carga,
Tendido en el paraulato
Un jinete la comanda,
Y cuando llega el enemigo
En los estribos se alza,
Tiene la melena rubia
Entre baya y alazana
Y un grito que es un machete
Con filo, punta y tarama
Y es Pedro Pérez Delgado
Que va gritando:
¡¡Maisanta!!

Ahora bien, es muy importante que ni uno sólo de nuestros comités esté desconectado de la maquinaria. Por tanto, cada comité debe batallar con mucha eficiencia en dos frentes. Uno, allá donde se desarrollan las actividades propias y naturales de la Misión a la que pertenece; digamos por ejemplo, los misioneros de la Misión Ribas y Sucre, en sus ambientes educativos, escuelas, liceos y aldeas universitarias…

Y el otro, actuando como unidad de apoyo, en refuerzo a las patrullas de los centros electorales.

En resumen, cada patrullero, cada misionero, debe tener su lista de electores y electoras a ser localizados, contactados y trabajados, para que se conviertan en votantes por el SI el 15 de Febrero.

¡Esto es vital, camaradas!

¡¡Maisanta, caballería a la carga, que son bastantes…!!!

¡¡SI, Por la Patria!!

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Fantasmas

Juan Gelman


El presidente Barack Obama acaba de encargar al ex senador demócrata George Mitchell que procure un arreglo a la cuestión palestina. Es un hábil negociador: encabezó la comisión que logró pacificar Irlanda del Norte, pero su visión del problema difícilmente coincida con la de Dennis Ross, designado enviado especial a todo el Medio Oriente, o con la de Richard Holbrook, hoy representante de Obama en Pakistán y Afganistán, países en los que el nuevo mandatario se propone centrar la guerra “antiterrorista”. Meses antes de las elecciones estadounidenses, Holbrook –un diplomático de turbio desempeño en Kosovo– publicó un artículo en el que señala: “La situación en Afganistán está lejos de ser desesperada. Pero como la guerra entra en su octavo año, hay que decir la verdad a los estadounidenses: durará mucho tiempo, más que la guerra más larga que libró EE.UU. hasta ahora, el conflicto de Vietnam: se prolongó catorce años (1961-1975)” (Foreign Affairs, septiembre-octubre 2008). El fantasma de Lyndon Johnson se pasea por la Casa Blanca.

Barack tardó poco en aplicar su nueva estrategia: tres días después de que asumiera, dos aviones estadounidenses no tripulados arrojaron misiles en una zona tribal paquistaní que linda con Afganistán. El número de muertes ascendió a 22. El ataque fue autorizado “en virtud de un plan de actividades encubiertas aprobado por Obama”, declaró un funcionario norteamericano de alta jerarquía (www.timesonline.co.uk, 25-1-09). Un detalle: las víctimas eran civiles.

La reacción de los pobladores, de la que poca cuenta dieron los medios, muestra la indignación que EE.UU. despierta: “Miles de habitantes asistieron a las oraciones fúnebres por las víctimas, condenaron las muertes y demandaron al presidente Obama que gaste el dinero en el bienestar de las tribus en vez de asesinar a sus miembros con armas avanzadas. Líderes religiosos del lugar censuraron los ataques aéreos y señalaron que los caídos eran aldeanos locales inocentes”, informó la edición en inglés del diario paquistaní The News (25-1-09). Hasta el gobierno de Islamabad, que el general David Petraeus –jefe del comando central de EE.UU.– visitó y presionó el mismo día de la asunción de Obama, subrayó que esos bombardeos eran “contraproducentes y deben cesar” (AP, 24-1-09). Difícil que cesen.

Pareciera que Obama ha adoptado el plan de acción que Holbrook propone en su artículo: éste afirma que una debilidad fundamental de EE.UU., algo que debe superar a fin de jugar su papel de líder mundial, es la caída de su prestigio en todo el planeta. BO declaró el martes 27 a la TV Al Arabiya que desea ser amigo de los países árabes, una meta ardua si las hay después de Gaza.

Y luego: continúa la matanza de civiles en Afganistán: el cuarto día presidencial de BO, las fuerzas invasoras anunciaron el aniquilamiento de un comando talibán que realizaba “actividades terroristas” en la provincia de Laghman: quince “militantes” muertos. Sólo que el presidente del concejo municipal local informó que las víctimas eran 21 civiles, incluidos dos mujeres y dos niños (AFP, 24-1-09). Miles de pobladores de la capital de esa provincia recorrieron sus calles exigiendo que los ocupantes dieran término a una intervención militar que ha costado ya la vida de unos 1100 civiles en el 2008. Hamid Karzai, el débil presidente afgano, confirmó el hecho y expresó una obviedad: “La muerte de inocentes está fortaleciendo al terrorismo” (msnbc.msn.com, 25-1-09).

Holbrook formula la necesidad de reducir la dependencia energética de EE.UU.. BO habló del tema en los mismos términos. También, de afrontar los riegos del cambio climático. Obama lo dijo. Idem respecto del programa nuclear iraní. Si es verdad que el primero dicta las políticas del último –quizá fue al revés–, el proyecto es peligrosamente ambicioso. Holbrook subraya que la columna vertebral de los desafíos geopolíticos de la Casa Blanca radica en cinco países que tienen fronteras en común –Turquía, Irak, Irán, Afganistán, Pakistán– y constituyen el centro del arco crítico que amenaza la seguridad nacional de EE.UU. Agrega que las políticas del Departamento de Estado hacia Afganistán y Pakistán han carecido de coordinación (bajo W. Bush) y creado situaciones confusas. Ahora conoce la satisfacción de articularlas.

“Afganistán puede definir rápidamente el gobierno de Obama”, opinó The New York Times (25-1-09). En medio de una crisis económica que no apagan los billones de dólares arrojados a las fauces de los bancos, BO quiere invertir más recursos duplicando el número de efectivos estadounidenses en Afganistán. Como dijera el periodista Bob Herbert (www.nytimes.com, 6-1-09): “Enviar miles de hombres y mujeres adicionales (algunos, a morir, otros a ser heridos horriblemente) a un vagabundeo disparatado por el paraíso guerrillero de las montañas de Afganistán sería locura”. Lo loco de las locuras es que se dan. A veces.

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martes, 27 de enero de 2009

Ganó el Sí

Las líneas de Chávez
Ganó el Sí


Ganó el Sí en Bolivia. Es decir, el pueblo boliviano aprobó la nueva Constitución política del Estado. Tuve la suerte de poder conversar con el compañero Presidente Evo Morales, la misma noche de la victoria.

Evo sale nuevamente victorioso y en verdad que lo merece. Ha sido y es un gran líder, ha resistido agresiones y conspiraciones de todo tipo, impulsadas por el gobierno imperialista de Bush, utilizando como instrumentos a una burguesía apátrida y a una derecha fascista.

Se impuso el voto del pueblo humilde, de los pueblos indígenas, de los excluidos por 500 años.

Sin embargo, necesario es decir que esta victoria trasciende a Bolivia, para inscribirse en el proceso histórico que ya el Presidente ecuatoriano, el compañero Rafael Correa, ha calificado como un cambio epocal.

Desde mi óptica, este proceso lleva en su médula una profunda revolución social, que se expresa poderosamente en el ámbito de lo político y de lo jurídico.

Así es como ha venido naciendo en Suramérica una nueva doctrina constitucional, fundamentada en el poder constituyente originario de nuestros pueblos.

En Venezuela, como lo sabemos, el pueblo, una vez activado el poder constituyente, aprobó nuestra avanzadísima Constitución Bolivariana, el 15 de diciembre de 1999, hace ya casi diez años, iniciándose con ello, no sólo la refundación de la República, sino también la puesta en marcha del Proyecto Nacional Simón Bolívar y la transición hacia el socialismo.

Hoy, después de tantos acontecimientos de todo orden, que marcaron estos primeros diez años de revolución, se impone asegurar la continuidad del proceso democrático bolivariano, proyectándolo con mayor fuerza hacia la segunda y tercera décadas de este siglo que ha comenzado y evitando a toda costa cualquier riesgo de retorno al pasado, lo cual sería verdaderamente catastrófico para la Patria.

De allí, lectores y lectoras, compatriotas todos, la propuesta de Enmienda Constitucional, cuyo único fin es darle mayor poder al pueblo, a la hora de poner y quitar gobiernos.

No hay la menor duda que la ofensiva de nuestras fuerzas ha adquirido un ritmo cada vez más acelerado, preciso y extendido a lo largo y ancho del país.

Quiero felicitarlos y al mismo tiempo alentarlos a redoblar todos nuestros esfuerzos, pues la batalla no es nada fácil.

¡Cuidado con el triunfalismo! ¡Qué nadie baje la guardia ni un solo segundo! Ha comenzado para nosotros la Fase del Despliegue. Y quiero insistir en el objetivo fundamental de esta Cuarta fase: ¡Asegurar la materialización, la concreción del voto!! ¡¡Llevar al mínimo posible la abstención en nuestras filas es vital para la victoria, que debe ser grande! Camaradas: siempre pensamos que vamos a ganar y eso es una buena señal de lo que Bolívar llamaría ‘la voluntad de vencer’. Pero también hay que recordar que no siempre hemos vencido. Ya perdimos el referéndum del 2007 y lo perdimos por ‘forfeit’.Cerca de tres millones de nuestros votantes, simplemente no acudieron al llamado.

¡Ahora que nadie falte! Y ese es uno de los grandes retos que ahora mismo tienen nuestras vanguardias, nuestras maquinarias, nuestros movimientos.

Para lograrlo debemos desplegar con mayor claridad, con mucha pedagogía, por todos los medios posibles, con precisión y constancia, las campañas informativas; diría Bolívar: “la artillería poderosa del pensamiento, de las ideas”.

Por ejemplo, hay gente que todavía pudiera estar confundida acerca de los impactos de la enmienda, sobre todo motivado a la gran campaña desinformativa y de guerra sicológica lanzada por los comandos del Pacto de Puerto Rico.

Aclaremos bien: no se trata de elegir el 15 de febrero a un “Chávez (ni a nadie) vitalicio”, como lo siguen diciendo los voceros de la oposición. Vean bien todos, vean bien todas: sólo se trata de aprobar la posibilidad de que en las próximas elecciones, quienes ocupamos los puestos de presidentes, gobernadores, alcaldes o diputados, podamos ser propuestos como candidatas o candidatos.

Luego, de ser así, ustedes irán a votar para elegir, según sus preferencias.

Como dice ese lugar común: ¡¡Así de sencillo!! Vamos pues, patrullas y comités por el sí, a redoblar la ofensiva, con mística, con alegría, con pasión patria…

Como aquel grito de batalla en Ayacucho, esa gesta libertadora comandada por el Mariscal de América, Antonio José de Sucre: ¡Adelante, a paso de vencedores!

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La enmienda y el atajo

José Vicente Rangel


Nadie puede cuestionar en una democracia el derecho de cualquier ciudadano u organización ­del tipo que sea: partido, gremio, asociación cultural, iglesia­ a fijar su punto vista sobre una determinada iniciativa oficial o no oficial. En el caso concreto de la enmienda constitucional que será sometida a referendo el próximo 15 de febrero, ese derecho le asiste a cualquier compatriota. Para mí, por ejemplo, es tan importante la posición de quienes están a favor de la enmienda como la de los que están en contra. Por eso no comparto la descalificación burda de unos y de otros.

Distorsionar un evento democrático. Pero una cosa es disentir de la opinión del otro y convertir, como sucede ahora con algunos sectores de oposición, un evento democrático donde se expresa el civismo del pueblo venezolano en motivo para atentar contra el estado de derecho. Asumir un episodio donde a nadie se le cercena su derecho y cada quien puede expresarse como le venga en gana, que además se realiza con apego a la normativa constitucional, en una declaratoria de guerra para desconocer las instituciones, descalificarlas y promover la violencia, es inaceptable. Y algo más: es una demostración, primero, de la falta de capacidad democrática de quienes tienen esa actitud y, luego, de su indudable debilidad.


Sin argumentos jurídicos.
Hasta ahora, los argumentos de la oposición contra la enmienda son deplorables. Por ejemplo, esta no ha dado un solo argumento jurídico respetable en contra de la propuesta; tampoco sobre la falta de oportunidad para manifestar la discrepancia y para expresar sus puntos de vista. A lo más que ha llegado la oposición es a calificar la enmienda de inconstitucional sin demostrarlo, porque obviamente es indemostrable. Y cuando se le responde que lo haga y que recurra al Tribunal Supremo ­única instancia que puede decidir al respecto­, la respuesta es la descalificación del máximo órgano de la administración de justicia; lo mismo que hace con el Consejo Nacional Electoral.


La amenaza de la violencia.
El camino para cuestionar políticamente la enmienda está abierto y no hay limitación alguna para transitarlo, pero la oposición prefiere escoger el atajo. Unos deliberadamente y otros sucumbiendo a las presiones de los violentos. Igual a como ocurrió en el pasado reciente, durante el Carmonazo, el sabotaje petrolero y el guarimbeo. Ahora esa oposición tramposa, empeñada en convertir un evento normal en oportunidad para atentar contra el orden constitucional, lo intenta utilizando a grupos estudiantiles en acciones de calle que rememoran las inefables acciones de los años del desprecio, 2002-2003. O bien retornando a la peligrosa práctica de tocar a la puerta de los cuarteles en plan sedicioso.


Opción Puerto Rico.
La reunión de Puerto Rico ­a la cual los participantes, cogidos con las manos en la masa, pretenden restarle importancia­, indica que un sector opositor está dispuesto a todo no para impedir con el voto la aprobación de la enmienda, sino a través de un proceso desestabilizador de impredecibles consecuencias.

La razón de esa actitud es simple: si la oposición estuviera segura de contar con fuerza suficiente para derrotar la enmienda en las urnas, estaría celosa de preservar la oportunidad y asestarle un golpe brutal al liderazgo de Chávez. ¿Por qué no lo hace? Porque intuye que perderá. ¿Qué recurso le queda en el marco de la desesperación? Apelar al atajo, el que siempre buscó desde que Chávez llegó a Miraflores. Sin importarle para nada la Constitución, contra la cual estuvo en contra cuando se aprobó y que luego violó el 11 de abril de 2002.


LABERINTO
Rafael García fue, nada menos, que director de Informática del Departamento de Seguridad (DAS) de Colombia. Fue un hombre clave en ese servicio de inteligencia y su testimonio sirvió para que más de 30 políticos fueran condenados o sometidos a proceso por nexos con la parapolítica. Sus declaraciones sobre lo que conoció y manejó acabaron con el director del DAS, Jorge Noguera, protegido del presidente Álvaro Uribe...


Noguera le ordenó ­cuenta García a Jorge Chávez Morales, reportero de este diario­ establecer relación con los paramilitares y ambos recibieron orden de Uribe de elaborar planes desestabilizadores contra Venezuela...


En su detallada declaración al periodista, en la cual aparentemente nada se guarda y que este diario publica por entregas, ratifica lo que siempre sostuvo: que "los paracos y el DAS querían asesinar a Chávez". Si un hombre que conoce tantos secretos, cuyas declaraciones iniciales obligaron al gobierno de Uribe a destituir a Noguera y a procesarlo, afirma de manera categórica que existía una conspiración para asesinar al Presidente venezolano, ¿por qué no se investigó tan grave denuncia como sí se hizo con otras que hizo y que resultaron ciertas? ¿Por qué aún se guarda silencio y los órganos juridiccionales competentes no actúan? ¿Hará algo ­ante las declaraciones de García­ el Ministerio Público venezolano? ¿Solicitará oficialmente la declaración de García y abrirá el proceso correspondiente? A todos, colombianos y venezolanos, interesa establecer la verdad sobre ese intento de magnicidio...


Calentar la calle es la consigna de los sectores de oposición que no creen en el sufragio ni en la democracia.

Los mismos del 11-A, de las guarimbas y atentados terroristas; pero la responsabilidad no es de los muchachos que queman el Ávila y trancan avenidas, sino de los rectores de las universidades, quienes los estimulan para que protagonicen acciones aventureras y arriesguen sus vidas. Claro está que a los rectores, arrellanados en sus despachos, y a profesores irresponsables no les importa lo que les pase a los muchachos; seguro que sus hijos no participan. Mueven los hilos de la provocación en contra de la enmienda y el orden constitucional.


Actitud indigna
No es posible calificar de otra manera la reacción que han tenido voceros de partidos de oposición, y aquellos medios de comunicación que los tutelan, a raíz de la última visita del presidente Lula Da Silva de Brasil. En vez de aceptar que fue conveniente para los venezolanos; que el afecto demostrado por el brasileño hacia nuestro pueblo es gratificante; que los acuerdos anunciados en el evento son positivos, y lo importante que es para América Latina el énfasis colocado en la integración, se recurrió a la más desconsiderada descalificación tanto de la visita como del visitante. Un diario que en el pasado fue expresión de buen periodismo, que recogió las ideas más avanzadas y progresistas del país y del mundo, respetuoso de todas las opiniones, editorializó con la intención de herir al presidente Lula, a quien endilgó calificativos despreciables. Nada le importó al editorialista de marras que se tratara de un Jefe de Estado, como tal, respetable, pero sobre todo del dirigente de una nación amiga como es Brasil. Mas no es Lula quien resulta afectado con la brutal descarga del diario fundado por un venezolano esclarecido, ligado a causas nobles de la humanidad, respetuoso de elementales normas de cortesía; sino el propio diario, la memoria de sus fundadores y la dignidad del periodismo. Una prueba más de periodismo de albañal.

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Bolivia Siiiiiiii

Randy Alonso Falcón


“Es el tercer triunfo. Vamos de triunfo en triunfo. Los neoliberales, los vendepatrias, están siendo derrotados permanentemente gracias a la conciencia de los bolivianos”, exclamó el Presidente Evo Morales ante la multitud enardecida que llenó la Plaza de Armas de la capital boliviana para celebrar el triunfo en el Referendo Constitucional.

Más de un 60 por ciento de los votantes dio su respaldo a la nueva Carta Magna, pese a la feroz campaña de odio y oposición de la derecha oligarca y racista. Una victoria que cimenta el camino iniciado el 18 de diciembre de 2005, cuando Evo fue electo como el primer campesino indígena que llegaba a la Presidencia del país andino y continuado el 10 de agosto de 2008, al obtener el apoyo del 67 por ciento de sus compatriotas con derecho al voto en el revocatorio.

Lo ocurrido este domingo es un espaldarazo el propósito que trajo al gobierno el Movimiento al Socialismo (MAS) de crear un Estado unitario, plurinacional, multicultural, con derecho de gobierno con autonomía para los 36 pueblos originarios. Es una ruptura con los 180 años de dominio de los grupos económicos y políticos vinculados a la minería, la agroindustria y las finanzas.

“Hoy se refunda el país con igualdad para los boliviano y bolivianas y respeto para los indígenas humillados históricamente, finaliza el colonialismo interno y externo y se acaba la subasta de los recursos naturales”, enfatizó Morales en su discurso.

La nueva Constitución refrenda el derecho a la vida de los bolivianos, su acceso a los servicios básicos, a la educación y la salud gratuitas, reconoce la diversidad lingüística y establece la defensa de los recursos naturales de la nación.

También en la jornada del 25 de enero se le dio un primer mazazo al latifundismo, reduciendo la propiedad permitida hasta las 5 mil hectáreas, en un país donde las mejores y la mayor parte de las tierras están en muy pocas manos.

El resultado es además excelente noticia para los esfuerzos integradores en América Latina y el Caribe, que han tenido en Evo Morales a uno de sus estandartes.

Evo contará ahora no sólo con el apoyo mayoritario del pueblo en su determinación de forjar una nueva y mejor Bolivia, sino que también tendrá en sus manos la inapreciable arma de la Constitución.

Deberá, eso sí, continuar enfrentando los embates de los potentados de la Media Luna, enardecidos por la votación cosechada en Santa Cruz, Pando, Tarija y Beni, quienes buscarán tensar la confrontación, azuzar la violencia y abortar el proceso de independencia nacional y justicia social que el pueblo refrendó a nivel nacional en las urnas.

La batalla contra las fuerzas de la exclusión, el oscurantismo, el racismo y el separatismo no ha concluido, pero se ha ganado un tremendo combate. Bolivia ratificó su decisión de cambiar la historia a favor de las grandes mayorías.

Ahora habrá que buscar en el Congreso que se aprueben las cerca de 100 leyes que se necesitan para implementar a plenitud la nueva Constitución. En diciembre habrá una nueva confrontación cuando se realicen las elecciones presidenciales y parlamentarias. El pueblo leal a Evo se alista para esos combates.

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lunes, 26 de enero de 2009

En los campos de refugiados palestinos

Luis Britto García


1
El relámpago perfila en la noche la mezquita en la entrada de Burg el Baragneh, uno de los tres campos de refugiados palestinos en Beirut y de los doce en el Líbano. Nos internamos por laberintos de callejuelas resbalosas. Llueve; esquivamos telarañas de cables y mangueras de gas y agua que gotean en la oscuridad. Chispean como luciérnagas las linternitas de los peatones; encandilan faros de motonetas que ascienden o descienden; desmaya el único anuncio luminoso: el del Hospital Haifa del Red Crescent Society, la Cruz Roja islámica. Administran el campo organizaciones palestinas como Al Fatah, Jidah o Hamas, que se reparten tareas por consenso de los refugiados.

2
En Burg el Baragneh se hacinan 20.000 refugiados en un kilómetro cuadrado: el campo crece hacia arriba, superponiendo pisos taraceados de ventanucos. Por una estrecha escalera descendemos hasta la salita donde nos recibe la señora Zeinab Mohamad Achuah sentada sobre multicolores alfombras. Está enferma del corazón y no deja de fumar. Su hijo pinta casas. Sus parientes están en Gaza y hace cinco días que no sabe de ellos. El café y los informes son amargos. Los refugiados sólo pueden residir en el campo y trabajar dentro de él. No pueden adquirir propiedades ni contratar. No pueden ejercer 73 profesiones, entre ellas medicina, derecho, ingeniería. Sus hijos que nacen en el país huésped no tienen la nacionalidad de dicho país y no gozan por tanto de derechos políticos. Los campos no disponen de servicios y compran la electricidad, el agua y el gas que circulan por las madejas de tubos. Rara vez hay corriente por más de ocho horas diarias. De repente, se va la luz. Zeinab se yergue, alzando en su mano un cirio parpadeante. Parece la Estatua de la Libertad, en un mundo donde la Libertad ya casi no es más que una estatua.

3
La luz del día revela lo que la noche cubre. Custodian la entrada del campo milicianos designados por las organizaciones palestinas mayoritarias. Las paredes están cubiertas de carteles y consignas revolucionarias en caracteres árabes. En el centro cultural destiempla el alma una exposición de fotografías del genocidio en Gaza. En un tarantín de reparaciones eléctricas cuelga enmarcado un afiche con las efigies de Bolívar, el Ché, Alí Primera, Chávez. Ascendemos escaleras estrechas hasta otra salita alfombrada. En las paredes cuelgan rosarios musulmanes, un bajorrelieve con la primera página del Corán, una efigie del Che. Habla la señora de la casa, rodeada de nietos y nietas. Tiene un hijo en Tel Aviv; una de sus hijas vivió dos años en Maracaibo. A través del intérprete nos cuenta que en Palestina nunca hubo problemas con los judíos residentes. En Najaríya tuvo sus hijos asistida por una doctora judía, que era magnífica persona. Quienes los persiguieron y obligaron a huir fueron los sionistas, que llegaron después. Agradece al Líbano el refugio que les brinda. Ora por Hugo Chávez, que rompió relaciones con Israel. Prefiere morir que ser toda su vida una refugiada. Al despedirnos, en las ventanas sonríen niños que no conocen la patria de sus padres ni pertenecen a aquella en que nacieron. En un taller del tamaño de un closet languidece un zapatero o más bien un patriarca de blanca barba expulsado de Palestina cuando tenía veintidós años. Una hora de exilio es interminable; sesenta años son la eternidad.

4
El autobús asciende entre áridas colinas con rocas despedazadas, que los agricultores acumulan en terrazas. Las casas están acribilladas de balas. En 2006 los israelíes invadieron el Líbano, bombardearon en Qana un edificio aniquilando a sus 27 ocupantes civiles, 17 de ellos niños, y huyeron ante la contraofensiva del Hezbolá. Apoyándose en un bastón, una enlutada anciana recorre las lápidas del mausoleo. Los retratos de los niños sonríen desde la eternidad. Seguimos hacia el Sur, hacia la Puerta de Fátima, hasta avistar la trocha de la frontera y las fortalezas de los israelíes en las alturas del Golan y los restos de un pueblo que los libaneses reconstruyen lentamente. Sopla un aire helado.

5
Se quiere representar el genocidio de Gaza como choque de civilizaciones o confrontación entre tradicionalismo islámico y postmodernidad talmúdica. En realidad, Estados Unidos subsidia el militarismo de Israel para tener bajo amenaza constante el Medio Oriente. En la costa de Gaza se han descubierto yacimientos de hidrocarburos, y el partido sionista de gobierno intenta ganar las próximas elecciones masacrando árabes. Según el diario israelí Ha´aretz de 9 de enero de 2009, la invasión de Gaza se planificó desde marzo de 2008. Violando la tregua con Hamas, el 5 de noviembre los israelíes refuerzan el bloqueo de Gaza y asesinan a siete árabes. La resistencia palestina contesta con cohetes artesanales que liquidan tres judíos. El 27 y 28 de diciembre arranca la Matanza de los Inocentes. Con casi un centenar de cazabombarderos F-16 y helicópteros de fabricación estadounidense y 10.000 efectivos protegidos por columnas motoblindadas, Israel dispara bombas de racimo, fósforo blanco y uranio empobrecido contra millón y medio de civiles palestinos bloqueados en los 360 km2 de la Franja de Gaza. Es la más sucia de las limpiezas étnicas.

6
Tanta omnipotencia militar es inútil. Los motoblindados no pueden contra Hamas. El Time del 19 de enero señala que para 2008 viven en Israel unos 5.500.000 árabes y 5.400.000 judíos; para 2020 se serán 8.500.000 árabes y unos 6.400.000 judíos. De aplicarse reglas democráticas, el gobierno de Israel ya sería árabe: a menos que intensifique la limpieza étnica, inevitablemente lo será. Si se respetara la resolución 194 de Naciones Unidas que garantiza el retorno de los refugiados, la mayoría árabe hoy sería abrumadora.

7
Se nos dice que en la Shoa (el Holocausto) fueron deportados y perecieron cinco millones de judíos; se culpa de esta atrocidad a quienes pretendieron ignorarla o nada hicieron ante ella, y se los obliga a resarcir los daños. Según Naciones Unidas, para 2002 de 8.270.509 palestinos, 5.248.186 eran refugiados; dos tercios del total, distribuidos entre los países árabes y el resto del globo. Suman la tercera parte de los refugiados del mundo; la mitad son niños menores de 15 años. Tras la Nakba (la ocupación israelí de Palestina en 1948) Israel confiscó sus propiedades. Se los mata u hostiga y bombardea para obligarlos a huir cada vez más lejos. Nadie ignora este Holocausto; nadie puede disculpar su indiferencia; nadie indemniza a sus víctimas. En El País, el caricaturista “El Roto” dibuja una horrible fosa negra, y una figurita humana que dice: “Aquí yacen 1.500 palestinos y la imagen de Israel”. No es como para echarles tierra.

8
Camino por el desierto de escombros donde hubo una ciudad. Despierto en el hotelito de Beirut y sé que esa Caracas devastada es quizá un sueño. Los venezolanos tenemos las mayores reservas de hidrocarburos del hemisferio; un país vecino mantiene sobre las armas medio millón de efectivos, está sembrado de bases estadounidenses, sus paramilitares cobran vacuna, montan alcabalas, dominan empresas de transporte, instalan casinos y asesinan dirigentes sindicales de un extremo a otro de Venezuela. Personas con dobles o triples nacionalidades pueden hacer nuestras leyes, gobernarnos, juzgarnos y dirigir nuestros cuerpos de Defensa. Hemos dado todo a quienes podrían dejarnos sin nada. En la terrible hora que se avecina, quién nos recibirá.

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domingo, 25 de enero de 2009

La Cuarta Fase: "El Despliegue"

Las líneas de Chávez
La Cuarta Fase: "El Despliegue"


“El mundo gira…” dice una vieja canción de los años 60. Y gira de verdad.

“Dejen al viento soplar…”. Y sopla de verdad.

Asumió Barack Obama, en medio de grandes expectativas de un mundo que dice “ya basta”, ante tantas agresiones de un Imperio en decadencia. Ha dicho que allí donde “los líderes que quieren crear conflictos estén dispuestos a abrir el puño”, entonces “les vamos a tender la mano”.

Pues bien, desde aquí, donde millones de seres humanos, en el Sur del planeta, hemos sufrido desde hace tanto tiempo los puñetazos del Imperio norteamericano, estoy seguro que recojo la voz de los pueblos atropellados, cuando digo que quien debe abrir de verdad sus puños, es precisamente el gobierno de Estados Unidos. Desde todo el mundo llegarían entonces manos extendidas, llenas de fraternidad. Entre ellas, sin duda, las de este soldado revolucionario y las de millones de venezolanas y venezolanos que, aunque Obama todavía no lo sepa, aquí estamos construyendo una democracia profunda: ¡el Socialismo Democrático!.

Mientras tanto, “dejemos al viento soplar”, y digamos como Santo Tomás: “ver para creer”. Y como nuestro amigo y gran escritor uruguayo Eduardo Galeano: “ojalá”.

Fidel, desde su trinchera de ideas, esa que la vida le reservó para continuar incidiendo en las batallas del siglo XXI, siguiendo aquel estratégico lineamiento de Simón Bolívar, cuando dijo en Angostura que “la imprenta es la artillería del pensamiento”, ya lo adelantó en sus escritos de hace apenas unas horas:

“Sin embargo, a pesar de todas las pruebas soportadas, Obama no ha pasado por la principal de todas. ¿Qué hará entonces cuando el inmenso poder que ha tomado en sus manos sea absolutamente inútil para superar las insolubles contradicciones antagónicas del sistema?”.

Ya Lula también había dicho lo suyo hace unos días, desde la ancha Planicie de Maracaibo, allá donde con apoyo brasileño, estamos construyendo un polo socialista de desarrollo: “Chávez, tenemos que hablar con Obama antes que lo atrape la maquinaria”.

Mientras tanto, en medio del torbellino de acontecimientos mundiales, aquí en la Patria de Bolívar continúa, cada día más intensa, esta batalla política por la Enmienda Constitucional. Lo repito: aquí, los patriotas; allá, los colonialistas.

En mis permanentes recorridos por el país, desde Barcelona hasta Cabimas, donde juramenté a decenas de miles de comités por el Sí, pertenecientes al Frente de las Misiones Socialistas, hasta esas calles, veredas y bloques de la parroquia heroica que es el 23 de Enero, he notado el creciente entusiasmo del pueblo venezolano, acompañado de un verdadero frenesí, desbordado de Pasión Patria.

Necesario es ahora redoblar la ofensiva general en todo el frente y por todas partes. Hoy domingo 25 de enero, se inicia la 4ta Fase de nuestra campaña: El Despliegue.

¡¡Llamo a todo el pueblo, a los partidos de la Alianza, a los Frentes Sociales, a las Patrullas Socialistas, a los Comités por el Sí, a desplegar toda la iniciativa, la creatividad, la alegría, la organización, la maquinaria y la movilización, hora tras hora, día tras día, casa por casa, calle por calle, barrio por barrio, ciudad por ciudad, en una gigantesca operación ofensiva, inteligente, apasionada y razonada!!

Necesario es pulverizar la poderosa campaña de desinformación que la contrarrevolución continúa lanzando contra el pueblo, basada en la permanente manipulación y el engaño, en un sinfín de cuentos mediáticos de laboratorio, como ese monumento al absurdo y a la idiotez que es el cuento de la “reelección indefinida”.

Cada vez que escucho a un pitiyanqui decir que la Enmienda es “reelección indefinida”, recuerdo a Shakespeare en Macbeth: “…un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y furia, y que no significa nada”.

Es así: “reelección indefinida” no significa nada. Sencillamente, la reelección es definida, o no es. Veamos: el acto de reelegir significa obligatoriamente la convocatoria definida a elecciones; la definición de una fecha para la votación popular y un exactamente definido período de mandato; la Constitución define los lapsos, de cuatro a seis años, para todos los cargos de elección popular…

¡¡No existe entonces, ninguna cosa que se parezca a lo que los pitiyanquis llaman “reelección indefinida”!!

Reelegir es volver a elegir. Quien aspire a continuar en un cargo de elección popular, tiene que someterse al veredicto del pueblo. ¿Se puede perpetuar alguien en el poder si los votantes no lo eligen? ¿Por qué no puede ser el pueblo el que ponga y quite gobiernos? ¿Por qué la oposición teme, como al diablo, contestar estas simples preguntas? ¿Cuál es la razón de su temor?

Yo sí lo sé. ¡¡Le temen es al pueblo, que despertó como un gran Lázaro colectivo!!.

Yo te propongo, compatriota, hombre o mujer, joven de mi Patria, que entre tú y yo, entre todos nosotros, votando Sí el próximo 15 de febrero, logremos perpetuar en el poder al pueblo venezolano, hagamos vitalicio el Proyecto Nacional Simón Bolívar para lograr la plena Independencia Nacional, coloquemos en un trono eterno ese binomio maravilloso, sólo posible en la futura Sociedad Socialista: ¡¡la Igualdad y la Libertad!!

Yo, el soldado Chávez, tu amigo Chávez, creo en ti, y digo con el Padre Bolívar: “creo más en las resoluciones del pueblo que en los consejos de los sabios”.

Y digo contigo: SÍ !!

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El reto del PSUV

Eleazar Díaz Rangel


Cuando se fundó el Partido SocialistaUnido de Venezuela (Psuv), se buscaba dotar al proceso revolucionario que dirige Hugo Chávez de un instrumento político, organizador, ideológico y que participara en la conducción del proceso. De paso, desplazaba al Movimiento V República, que había demostrado su capacidad como estructura electoral exitosa durante seis años de triunfos consecutivos, pero era evidente que no llenaba la función de un partido. Desafortunadamente, la transición se produjo durante el referendo constitucional de 2007 y, como es bien sabido, significó la primera derrota del chavismo.

Vistos los números, sucedió algo increíble: la victoria del NO fue producto, antes que del crecimiento de la oposición, de la abstención de tres millones de militantes del Psuv que habían votado un año antes para reelegir a Chávez. Sin embargo, nunca se conocieron las verdaderas causas de esa derrota, porque apenas comenzaba a debatirse bastante espontáneamente, pues el partido no organizó esa discusión; el presidente Chávez asumió toda la responsabilidad y, naturalmente, el debate se interrumpió.

Nadie supo por qué hubo estados como Portuguesa donde el SÍ obtuvo más de 60% y otros como Táchira y Miranda, donde apenas desbordaron el 40%. ¿Por qué esa diferencia? Tampoco se pudo saber cuál fue la responsabilidad del naciente partido en esos resultados. Nunca se buscó entre los tres millones la multiplicidad de motivos de su inhibición. Hoy, un año después, nadie lo sabe.

En esas condiciones, el Psuv asumió las recientes elecciones regionales, de contradictorios resultados, y ahora, de este referendo. ¿Está realmente en capacidad de asumirlo exitosamente? ¿Haber creado y movilizado varios frentes, se interpreta como desconfianza en la estructura de ese partido o como un mecanismo para fortalecerlo? Me formulo estas preguntas porque hace poco hablé con tres amigos militantes del Psuv, dos de ellos con experiencia partidista en la izquierda. Los tres me sorprendieron diciéndome que sus batallones habían celebrado sus últimas asambleas con menos de 10 personas. Un partido sin ideología definida, ni estatutos y con una organización en pañales, no parece ser el instrumento para tan serio compromiso. Necesita más que una manito de los frentes sociales para combatir la abstención y la confusión, y un adversario con alta capacidad de iniciativas, respuestas y recursos.

¿Acaso la dirección del Psuv desconoce el "Plan Jaque al Rey", aprobado en Puerto Rico? Fíjense nomás que allí plantean una campaña para vincular al Gobierno con las guerrillas y los narcotraficantes y, precisamente, las condiciones que acaba de poner el gobierno de Obama para normalizar las relaciones con Venezuela es que Caracas ¡rompa sus relaciones con las Farc y colabore en la lucha antinarcotráfico! Vaya coincidencias.

De acuerdo con ese plan, buscarán formar una matriz de opinión (como en el referendo del 2004) según la cual el NO ya ganó, para crear las condiciones y denunciar un fraude. Todo bien planificado y en ejecución. Entre las medidas violentas, Jaque al Rey contempla permanentes acciones de calle y "crear fuerzas de choque con las policías estadales y municipales".



Alguien en la Casa Blanca tomó nota de que mientras Barack Obama asumía el poder, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dictaba una conferencia en la Universidad de La Habana, se entrevistaba con Fidel Castro y preparaba su viaje a Caracas. Esas cosas no se veían antes.


Bombas en la Nunciatura y en la casa de Granier, camioneta quemada en la UCV, ataques a la Alcaldía Metropolitana, agresiones a opositores en el Ateneo, en ocasiones como esta, los criminólogos se preguntan a quién beneficia el crimen.


La nueva Constitución de Bolivia debe ser aprobada hoy en referendo. Pese a las concesiones a la oposición, los más extremistas tratan de sabotear la votación. Pero el apoyo al gobierno de Evo Morales garantiza resultados a favor del SÍ y entrará en vigencia por decreto presidencial.


No sé si Manuel Barroso estará enterado por qué están retrasadas inexplicablemente las divisas para los importadores de reactivos y aparatos para uso de los laboratorios clínicos.

En el caso de ciertos reactivos con vencimiento hasta de un año (pruebas para hematología, química sanguínea, bacteriología, etc.) se puede presentar una escasez aguda que demorará diagnósticos, suspenderá algunos exámenes y afectará a miles de pacientes. Sería bueno que solicitaran un informe.


De la Universidad de Los Andes, los profesores Lino Meneses Pachano y Gladys Gordónez Rojas me hacen llegar "Historia Gráfica de la Arqueología enVenezuela", de donde extraigo esta perla: "...la explotación petrolera en territorio venezolano... también contribuyó indirectamente con el inicio del sometimiento epistemológico del quehacer arqueológico venezolano al paradigma arqueológico estadounidense", afirmación que desarrollan en el capítulo "La Arqueología del buen vecino".


La última encuesta de Ivad, levantada entre el 17 y el 22 de enero, confirma la ventaja del SÍ En Anzoátegui la proporción es de 52,5% a 38,8% por el No, y 14% de indecisos.


Hoy estaré en la instalación del Congreso de Análisis sobre Latinoamérica, con periodistas europeos y de países latinoamericanos, en Santiago de Compostela; regresaré a tiempo para escribir el próximo domingo.

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sábado, 24 de enero de 2009

Robert Gates, ¿el poder detrás de Obama?

Ernesto Villegas Poljak


En noviembre pasado estuvo en Caracas, a propósito de la Feria Internacional del Libro, el escritor francés Thierry Meyssan, autor del best seller mundial La gran impostura: ningún avión se estrelló contra el Pentágono el 11S, donde rebate con escalofriantes datos la tesis oficial sobre los atentados del 2001 y en cuyas investigaciones se basaron aquí decenas de programas de TV del periodista Carlos Sicilia, antes de que lo obligaran, bajo amenaza, a callarse la boca.

Hasta tanto una entrevista que le hice a Meyssan para Telesur no fuese transmitida por ese canal —que la difundió el 19 de enero, víspera de la toma de posesión de Barack Obama—, no quise escribir nada sobre el particular, por respeto al "derecho de primicia" que lógicamente asistía a la antena que controla Andrés Izarra.

Me amarré los dedos para no hacerlo, y por fortuna no lo hice, porque a medida que transcurrió el tiempo surgieron nuevos elementos que —ustedes se harán su propio juicio— abonaron cada vez mayor verosimilitud a la versión que Thierry Meyssan maneja acerca de lo que se esconde detrás de la llegada del primer descendiente de africanos a la Casa Blanca.

Confieso que al principio lo escuché con cierto escepticismo, tal vez por las reservas que frente a la teorías conspirativas sobre del 11-S me manifestó hace unos años el académico estadounidense Peter Kornbluh, director del National Security Archive's, de la Universidad George Washington , autor de reveladoras investigaciones sobre, por ejemplo, los crímenes de Pinochet y los ataques de EEUU hacia Cuba. Un tipo progresista que goza de todo mi respeto.

Sin embargo, los hechos —testarudos ellos— hicieron que las palabras de Thierry Meyssan resonaran en mi mente como un grito de alerta al menos un par de veces durante todas estas semanas. Y yo sin poder contarlo públicamente.


Golpe en Washington
En dos platos, Meyssan me dijo —en noviembre— que un par de años atrás, el 18 de diciembre de 2006, se produjo en las alturas y trastiendas del poder de EEUU un golpe de Estado. Sí, así como suena. Un golpe de Estado. Su única expresión visible, según el francés, fue la discreta salida de Donald Rumsfeld y su relevo por parte de Robert Gates en la Secretaría de Defensa, o sea, en el Pentágono.

Gates, ex director de la CIA, inscrito en el Partido Republicano, habría llegado allí en hombros de los militares gringos para convertirse en una suerte de "hombre fuerte" detrás del gobierno de EEUU, al más puro estilo latinoamericano, llámese como se llame el ocupante de la Casa Blanca.

¿Las razones? Los militares reaccionaron de esta forma ante la amenaza que contra sus intereses corporativos supuso la política aplicada por Bush, a través de Rumsfeld, para llevar a cabo la ocupación militar de Irak. El empleo de mercenarios civiles, conocidos como "contratistas", en las actividades bélicas propias de los militares profesionales fue un buen negocio desde el punto de vista económico, pues atenuó los gigantescos costos de la guerra, pero estableció un precedente negativo para los militares de carrera, que se vieron a sí mismos, en perspectiva, en peligro de extinción.

Meyssan explica que los mercenarios reciben una paga bastante superior a la oficialidad y la tropa regular, pero en conjunto le salen más baratos al Tesoro de EEUU. "Un mercenario no tiene jubilación, los oficiales sí. Si un mercenario es herido, se acabó su contrato. Si el herido es un soldado profesional, debes atenderlo y eventualmente pensionarlo", ilustra.

Ideal desde el punto de vista económico, la política de privatización de la guerra terminó por enfrentar a la camarilla gobernante en EEUU con el estamento militar, una tensión que según Thierry Meyssan se resolvió a favor de éste último, que impuso a Bush la designación de Robert Gates y la paulatina reversión de aquella política.

El escritor francés sostiene que no se trató simplemente de un relevo de rostros y políticas, sino de un verdadero golpe de Estado que trasladó el poder efectivo de la Casa Blanca hacia el grupo de militares que rodea a Robert Gates en momentos en que la hegemonía económica, política y militar de ese país sobre el resto del planeta se ve amenazada por la grave crisis en que entró, sin muchas perspectivas de salida, el sistema capitalista que le da sustento.


Un dato que eriza
Un chiste de factura latinoamericana dice que en Washington nunca hay golpes de Estado por la sencilla razón de que es la única capital del continente americano donde no existe una embajada de EEUU. Hasta en La Habana funciona una Sección de Intereses.

Esa imagen me hizo archivar las conclusiones de Thierry Meyssan como una posible exageración.

Pero cuando Barack Obama, todavía presidente electo, a apenas un mes de haber ganado las elecciones, anunció el 1 de diciembre de 2008 que dejaría a Robert Gates un año más al frente de la Secretaría de Defensa, las exageraciones del francés comenzaron a dejar de parecerme tales.

Impresión que se desvaneció por completo cuando leí, asombrado, que Robert Gates sería el único alto funcionario del Gobierno de Obama que no asistiría a los actos de su toma de posesión en Washington.

¿La razón? Bush, en acuerdo con Obama, lo designó como "administrador", una figura que lo colocó como tercero en la línea de sucesión presidencial en EEUU. "Si matan a Obama y a su vicepresidente John Biden, Robert Gates será el hombre al mando", reportaron las agencias de noticias, como si fuera un detalle de menor importancia, típico de un traspaso de mando más en Washington.

No sé a ustedes, pero sólo leerlo me erizó. ¿Tendría razón Thierry Meyssan? ¿Será Obama un presidente prisionero de Robert Gates y sus generales? ¿Tendrá, como decimos en Venezuela, que bailar pegado para que no lo maten? ¿Le tienen el ataúd preparado? ¿O hará lo que otros decidan para salvar el cuello? ¿Exageraciones? Los días por venir irán aclarándolo.

Por lo pronto, ha aumentado el respeto que sentía por Meyssan, quien suele publicar sus artículos en www.voltairenet.org, una página alternativa que él mismo dirige. Su abuelo, por cierto, era un coronel francés que comandó las tropas de la ONU en Israel, en 1948, cuyo vehículo fue atacado con bombas por un grupo extremista hebreo —Irgum—, donde perdió la vida un superior suyo. El jefe de los atacantes era Benjamín Emmanuel, el papá de Rahm Emmanuel, un político de doble nacionalidad (israelí y estadounidense) al que Barack Obama nombró como su jefe de Gabinete.

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jueves, 22 de enero de 2009

Las Líneas de Chávez

Hugo Chávez Frías


Las líneas más fuertes que en mi vida de pelotero di, fueron siempre hacia la banda derecha.

Ahora, sobre el terreno de juego de la política y la revolución, estas líneas que hoy comienzan, irán hacia todas las bandas con la misma fuerza.

Sólo que ahora van con la fuerza de las ideas, de la convicción, de la pasión patria.

Soy, en esencia, un soldado. Y como tal, fui forjado en la escuela del compromiso y la obediencia al legítimo poder que orienta el esfuerzo colectivo, en la búsqueda de los objetivos tácticos y los fines estratégicos.

Las circunstancias y las condiciones que fueron enmarcando mi vida, me convirtieron bien temprano en un soldado revolucionario. De allí que, desde entonces, fui asumiendo como legítimo y superior, el poder soberano del pueblo venezolano, al cual ahora estoy absolutamente subordinado. Y lo estaré por el resto de mis días.

Digo esto hoy, en medio de los acontecimientos que marcan el inicio de este 2009, cuando recrudece la batalla política que se desató en nuestra patria hace dos siglos: unos, los más de nosotros, queremos la Independencia Nacional; otros, los menos, quieren convertir de nuevo a Venezuela en una colonia, en un país subimperial, en una subrepública.

No hay más camino para lograr la Independencia venezolana que la Revolución Nacional.

No hay más camino para la grandeza Patria que éste, ya emprendido, del socialismo; nuestro socialismo bolivariano: ¡La Democracia Socialista!

El otro camino, por el que nos quieren llevar los colonialistas pitiyanquis, condenaría a nuestro país a la minusvalía, a la pequeñez y a la tumba histórica; es el camino del capitalismo y su expresión política: la “democracia burguesa”.

Nosotros, los Independentistas, andamos con un juramento; aquel que hizo nuestro líder, Simón Bolívar, en el Monte Sacro el 15 de Agosto de 1805. Nosotros, los Patriotas, tenemos un proyecto, portamos una bandera…

Ellos, los colonialistas, no tienen juramento, no tienen proyecto, no tienen bandera. O mejor dicho, como lo hemos visto en diversas actividades de los pitiyanquis, su bandera al revés, volteada, de siete estrellas y no de ocho como fue el mandato de nuestro Bolívar en Angostura, lo dice todo: representan lo contrario a la patria, son la contrabandera, son la contravenezuela, son lo contrabolívar. Son la negación. Son la no-patria.

Y quiero expresar esto en mis líneas, sobre todo ahora, cuando estamos ya en plena campaña rumbo al referéndum del 15 de Febrero.

¡¡Febrero, otra vez Febrero!! Siento desde hace años, que mi vida está poderosamente ligada a este mes, de los candelorios sabaneros y las ventoleras del verano: ¡27 de Febrero, 4 de Febrero, 2 de Febrero!

Y ahora: 15 de Febrero

Veinte años después de “El Caracazo” que me engendró, diez y siete años después de la Rebelión Militar Bolivariana que me parió y diez años después de la toma de posesión que aquí me trajo, pongo de nuevo mi vida y todo mi futuro en manos del pueblo y su soberana decisión. Este soldado revolucionario hará lo que el pueblo mande.

Si la mayoría dijera No, entonces me iré en otro febrero, el de 2013.

En cambio, si la mayoría de ustedes, venezolanos y venezolanas, apoya la enmienda con el SI, entonces es posible que pueda yo continuar al frente del timón más allá del 2013.

Pero eso no es en verdad lo más importante.

Aquí y ahora, lo esencial es que, de ganar el No, se impondría la colonia, la contrapatria.

Y al ganar el SI, se impondrá la Patria, la Independencia.

Por ello, les repito, hombres y mujeres, juventud venezolana:

¡Los que quieran patria, vengan conmigo!

¡Los que vengan conmigo, tendrán patria!

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La pirámide del capitalismo

Luis Britto García


En noviembre de 2008 sesionó en Bolivia el Primer Seminario de Estafas Piramidales, reunión tardía para estudiar un fraude tan viejo como la codicia.

Se llama pirámide al sistema que atrae inversiones prometiendo intereses o beneficios tan exorbitantes que sólo pueden ser pagados atrayendo nuevas inversiones, y así sucesivamente hasta que se acaban los bobos.

Pero los bobos son inagotables, como lo demostraron en Venezuela nuestras múltiples Pirámides, el Jeque, la Crisis Bancaria de 1994 y la Vuelta zuliana; y en Estados Unidos el sistema Fonzi y el honesto capitalista Bernard Madoff al desaparecer 50.000 millones de dólares que le prestó la astuta oligarquía financiera hebrea.

Hace cinco años formulé los Diez Mandamientos de la Vuelta: 1)Nadie resiste la tentación de recibir todo a cambio de nada 2)La estafa es del tamaño de la prepotencia del estafado 3) Lo mal habido, fácilmente perdido 4)Mientras menos confianza inspira el oferente, más fe infunden sus promesas de hacernos ricos sin trabajar 5) Los fondos de los primeros estafados se usan para atraer a los siguientes, y cuando el pez cree tragarse el gusano, resulta tragado él 6)Mientras más gordo parece el gusano, más rápido se traga el anzuelo 7) Pagar deuda contrayendo nueva deuda en definitiva resulta impagable 8) En la Vuelta los únicos castigados son las víctimas 9)La Vuelta sólo termina cuando termina con sus presas 10) La Vuelta rompe el saco.

Cinco años más tarde, me doy cuenta de que los Mandamientos de la Pirámide son también los del capitalismo y de su crisis.

Al igual que la estafa piramidal, el capitalismo es un juego suma cero, en el cual la ventaja de uno sale de la pérdida de otros.

Como el capitalismo, la pirámide tiene por meta la ganancia, desechando cualquier otra consideración ética, jurídica, ecológica, social, política o estética.

Los promotores de la pirámide, como los del capitalismo, sostienen que su sistema no debe ser regulado ni limitado por nadie salvo por él mismo.

El capitalismo, como la pirámide, sigue devorando hasta que no le quedan más víctimas.

En lo tocante a la ecología, el capitalismo saquea, dilapida y consume toda la naturaleza presumiendo que así como la pirámide siempre encuentra más bobos que estafar, el capitalismo hallará siempre nuevos recursos que devorar.

En realidad, la predación capitalista redujo selvas y bosques tropicales al 2% de la superficie de la tierra; liquidó más de 50.000 especies vivientes entre 1990 y 2000; asesina cada año tres millones de personas que mueren por contaminación del aire y cinco millones que fallecen por contaminación del agua, elevó la concentración de dióxido de carbono de 220 a 550 partes por millón creando un efecto invernadero que derrite los casquetes polares, derrocha a paso acelerado las reservas de combustible fósil y las saquea con espantosas guerras.

Si la pirámide capitalista espera encontrar nuevos planetas después de destruir éste, el capitalismo piramidal intenta lo mismo con la población. Toda la riqueza de la tierra es producida por sus 6.000 millones de habitantes; la explotación capitalista logra que 2.600 millones vivan en pobreza media y 1.500 millones en pobreza absoluta; que según la CEPAL para 2005 el 44,6% de los latinoamericanos sean pobres y 19,4% indigentes; que según la UNICEF cada año en la región muera medio millón de niños por causas evitables.

Para arrancar todavía más riqueza destruyendo a quienes la producen, la pirámide capitalista niega los derechos sociales conquistados por siglos; reinstaura la esclavitud con las maquilas, planea la semana laboral de 64 horas con trabajo dominical, “flexibiliza” la relación laboral y echa a la calle millones de desempleados.

Como la pirámide capitalista no provee a los más con lo que necesitan, el capitalismo piramidal inventa el consumismo para forzar a los menos a comprar lo que no necesitan, asumiendo que siempre habrá quien se endeude para fingir el status que no tiene: el resultado son las crisis de sobreproducción cuando se copa la demanda de la ínfima minoría que puede consumir, y la quiebra masiva cuando personas o países no pueden pagar los intereses de los intereses de los intereses.

El capitalismo, como la pirámide, tiene por base el dinero, y la pirámide más colosal es la que desde 1971 imprime más y más dólares sin ningún respaldo con la pretensión de que las demás divisas se cubran con ellos y de que siempre habrá quien confunda con moneda un papel con un sistema de Reserva Federal que sólo garantiza un dólar por cada 83 que circulan.

Sobre ellos se monta una pirámide especulativa que supera setenta u ochenta veces la producción de bienes reales bajo el supuesto de que cada vez más tontos comprarán valores sin valor alguno, hasta que más de 700.000.000.000 $ se disipan en el aire y hay que sacar de la nada otra suma igual para sustituirla.

La pirámide, como el capitalismo, se sustenta en el crédito, y el capitalismo, como la pirámide, se funda en la pretensión de que es posible pagar lo que se debe endeudándose indefinidamente. Por ese camino Estados Unidos acumula una deuda pública de $59.000.000 millones que asciende a un desastroso 65,5% de su PIB y una impagable carga de $516.348 por familia.

El capitalismo, como la pirámide, sólo construye destruyendo: si fabricar armas es negocio, su producción debe seguir hasta exceder las necesidades reales de la defensa, y después de la desaparición de todos los enemigos significativos, hasta arrasar niños con bombas de fósforo, hasta consumir en 2007 un monto de 623.000.000.000 dólares anuales, superior al gasto militar del resto del planeta.

Alain Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal que desreguló la banca de inversiones, reconoció haberse equivocado, y sobre lo que había que hacer declaró: “No sé”.

También se parece el capitalismo a la pirámide en que para construirla se despojaba de su trabajo a todo un pueblo esclavizado para preservar la memoria de la momia de un parásito.

Pero sabemos que no hay más planetas, más humanidad, más víctimas que sacrificar ni a la pirámide ni al capitalismo.

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miércoles, 21 de enero de 2009

Linda ceremonia

Santiago O'Donnell


Fue la ceremonia de traspaso de poder más vista en la historia de la civilización. Como tal fue pensada y por eso la sobrecarga de simbolismo. Tuvo como máximo referente a Abraham Lincoln, el héroe republicano de la guerra civil, el hombre blanco que más hizo por la igualdad de las razas en Estados Unidos. Tuvo la bendición del pastor Rick Warren, un viejo luchador del movimiento por los derechos civiles de los años sesenta, uno de los negros vivos que más hicieron para unir a las razas en Estados Unidos. Y contó con la esforzada presencia del gran Muhammad Alí, el mejor atleta de todos los tiempos, uno de los hombres que más hicieron por la dignidad y los derechos de los negros en Estados Unidos y el mundo.

Esa es la impronta simbólica que Obama eligió darle al inicio de su presidencia, la de la unidad entre los blancos y los negros en primer lugar, para cerrar las heridas de la esclavitud, los linchamientos, las iglesias quemadas y las leyes Jim Crow.

Por eso empezó y terminó su discurso hablando de relaciones raciales. Arrancó invocando los “sacrificios” de sus antepasados y la “sangre” que dieron para alcanzar la “extensión de los derechos constitucionales”, o sea el fin de la esclavitud. Cerró recordando que hace 60 años los clientes negros eran rechazados en muchos restaurantes y ahora negros y blancos se mezclaban en el parque central de Washington para asistir a su asunción.

Así, Obama habló de unidad racial, no ya como meta o tarea pendiente, sino como punto de partida de un consenso más amplio, basado en la igualdad de oportunidades y en el respeto por el otro. El llamado a la unidad que simbolizó la ceremonia incluyó a los adversarios políticos, representados en la figura de Bush, a quien Obama trató con deferencia. También se extendió al mundo entero que miraba por televisión. Significativamente, en su discurso Obama sólo se dirigió a dos actores internacionales, ninguno de ellos aliados naturales de Estados Unidos. Al mundo musulmán le prometió un nuevo camino de paz. A los países pobres les prometió no ser indiferente.

La puesta en escena se completó con la ubicua presencia de Dianne Feinstein. La veterana senadora por California ofició de maestra de ceremonias en la explanada del Capitolio. Anunciaba lo que iba a pasar, presentaba a los números musicales, señalaba a las distintas personalidades que iban ocupando el escenario y las tribunas, llamaba a cantar el himno cuando era el momento. Feinstein representa el ala liberal y feminista del Partido Demócrata, y también es una fuerte aliada del lobby israelí. A través de ese capital simbólico, Obama buscó equilibrar el protagonismo de Bush en la ceremonia y mandar un guiño a su aliado en Medio Oriente.

Pero claro, así como es difícil conciliar intereses enfrentados en distintas partes del mundo, también lo es a nivel local. El mandato de cambio profundo que recibió el nuevo presidente tensiona la alianza policlasista y multisectorial que él propone. Esa tensión quedó en evidencia en el primer tramo del discurso inaugural, dedicado a la economía. Obama dijo que va a recompensar a los hacedores, a los creadores y a los tomadores de riesgo. Pero se reservó el derecho a agrandar el estado y anunció que habrá que tomar decisiones duras.

Los intereses que tocarán, o no, esas duras decisiones terminarán por definir las características de su alianza gobernante. Eso se verá con el tiempo. Lo que ayer hizo Obama es marcar un punto de partida y establecer las reglas básicas que regirán su presidencia.

En ese sentido, antes que líder y aún antes que ciudadano, se definió a sí mismo como un representante del pueblo. Para hacerlo usó las primeras tres palabras de la Constitución estadounidense, “We the People” (Nosotros la Gente): “Estados Unidos no prosperó simplemente por la habilidad y visión de aquellos en altos cargos. Prosperó porque Nosotros la Gente permanecimos fieles a nuestros antepasados y nuestros documentos fundantes”.

Desde ese lugar prometió que el respeto por los derechos humanos estará por encima de la lucha antiterrorista, admitiendo implícitamente que ese no fue el caso durante la presidencia de George W. Bush.

Mientras partía el helicóptero que alejaba a Bush de la Casa Blanca, dando fin a la ceremonia, el analista de la CNN en español se babeaba. “Fue una jornada impecable. En muy pocos lugares del mundo se puede presenciar un traspaso de poder voluntario, sin enfrentamientos,” dijo entusiasta desde un rincón de la pantalla, haciendo gala de un impecable castellano con acento centroamericano. “Esto demuestra que el nuestro es un gran país (Estados Unidos)”, se congratuló.

Pero mientras el analista apilaba elogios para la democracia norteamericana, millones de televidentes dispersos por el mundo se imaginaban, en un final hollywoodense, al helicóptero de Bush explotando en mil pedazos.

Lindo desastre le dejó a Obama. Linda ceremonia.

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martes, 20 de enero de 2009

La revolución palestina (Historia para entender el genocidio israelí)

Rodolfo J. Walsh


La serie sobre Palestina escrita por uno de los máximos referentes del periodismo y del compromiso revolucionario en América Latina, Rodolfo J.Walsh, fue publicada en el diario argentino "Noticias", en junio de 1974. Su vigencia es absoluta, para entender dónde se inscribe la masacre de hoy. Walsh estaba en Beirut el 15 de mayo, cuando un comando palestino golpeó en Maalot. Caminó al día siguiente entre las ruinas de las aldeas libanesas bombardeadas por la aviación israelí. Entrevistó a los principales dirigentes de la Resistencia Palestina.

Antes había pulsado el sentimiento dominante en El Cairo, Damasco, Argel. En su opinión, los acuerdos tramitados por Kissinger no sellarán la paz en Medio Oriente. La explicación está en el pueblo palestino expulsado de su tierra y en la marea revolucionaria que sacude a ese pueblo. Esa Revolución es el tema de la serie que empieza a publicar Noticias.


TRES MILLONES DE PALESTINOS DESPOJADOS DE SU PATRIA CUESTIONAN TODO ARREGLO DE PAZ EN MEDIO ORIENTE
- ¿Cómo te llamás?
- Zaki.

- ¿Qué edad tenés?
- Siete.

- ¿Vive tu padre?
- Murió.

- ¿Qué era tu padre?
- Fedaí.

- ¿Qué vas a ser cuando seas grande?
- Fedaí.


El chico rubio de cabeza rapada y uniforme a rayas que da estas respuestas en una escuela de huérfanos al sur de Beirut, Líbano, resume la mejor alternativa, que tras 26 años de frustración resta a tres millones de palestinos despojados de su patria: convertirse en fedayines, combatientes de la Revolución Palestina.

"¿Palestinos? No sé lo que es eso", declaró en una oportunidad la ex primer ministro de Israel, Golda Meir. Se conoce la eficacia ilusoria del argumento, utilizado en Argelia, Vietnam, colonias portuguesas, para negar la existencia de sus movimientos de liberación.. Muyaidín? Connait pas. Libération Front? Never heard of it. FRELIMO? Nao conhece. El enemigo no existe y todo está en orden. Cada una de estas negativas ha hecho correr un río de sangre pero no ha detenido la historia.

Desde hace un cuarto de siglo la política oficial del Estado de Israel consiste en simular que los palestinos son jordanos, egipcios, sirios o libaneses que se han vuelto locos y dicen que son palestinos, pero además pretenden volver a las tierras de las que se fueron "voluntariamente" en 1948, o que les fueron quitadas no tan voluntariamente en las guerras de 1956 y 1967. Como no pueden, se vuelcan al terrorismo. Son en definitiva "terroristas árabes".

Es inútil que en el Medio Oriente estos argumentos hayan sido desmantelados, reducidos a su última inconsecuencia. Israel es Occidente y en Occidente la mentira circula como verdad hasta el día en que se vuelve militarmente insostenible.

La hoja 1974 de esta historia no ha sido todavía doblada y ya tiene varios renglones sangrientos: Keriat Shmonet, Kfair, Maalot, Nabatyé. Es difícil entenderla si se ignoran las hojas 1967, 1948, 1917, y aún las anteriores, incluso las que se salen de la historia y se hunden en la literatura religiosa.


EN EL PRINCIPIO FUE…
Primero –dicen– fueron los caanitas y después fueron los hebreos. Faltaban mil años para que naciera Cristo cuando Saúl fundó su reino, que después se partió en dos. Hace casi 2700 años el reino de Israel fue abatido por los asirios. Hace 2560 años el reino de Judá fue liquidado por los babilonios, y en el año 70 de nuestra era los romanos arrasaron Jerusalén. Estos son los precedentes históricos del Estado de Israel, sus títulos de propiedad sobre Palestina.

El Sha de Irán podría alegar títulos análogos fundado en la invasión persa del siglo VI antes de Cristo, la Junta Militar griega podría recordar que Alejandro ocupó Palestina el año 331, Paulo VI acordarse de que en el año 1099 los cruzados católicos fundaron el reino de Jerusalén. Los propios historiadores árabes han señalado burlonamente que los caanitas que ocuparon Palestina antes que los hebreos, venían de la península arábiga y eran, en consecuencia, "árabes".

Con la destrucción de Jerusalén –dicen– empezó la diáspora judía, la dispersión. Desde entonces, según la leyenda moderna, el judío anduvo errante por el mundo esperando el momento de volver a Palestina. ¿Cuántos volvieron realmente? Historiadores ingleses afirman que en el siglo XVI vivían en Palestina menos de 4.000 judíos, en el siglo XVIII, 5.000, y a mediados del siglo pasado, 10.000. Es recién a fines de ese siglo cuando algunos judíos empiezan a plantearse el retorno masivo, y cuando ese retorno asume una forma política y una ideología: el sionismo. ¿Por qué?


UN FRUTO TARDÍO DEL CAPITALISMO
Una respuesta posible a esa pregunta surgió del campo de concentración nazi de Auschwitz. La escribió en 1944, su último año de vida, un judío marxista de 26 años, Abraham León: "El sionismo, que pretende extraer su origen de un pasado dos veces milenario, es en realidad el producto de la última fase del capitalismo".

En esa fase todos los nacionalismos europeos han construido sus estados y no necesitan ya de la burguesía judía que ayudó a construirlos, pero que ahora es un competidor molesto para el capitalismo nativo. "Repentinamente" surge en esos países el chovinismo antisemita, y se convierten en extranjeros indeseables judíos integrados durante siglos a la vida de los mismos, que, como dice León, "tenían tan poco interés en volver a Palestina como el millonario norteamericano de hoy".

Las persecuciones del siglo XIX afectan más a la clase media judía que a la clase alta, cuyos representantes notorios iban a lograr una nueva integración a nivel del capital financiero internacional.

Aquellos judíos europeos perseguidos que descubrieron en el capitalismo la verdadera causa de sus males, se integraron en los movimientos revolucionarios de sus países reales. El sionismo evidentemente no lo hizo y se configuró como ideología de la pequeña burguesía, alentada sin embargo por aquellos banqueros que –como los Rotschild– veían venir la ola y querían que sus "hermanos" se fueran lo más lejos posible. A fines del siglo pasado esa ideología encontró su profeta en un periodista de Budapest, Teodoro Herzl, su programa en las resoluciones del Congreso de Basilea de 1897 y su herramienta en la Organización Mundial Sionista.

El retorno a Palestina tropezaba sin embargo con el inconveniente de que el país estaba ocupado por una población –500.000 habitantes– que desde la conquista islámica del siglo VII era árabe.

Los fundadores del sionismo negaron el problema. En 1898 Herzl hizo un viaje a Palestina y preparó un informe donde la palabra árabe no figuraba. Palestina era una tierra sin pueblo donde debía ir el pueblo sin tierra. El palestino se convirtió en "el hombre invisible" del Medio Oriente. Algunos alcanzaron sin embargo a descubrirlo. El escritor francés Max Nordau vio un día a Herzl y le dijo asombrado: "Pero en Palestina hay árabes" y agregó: "Vamos a cometer una injusticia".


EN MEDIO SIGLO EL SIONISMO REEMPLAZÓ LA POBLACIÓN ÁRABE DE PALESTINA POR INMIGRANTES EUROPEOS
"Palestina es mi país" dice Ihsan. "Nunca estuve en Palestina", dice, "pero algún día volveré porque nuestros comandos están peleando para que volvamos".

"Mi padre murió en Abar el Djelili", dice Naifa. "La muerte de mi padre no me duele, porque murió por nosotros".

"Mi padre se llamaba Salah", dice Randa. "Estaba peleando y murió".

Ninguno de los 480 huérfanos de la escuela de Suq el Garb, al sur de Beirut, había visto Palestina si no era a través de los ojos del padre muerto.

En el aula las muchachas se levantaron para saludar al visitante que venía de tan lejos. En el pizarrón había una inscripción en árabe. Pregunté qué decía. Decía: "Historia Palestina".

La idea del Estado Judío surgió a fines del siglo pasado, como el último proyecto de un estado europeo cuando ya no existía en Europa lugar para un nuevo estado.

Ese estado debía en consecuencia instalarse fuera de Europa y el lugar elegido resultó Oriente. La contradicción fue "resuelta" a través de la ideología –el sionismo– y la ideología se alimentó en el mito bíblico y en la simulación de que Palestina estaba deshabitada.

Históricamente, estas construcciones mentales producen víctimas. En 1900 había en Palestina 500.000 árabes y 30.000 judíos. Si en 1974 hay tres millones de israelíes y 350.000 árabes, no hace falta preguntarse dónde están las víctimas: están afuera de Palestina, expulsadas de su patria.

Conviene recordar –porque es la cuestión de fondo– cómo se produce ese trasvasamiento sin precedentes en que la población de un país es reemplazada por otra.

Los primeros inmigrantes no provocaron la desconfianza de los árabes. En 1883 los habitantes de Sarafand recibieron a los colonos que llagaban con estas palabras. "Desde tiempo inmemorial somos hermanos de nuestros vecinos, los hijos de Israel, y viviremos con ellos como hermanos". Ocho años después sin embargo los notables de Jerusalén pidieron al imperio otomano, que gobernaba Palestina, que prohibiera la inmigración judía, y en 1898 los árabes de Transjordania expulsaron violentamente una colonia judía.

A pesar de las prohibiciones oficiales la inmigración continuó, aprovechando la corrupción de funcionarios turcos y de terratenientes árabes ausentistas que vendían sus tierras. En 1907 se estableció el primer kibutz, granja colectiva que desde el principio excluyó al trabajador árabe. Cuando en 1914 los turcos hicieron su primer y último censo, resultó que había en Palestina 690.000 habitantes, de los que 60.000 eran judíos. Ese año la guerra mundial dio al sionismo su gran oportunidad.


INGLATERRA REGALA PALESTINA
Foreign Office, Noviembre 2, 1917.

"Querido Lord Rotschild:

Tengo mucho placer en transmitirle, de parte del gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones Judías Sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.

"El gobierno de Su Majestad contempla con simpatía en establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo Judío, y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el cumplimiento de ese objetivo, quedando claramente entendido que nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de comunidades no-Judías existentes en Palestina, o los derechos y el status político de que disfrutan los Judíos en cualquier otro país".

"Le agradeceré ponga esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista".

Este trozo de papel, en apariencia inofensivo, es el fundamento moderno del Estado de Israel. Se lo conoce como de declaración de Balfour, y lleva la firma del canciller inglés.

Dos años después Balfour aclaró lo que quería decir: "El sionismo, bueno o malo, es mucho más trascendente que los deseos y prejuicios de los 700.000 árabes que ahora habitan esa antigua tierra… En Palestina no pensamos llenar siquiera la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes del país".

Dos años antes de la Declaración, Gran Bretaña había prometido al Shariff Hussein, la independencia de los países árabes, a cambio de su ayuda en la guerra contra Turquía, aliada de Alemania. Y en efecto fueron soldados árabes los que liquidaron el dominio otomano en Medio Oriente.

La declaración Balfour se conoció después y, finalizada la guerra, sirvió de base para la resolución de la Liga de las Naciones que convirtió a Palestina en mandato británico. En la redacción de ese documento participó la Organización Mundial Sionista.

A partir de ese momento la inmigración creció inconteniblemente, organizada por la Agencia Judía, que formaba parte de la administración británica.

Cuando los ingleses hicieron su primer censo en 1922 había en Palestina 760.000 habitantes, de los que algo más de 80.000 eran judíos: o sea el 11%. Esa proporción había subido en 1931 al 16 y en 1936 al 28%. Ese año se produciría la primera rebelión palestina contra los ingleses, que duró tres años y costó millares de muertos.


MANUAL DEL COLONIALISMO
Todavía en 1917 David Ben Gurion afirmó que "en un sentido histórico y moral" Palestina era un país "sin habitantes"..

Ben Gurion no ignoraba que el 90% de los habitantes eran árabes: decía simplemente que no existían como seres históricos o morales. Por la misma época, según relata Fanon, los profesores franceses de la Universidad de Argel enseñaban seriamente que los argelinos eran más parecidos a los monos que a los hombres.

Este tren de pensamiento, llevado a sus conclusiones prácticas, puede encontrarse en el propio fundador del sionismo, Teodoro Herzl. "La edificación del Estado Judío" escribió "no puede hacerse por métodos arcaicos. Supongamos que queremos exterminar los animales salvajes de una región. Es evidente que no iremos con arco y flecha a seguir la pista de las fieras, como se hacía en el siglo XV. Organizaremos una gran cacería colectiva, bien preparada, y mataremos las fieras lanzando entre ellas bombas de alto poder explosivo."

Algunos colonizadores admitían que los palestinos eran hombres, aunque más parecidos a los pieles rojas. "¿Quién ha dicho –preguntaba en 1921 la Organización Sionista de Gran Bretaña– que la colonización de un territorio subdesarrollado debe hacerse con el consentimiento de sus habitantes? Si así fuera… un puñado de pieles rojas reinarían en el espacio ilimitado de América."


UN GHETTO MÁS GRANDE
La mentalidad colonial marcó profundamente el establecimiento de la inmigración judía en Palestina. Se formaron comunidades cerradas, exclusivas, donde el árabe era un intruso. La reventa de tierras a los árabes se convirtió en pecado que las organizaciones terroristas judías castigaron sangrientamente.

Aún a nivel de la clase obrera se instala una perversión de la conciencia que convierte al trabajador árabe primero en competidor del inmigrante, después en enemigo, finalmente en víctima. La Histradut, central sindical judía, no admite en su seno, los boicotea, prohíbe a las empresas judías que compren materiales trabajados por los árabes.

David Hacohen, miembro de la Histradut y años después parlamentario israelí, ha recordado las dificultades que tuvo para explicar a otros "socialistas" ingleses que "en nuestro país uno adoctrina a las amas de casa para que no compren nada a los árabes, se piquetean las plantaciones de citrus para que ningún árabe pueda trabajar en ellas, se vuelca petróleo sobre los tomates árabes, se ataca en el mercado a la mujer judía que ha comprado huevos a un árabe, y se los rompe en la canasta…"

La soberbia racial va moldeando esa sociedad en el más absoluto aislamiento, como si todos los ghettos del mundo se juntaran en un ghetto más grande, pero esta vez deliberadamente encerrado en sí mismo.

Simón Luvich, israelí exiliado en Londres, recuerda con asombro aquella época de su infancia: "Para nosotros, los árabes eran una especie de exótica minoría étnica, que a veces bajaba de las montañas con sus kufeyas… Nunca entendimos de qué se trataba, porque no los veíamos."

Galili, ministro de Información de Israel, seguía sin verlos en 1969: "No consideramos a los árabes del país un grupo étnico ni un pueblo con carácter nacional definido".

Si es ceguera no ver lo que existe, a esa ceguera debe atribuirse la sangre que ha corrido y seguirá corriendo en Palestina.


EN 1947, UNA RESOLUCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS QUITÓ A LOS PALESTINOS EL DERECHO A TENER UNA PATRIA
El israelí se jacta ante el mundo de ser el máximo representante en la historia de la Diáspora… Pero quien posee en tal grado el sentimiento del destierro, llega a ser completamente incapaz de comprender que otros puedan tener ese mismo sentimiento. No es cruel que digamos que el comportamiento de los israelíes sionistas con el pueblo original de Palestina es similar a la persecución nazi contra los propios judíos.

(Mahmud Darwis, poeta palestino).


El mandato británico sobre Palestina después de la primera guerra mundial permitió cumplir con la promesa, contenida en la declaración de Balfour de 1917, de establecer un "hogar nacional" judío en un territorio poblado por los árabes. Para el sionismo el Mandato era una etapa intermedia, necesaria antes de establecer una población propia en Palestina como base del Estado Judío, objetivo permanente detrás de la fachada del "hogar nacional".

Gran Bretaña favoreció ese proyecto hasta que la inminencia de la segunda guerra mundial le hizo ver que el riesgo de que los pueblos árabes se alinearan junto a Alemania. Las falsas promesas de 1915 se renovaron en 1939.

En mayo de ese año el gobierno británico publicó un Libro Blanco donde reafirmaba que no tenía el propósito de imponer la nacionalidad judía a los árabes palestinos, prometía limitar a 75.000 el número de inmigrantes en los próximos cinco años y, a partir de 1944, no admitir nueva inmigración sin el consentimiento explícito de los árabes.

El Libro Blanco fue un producto tardío e ineficaz del colonialismo ingles. En los primeros 20 años de Mandato la proporción de habitantes judíos en Palestina pasó del 10 al 30%. Solamente en 1935 habían entrado más de 60.000 colonos: en 1940 la población judía se acercaba al medio millón.


ACEITANDO EL FUSIL
Los jefes de la Agencia Judía concibieron desde el principio la inmigración como una "colonización armada" y construyeron una organización semiclandestina, el Haganah, de la que en 1935 se separó un brote terrorista de ultraderecha, el Irgun, cuyo lema era un mapa de Palestina y Transjordania atravesado por un brazo armado y un fusil con el lema hebreo Rak Kach ("Sólo así").

Inicialmente estas organizaciones se limitaron a asegurar mediante el terror la vigencia del boycot antiárabe, pero a partir de 1939 empezaron a prepararse para combatir, también a los ingleses. Curiosamente uno de esos preparativos consistió en el ingreso masivo de judíos en el ejército británico: al final de la segunda guerra su número llegaría a 27.000 hombres, que serían el núcleo del ejército judío para la confrontación final en dos tiempos: contra los ingleses y contra los árabes.


EL EMPUJÓN NAZI
El estallido de la guerra llevó a su paroxismo la persecución de los judíos en Alemania y brindó un nuevo argumento para la inmigración en Palestina. Ben Gurion resumió en estos términos el sentido y los límites de la alianza entre el sionismo y Gran Bretaña: "Lucharemos junto a Gran Bretaña en esta guerra como si el Libro Blanco no existiera, y lucharemos contra el Libro Blanco como si no existiera la guerra".

En la práctica esto significó desconocer las cláusulas restrictivas del Libro Blanco e intensificar la inmigración clandestina, aún desafiando el bloqueo inglés. Buques cargados de inmigrantes europeos fugitivos del nazismo empezaron a llegar a las playas palestinas.

Cuando en 1940 los ingleses pretendieron devolver el cargamento de dos de esos barcos, el buque Patria que debía transportarlos confinados a la isla Mauricio, saltó en pedazos en el puerto de Haifa. Allí murieron 250 personas, en su mayoría mujeres y niños. Aunque el sionismo alegó que los propios refugiados volaron el Patria, la opinión mundial se indignó ante la insensibilidad británica.

Recién 18 años después un miembro del Comité de Acción Sionista, Rosenblum, reveló que el Patria había sido volado por la Haganah, sin consultar a las víctimas. "Con nuestras propias manos asesinamos a nuestros hijos", escribió Rosenblum.


LLEGAN LOS AMERICANOS
En 1942 el centro de gravedad del sionismo se había desplazado de Gran Bretaña a los Estados Unidos. El 11 de mayo de ese año la Organización Sionista Americana publicó un manifiesto que luego fue conocido como el Programa de Baltimore. Planteaba cuatro exigencias: el fin del Mandato, el reconocimiento de Palestina como Estado soberano judío, la creación de un ejército judío, la formación de un gobierno judío.

En Jerusalén, la Agencia Judía adoptó el Programa de Baltimore como política oficial del sionismo y se desligó del Mandato. Gran Bretaña había cumplido su ciclo. Iba a librar aún acciones de retaguardia, condenadas de antemano, pero dejaría en Medio Oriente –como en la India, como en Irlanda– la semilla de un conflicto inagotable.

Los norteamericanos tomaron el relevo de los ingleses y no lo abandonaron hasta hoy.

Cuando en 1945 se desmoronó el nazismo y se abrieron las puertas de los campos de concentración –las cámaras de gas, los patéticos restos de una infinita carnicería–, un sentimiento de horror sacudió a Europa.

Los europeos tienen una singular capacidad para proyectar los propios demonios a lejanos escenarios. Muchos franceses creen que las atrocidades de Hitler son distintas de sus propios crímenes en Indochina y Argelia: ingleses que no han oído de Kenya se asustan de las persecuciones de Stalin, y algunos italianos están convencidos de que el fascismo nació en la Argentina.

De acuerdo con este esquema, el exterminio de los judíos iba a ser purgado no en el lugar donde ocurrió, sino en Medio Oriente: no por quienes lo ejecutaron o lo permitieron sino por gente que no tenía nada que ver.

El proyecto de un Estado Judío en Palestina se convirtió así en clamor mundial y los dirigentes sionistas lo explotaron serenamente. Los 225.000 sobrevivientes de los campos de concentración fueron canalizados a Palestina aumentando una población que ya al fin de la guerra ascendía al 32%.

Entretanto se preparaba la guerra. No se había disipado el humo sobre las ruinas de Berlín ni se había desenterrado el espanto total de Auschwitz cuando David Ben Gurion, futura cabeza del Estado de Israel, negociaba en Estados Unidos la compra de armamento pesado y la reorganizació n de la Haganah por militares norteamericanos.


NACE UNA NACIÓN
Una fulgurante campaña de terror contra los ingleses precipitó el epílogo. En febrero de 1947 Gran Bretaña anunció que, en esas condiciones, no estaba dispuesta a seguir gobernando Palestina, y devolvió a las Naciones Unidas el Mandato que le había entregado la Liga de las Naciones.

La Asamblea de la UN discutió siete meses el tema y finalmente elaboró una solución "salomónica". Palestina sería dividida en dos Estados: uno judío, otro árabe.

En ese momento había en Palestina 1.200.000 árabes y 600.000 judíos. Los palestinos poseían el 94% de la tierra y los judíos el 6%.

El Plan de Partición de las Naciones Unidas dividió el país en dos. En uno, que se convertiría en el Estado de Israel, y que abarcaba el 60% de las mejores tierras cultivables, había 500.000 judíos y 400.000 palestinos. En el 40% restante, que nunca llegó a convertirse en Estado, y que hoy forma parte de Israel, había 800.000 palestinos y 100.000 judíos.

El mapa resultante es un notable ejercicio de topología en que ambos países aparecen superpuestos, con pasadizos y corredores para comunicar regiones separadas. Lo que no dice el mapa es que la mitad de las tierras de propiedad palestina caían bajo jurisdicción israelí, y que en millares de casos la aldea árabe quedaba separada de las tierras que cultivaban sus habitantes.

El 29 de noviembre de 1947, por una mayoría de dos tercios que encabezaban los Estados Unidos y la Unión Soviética, la Asamblea de la UN aprobó el Plan de Partición y desencadenó la desgracia del pueblo palestino, el genocidio, el éxodo y la guerra.

En la votación los norteamericanos presionaron hasta el límite a los dóciles gobiernos asiáticos y latinoamericanos. Una empresa yanqui compró a la vista de todo el mundo el voto de un país africano. El secretario de Defensa norteamericano James Forrestal, que no era propenso a escandalizarse, pudo escribir: "Los métodos que se han usado en la Asamblea General para presionar y coercionar a otras naciones, bordean el escándalo".

Así nació Israel. Pero la historia no terminaba. Al día siguiente de la votación, el sionismo lanzó todo el peso del terror para despojar a los árabes del territorio que le había dejado el Plan de Partición.


EL TERROR SIONISTA Y EL ÉXODO PALESTINO. LA MASACRE DE DEIR YASSIN SENTÓ UN MODELO DE ESCARMIENTO
"Durante tres días, del 11 al 13 de diciembre, atacamos en Haifa y en Jaffa, en Tireb y Yazur. Atacamos y volvimos a atacar en Jerusalén… Las bajas enemigas en muertos y enemigos fueron muy altas".

De este modo describe Menajem Begin, el jefe del Irgun, el comienzo de la guerra que durante siete meses sacudió a Palestina en 1947-48.

El objetivo de esos ataques no eran ya los ingleses. El 29 de noviembre las Naciones Unidas habían votado la partición de Palestina y Gran Bretaña anunció el 14 de mayo de 1948 que retiraba sus últimas tropas.

El blanco de la ofensiva en que participaron la Haganah, el Irgun y la Banda Stern era la población Palestina, desarmada y desorganizada.

En septiembre de 1946 la Haganah había caracterizado al Irgun y la Banda Stern como "organizaciones que se ganan la vida mediante el gangsterismo, el contrabando, el tráfico de drogas en gran escala, el robo a mano armada, el mercado negro".

Esta suma de dicterios expresaba en realidad diferencias políticas y de método. Mientras la Haganah, brazo armado de la Agencia Judía, se definía como "socialista" y buscaba una imagen de respetabilidad, el Irgun evolucionaba hacia las posiciones fascistas que hoy sostiene el partido Herut, encabezado por el mismo Begin y la Banda Stern era un grupo de desesperados de ultraderecha.

A pesar de las acciones espectaculares del Irgun, Haganah fue siempre la organización de mayor peso y de ella surgieron los líderes, hasta hoy, del Estado de Israel.

Como jefe militar aparecía Moshe Sneh. La cabeza real era Ben Gurion –luego primer ministro– y entre sus dirigentes figuraban Moshe Dayan, hasta hace poco ministro de Defensa, y el actual primer ministro Itshak Rabin.

Un comité anglonorteamericano de investigación sobre la violencia en Palestina describió en 1946 los efectivos de la Haganah: una fuerza territorial de reserva de 40.000 colonos, un ejército de campaña de 16.000, y una fuerza de choque, el Palmach, que oscilaba entre 2.000 y 6.000.

El Irgun tenia de 3.000 a 5.000 combatientes; la Banda Stern alrededor de 300.

Separadas por ácidas disputas, estas tres fuerzas confluyeron rápidamente ante el anuncio de la retirada inglesa, aceptaron la hegemonía de la Haganah y pusieron en práctica el llamado Plan D, que consistía en aterrorizar a la población árabe en el período de vacío político comprendido desde el voto de la UN y la retirada inglesa y limpiar de árabes el Estado Judío y ocupar todo el territorio posible del Estado Árabe previsto por el Plan de Partición.


DEIR YASSIN
Las primeras operaciones combinadas de las organizaciones sionistas se desataron en diciembre de 1947 sobre la carretera que unía los dos principales baluartes judíos: la ciudad costera de Tel Aviv y el barrio judío de Jerusalén. La carretera estaba flanqueada por aldeas árabes, lo que equivalía al bloqueo de Jerusalén.

La primera etapa consistió en operaciones de hostigamiento contra esas aldeas, duró hasta marzo de 1948 y dejó 1700 muertos. La ofensiva en gran escala comenzó el 3 de abril cuando el Palmach tomó por asalto la aldea de Qastall, situada sobre un cerro que dominaba la carretera.

Seis días después el Irgun con el conocimiento de la Haganah, desarrolló una operación que hasta el día de hoy aparece ante cien millones de árabes como el símbolo del horror: el asalto y la masacre de Deir Yassin.

Deir Yassin era una pequeña aldea árabe situada cinco kilómetros al oeste de Jerusalén. No tenía importancia estratégica alguna y sus habitantes permanecían al margen de la conflagración. En la mañana del 9 de abril, 200 efectivos del Irgun y la Banda Stern entraron a sangre y fuego casa por casa, masacrando a 254 hombres, mujeres y niños, saquearon, violaron, mutilaron cadáveres y los arrojaron a una fosa común.

"El baño de sangre de Deir Yassin" –admitió después el escritor judío Arthur Koestler- "fue la peor atrocidad cometida por los terroristas en toda su carrera".


DISCURSO DEL MÉTODO
En su libro La Rebelión, el autor de la masacre, Menajem Begin, aclaró sus motivos. Después de Deir Yassin, dice, "un pánico sin límites asaltó a los árabes, que empezaron a huir en salvaguarda de sus vidas. Esta fuga en masa se convirtió en un éxodo enloquecido e incontrolable. De los 800.000 árabes que vivían en el actual Estado de Israel, sólo quedaron 165.000".

La opinión de Begin es confirmada por Koestler: "La población árabe fue presa del pánico y escapó de sus pueblos y aldeas lanzando el lastimero grito: Deir Yassin. Huyeron de sus casas dejando a medio beber el último café en el pocillo de porcelana".

Si los detalles de la masacre de Deir Yassin merecen un tratamiento aparte cuando se discuta el rol del terrorismo en las luchas palestinas, sus efectos políticos y militares se hicieron evidentes enseguida.

Tres días después el Palmach tomó Kolonia sin lucha y dinamitó una por una las casas árabes. Cinco aldeas más fueron destruidas por la fuerza de choque del Haganah antes del 17 de abril con un saldo de 350 muertos. El 21 de abril, dice Begin, "todas las fuerzas judías penetraron en Haifa como un cuchillo entra en la manteca. Los árabes escapaban aterrados gritando Deir Yassin".

Haifa era la segunda ciudad de Palestina. En una semana su población se redujo de 60.000 a 9.000.

El 25 de abril el Irgun atacó Jaffa, la ciudad árabe contigua a Tel Aviv.. Al principio hubo resistencia, pero después se repitió el fenómeno: los árabes escapaban por decenas de millares. Aquí no fue necesario el ejemplo de Deir Yassin: los últimos defensores de Jaffa fueron fusilados sobre el terreno, los sobrevivientes expulsados con lo puesto, y las casas dinamitadas una tras otra.

El mismo día la Haganah tomó Acre. Bastó un megáfono y el anuncio de represalias, para que el éxodo se repitiera.

Mientras estos episodios se repetían en centenares de aldeas y decenas de millares de familias palestinas ambulaban por los caminos que conducían al Líbano, Siria, Jordania, las tropas británicas observaron con singular indiferencia, limitándose a impedir que los incipientes ejércitos de los países árabes violaran las fronteras del nuevo Estado de Israel.

El 14 de mayo las últimas columnas del ejército inglés desfilaron al son de las gaitas por las calles de Jerusalén. En el primer minuto del 15, una exclamación de júbilo brotó de las posiciones conquistadas por los israelíes: era el Día de la Independencia.

Nathan Chowsi, un judío que emigró a Palestina en 1906, ha calificado ese júbilo:

"Los viejos colonos de Palestina podríamos relatar de que manera nosotros, los judíos, expulsamos a los árabes de sus ciudades y sus aldeas… Aquí había un pueblo que vivió 1300 años en su propia tierra. Vinimos nosotros y convertimos a los árabes en trágicos refugiados. Y todavía nos atrevemos a calumniarlos y difamarlos, a ensuciar su nombre. En vez de sentirnos profundamente avergonzados por lo que hicimos, y tratar de enmendar todo el mal que hemos cometido, ayudando a esos infelices refugiados, justificamos nuestros actos terribles, y tratamos inclusive de glorificarlos" .


PRODUCTO DE TRES GUERRAS Y DE INNUMERABLES PERSECUCIONES EL PUEBLO DE LAS TIENDAS AGUARDA SU HORA
- ¿Usted de dónde es?
- Soy de Jaffa.

- ¿Y dónde vive?
- Yo vivo en una carpa. Y usted, ¿de dónde es?
- Soy de Bulgaria.

- ¿Y dónde vive?
- Vivo en Jaffa.

(Arlette Tessier. "Diálogo en Gaza")

"Esta es una transmisión de la Haganah, intimidando a los árabes a que abandonen esta distrito antes de las 5:15 de la madrugada. Tengan piedad de sus mujeres y de sus hijos y salgan de este baño de sangre. Váyanse por el camino de Jericó, que todavía está abierto. Si se quedan, vendrá el desastre.

Aún no había amanecido el 15 de mayo de 1948, Día de la Independencia de Israel, cuando decenas de camiones equipados con altoparlantes transmitían este mensaje a las poblaciones árabes.

El desastre que se invocaba no era una amenaza hueca. El recuerdo de la masacre de Deir Yassin se unía en la mente de los palestinos al de decenas de pueblos y ciudades ocupados a sangre y fuego.

El Plan Dalat o Plan D, puesto en ejecución por el alto mando de la Haganah, al que se plegaron las otras dos organizaciones terroristas –Irgun y Stern- incluyó trece campañas militares en regla entre el 1º de abril (Operación Nachshon) y el 14 de mayo (Operaciones Ben Ami, Pitchfork y Schfilon). Ocho de ellas se desarrollaron fuera de Israel.

El resultado de estas operaciones fue la ocupación de Haifa, Jaffa, Beisan, Acre, barrio residencial árabe de Jerusalén y otras poblaciones menores, así como la "purificación" de Galilea.

Antes que Ben Gurion proclamara el Estado de Israel en un museo de Tel Aviv, bajo un retrato de Teodoro Herzl fundador del sionismo, había ya 400.000 palestinos fugitivos. Pero en la madrugada del 15 las fuerzas israelíes cruzaron arrolladoramente las fronteras del Estado árabe consagrado por el Plan de Partición de la UN que, de ese modo, no llegó a existir.

Es entonces cuando se produce, según la historia oficial israelí, pródiga en mitos, "la invasión de cinco poderosos ejércitos árabes" contra el indefenso Estado de Israel.


EL COWBOY Y EL PIELROJA
Después de la guerra del 48, cada bando hizo su balance militar. Solamente la Haganah, que en 1946 tenía 65.000 hombres (fuente británica) y en 1948, 90.000 (fuente israelí), contaba un año antes de la guerra con 10.000 fusiles, 1.900 metralletas, 600 ametralladoras y 768 morteros: en este caso la fuente es Ben Gurion.. En los meses anteriores a la Partición, ese armamento se multiplicó merced a la introducción "clandestina" de una fábrica capaz de producir 100 metralletas y 50.000 balas por día. Y en vísperas de la guerra, agentes israelíes contrabandearon por barco y por avión millares de fusiles y ametralladoras checas.

Fuentes árabes estiman el total de sus fuerzas en 21.000 hombres mal equipados, con largas líneas de comunicaciones. En Egipto reinaba el corrompido rey Faruk, cuyo primer ministro Nokrashy no tenía el menor interés en mandar hombres a Palestina, desafiando a los ingleses que aún ocupaban el Canal de Suez. En Irak gobernaba un títere de los ingleses, Nuri as Said. Siria acababa de independizarse de los franceses y su ejército no superaba los 3.000 hombres. El "ejército" libanés tenía apenas 1.000 reclutas.

La única fuerza militar atendible, la Legión Árabe, reunía 4.000 hombres adiestrados y conducidos por oficiales ingleses. El Foreign Office llegó a un acuerdo con el rey Abdullah, por el que se impidió a la Legión violar la frontera israelí. (Abdullah pagó después su traición a manos de un refugiado palestino)

En estas condiciones la invasión de los "poderosos ejércitos árabes" en apoyo de sus hermanos palestinos resultó apenas un gesto desesperado.

A pesar de todo, esas fuerzas consiguieron algunos éxitos iniciales, cuyo eje era el bloqueo de Jerusalén, pero el 11 de junio aceptaron una tregua que les hizo perder todas las ventajas conseguidas. En menos de un mes la Haganah terminó de convertirse en un ejército regular, y cuando el 7 de julio se reanudó la lucha, duró apenas diez días. Ahora sí, los árabes estaban vencidos.


EL MASACRADOR DE LYDDA
En el contexto de la derrota, cabe el estilo de la victoria. El 11 de julio de 1948, la población árabe de Lydda, que se había rendido a los israelíes, se sublevó al advertir la presencia de unos tanques jordanos. El tercer regimiento del Palmach liquidó en horas la insurrección, entrando casa por casa y disparando sobre todo lo que se movía. Según fuente israelí, hubo 250 muertos. Según fuente árabe, entre 500 y 1.700, de los cuales 150 fusilados en la Gran Mezquita convertida en prisión. El escritor inglés Erskine Childers dice que una columna israelí entró en el pueblo disparando en todas direcciones: "los cadáveres de hombres, mujeres y niños quedaron desparramados en las calles, tras esta carga implacablemente brillante".

Y dice quién iba al frente de la columna: Moshe Dayan, un nombre que haría historia.

Tras la firma del armisticio, Israel se quedó con 3.500 kilómetros cuadrados más de tierra palestina, Faruk se apropió la franja de Gaza y la monarquía hachemita anexó la Cisjordania. Palestina había dejado de existir. Casi 900.000 palestinos se amontonaban en los campamentos de refugiados de Jordania, Siria, Líbano, Gaza, alimentándose con las raciones de socorro de la UN. Una generación entera nació y creció bajo las carpas. En 1954 eran más de un millón, en 1956, 1.300.000. Otros 500.000 habían emigrado al Canadá, al Brasil y a otros países.

En 1956 esos desterrados vieron pasar entre columnas de polvo los tanques israelíes que se lanzaban sobre el Sinaí, mientras los ingleses y los franceses ocupaban el Canal. Meses después los vieron regresar.

En 1967 el dios de la guerra volvió a tronar en los escuálidos campamentos del Pueblo de las Tiendas.


LA PAZ ISRAELÍ
"Fue con repugnancia que vi por televisión las escenas de Israel en aquellos días; la ostentación del orgullo y la brutalidad del conquistador; los estallidos del chauvinismo; y las salvajes celebraciones del inglorioso triunfo, contrastando con las imágenes del sufrimiento y desolación árabe, las caravanas de refugiados jordanos y los cadáveres de los soldados egipcios muertos de sed en el desierto. Contemplé las figuras medievales de los rabís y los khassidim saltando de alegría en el Muro de los Lamentos; y sentí como los fantasmas del oscurantismo talmúdico –que bien conozco- se amontonaban sobre el país, y cómo la atmósfera reaccionaria de Israel se volvía densa y sofocante".

Este es el comentario de un escritor judío, Isaac Deutscher, a la fulgurante campaña de los Seis Días que, en junio de 1967, arrojó al ejército egipcio al otro lado del Canal de Suez. Sus glorias han sido suficientemente cantadas. Entre ellas no figura probablemente la expulsión de 250.000 palestinos que aún quedaban en Cisjordania y Gaza.

En el vacío que dejó el largo éxodo palestino, se estableció la Paz Israelí. El profesor de matemáticas italiano le sacó la casa al tendero árabe. El lingüista inglés construyó la suya sobre un espacio demolido.. El pintor apátrida del Quartier Latin se rodeó de un ambiente "oriental". El ingeniero agrónomo argentino se fue al kibutz donde ya no quedaba ni memoria del fellah que durante trece siglos le preparó la tierra: como si no hubiera tierra en la Argentina.


EN LA RESISTENCIA ARMADA EL PUEBLO PALESTINO ENCONTRÓ AL FIN SU IDENTIDAD NEGADA POR LA OCUPACIÓN
"Yo soy de Djebelia, en la franja de Gaza. Allí éramos 16.000 concentrados. Nos quitaron las casas, destruyeron los campos y se repartieron todo. Quieren que todo cambie de aspecto, que nada sea árabe. A la gente más vieja, la que se fue en 1948, no la dejan volver para que no puedan reconocer los lugares. Nos incitan a irnos, nos ofrecen dinero para que nos vayamos a países más ricos. ¡Vayan a Canadá, a Argentina, allá van a estar bien! Tal vez ellos han venido de allá, ¿no?"

"Djebelia tenía fama de brava. A los que éramos de Djebelia no nos daban trabajo, decían que éramos peligrosos. Un día, en 1969, nos bombardearon. Empezaron a las 10 de la mañana y nos cañonearon hasta las 5 de la tarde. Hubo 500 muertos. ¿Por qué? Porque somos palestinos. De noche rodean el campamento con tanques, no nos dejan salir. Y sin embargo, tienen miedo: yo aprendí el israelí y los oigo conversar. Cuando pasan en un jeep, van sentados alrededor del jeep, apuntando en distintas direcciones" .

El muchacho se ríe.. Estamos en el campamento de Borje Barashne, al sur de Beirut, capital de Líbano, a cuya Universidad ha venido a estudiar. Hay 20.000 refugiados en este campamento que es en realidad un pueblo, una villa cuya copia casi exacta son algunas manzanas de la villa de Retiro: pequeñas casas de bloques con techos de chapa, pasillos de material con la canaleta por donde circula el agua, canillas colectivas. E igual que nuestro villero, el palestino pone una planta, aunque sea una maceta, en el mínimo espacio libre: recuerdo del campo al que uno y otro pertenecen.

Después las diferencias. No hay calles, solamente pasillos, porque en Medio Oriente el espacio es distinto que en Argentina: Líbano cabe dos veces en la provincia de Tucumán. Pero otra diferencia que al principio casi no se nota, va penetrando como la verdad esencial del campamento. Son los hombres vestidos de caqui que sentados en alturas estratégicas vigilan con el fusil AK cruzado sobre las rodillas, es el jefe de la milicia local que sale a recibirnos, es la puerta de madera de una casa donde el refugiado que la habita ha pintado todo a lo alto la bandera roja, verde, blanca y negra de la Resistencia palestina, y adentro de la bandera su nombre en árabe. Administrativamente , el campamento depende de la UN. Políticamente, la palabra es Fatah.


LA LUZ DE LA ESPERANZA
En una oficina de Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de Fatah (sigla de Movimiento Nacional de Liberación Palestina) enumeró ante el enviado de Noticias las etapas de la Resistencia.

"La primera etapa, antes de 1965, fue de preparación y organización. Llegamos a la conclusión de que la lucha armada era la única salida para el pueblo palestino, y desde ese año empezamos a ponerla en práctica. Fue una época llena de dificultades: teníamos tantos enemigos… No eran sólo los israelíes, sino también el imperialismo y los elementos reaccionarios en los países árabes. Nuestro primer mártir, Ahmed Muza, fue abatido por el ejército jordano al cruzar la frontera con Israel.

"Nuestras operaciones militares fueron una de las razones que alegaron los israelíes para desencadenar la guerra de 1967. Pero allí los países árabes fueron derrotados y se instaló un clima de derrota. Era importante acabar con ese clima, y por eso, apenas terminada la guerra, nosotros reanudamos las hostilidades. Eso fue el 28 de agosto de 1967.

"En cuatro meses, lanzamos 79 operaciones en el interior de Palestina, pusimos fuera de combate a más de 300 sionistas, volamos dos trenes militares, derribamos tres helicópteros, destruimos medio centenar de vehículos, hicimos estallar el depósito de explosivos de Acre y bombardeamos con bazukas los suburbios de Jerusalén y Tel Aviv.

"El precio fue duro: perdimos 46 hombres, de los cuales la mitad eran cuadros de conducción.

"Pero en todo el mundo árabe esa actividad de Fatah fue percibida como una luz de esperanza, que se agrandó el 21 de marzo de 1968, cuando dimos la batalla de Al Karameh".


EL SIGNO DE KARAMEH
Si Deir Yassin es para los palestinos el recuerdo que sobrecoge y enfurece, Al Karameh simboliza la recuperación de la propia identidad negada tras la derrota, la confiscación, la persecución, el exilio. Dice un combatiente:

"En esa época, nuestro problema era obtener bases permanentes. En la guerra de junio habíamos perdido las bases de Gaza y Cisjordania. Entonces empezamos a filtrarnos en Jordania, por separado, de a uno o de a dos. Así se formó la base de Al Karameh, en el campamento de ese nombre que existía desde 1948. Juntamos 500 combatientes en la zona. De allí lanzamos una escalada operativa.

"El gobierno de Jordania quería echarnos, pero no se atrevía. Los israelíes empezaron a fastidiarse. Al fin planearon una operación de represalia en gran escala, para aplastarnos. Concentraron 15.000 soldados, con tanques. Pero estaban tan orgullosos de la victoria de junio, tan seguros de que nadie podía oponerles resistencia, que no tomaron medidas de seguridad. Nosotros nos enteramos 48 horas antes de la operación.

"Llamamos a todas las organizaciones palestinas para que discutiéramos si debíamos enfrentar el ataque o retirarnos. Algunos dijeron que los principios de la guerrilla prohibían el choque frontal, que si el enemigo ataca en fuerza, nosotros nos retiramos, todas esas cosas.

"Fatah sostuvo que todo eso era cierto, pero que aquí lo fundamental era el marco político: la derrota árabe, el pueblo desesperado. Fatah decidió dar la batalla, a todo o nada. Sólo nos acompañó una pequeña organización, el Ejército de Liberación Palestino.

"Con ellos distribuimos los 500 puestos de combate. No era una emboscada, Al Karameh era terreno llano, con una población, una villa de emergencia. Había que pelear como se pudiera. Durante toda la noche cavamos pozos, nos enterramos, y esperamos el amanecer.


LA PICADURA Y EL BURRO
"A las 5 de la mañana empezaron la preparación de artillería, después avanzaron los tanques. Venían como para desfile. Traían periodistas y Dayan les dijo que iban a almorzar en Amán, la capital de Jordania. Cuando les paramos un tanque con un bazukazo, y después otro, se quedaron como sorprendidos. No esperaban eso. Retrocedieron, después volvieron a avanzar. Ahora venían con aviones y helicópteros además de los tanques. Les resistimos trinchera por trinchera, les resistimos hasta el mediodía.

"Y en esas siete horas interminables, detrás nuestro estaba el ejército jordano, inmóvil. Los oficiales miraban la batalla con sus prismáticos. El rey Hussein había ordenado no intervenir, y los oficiales miraban: oficiales árabes".

"No se sabe quién dio el grito, quién no aguantó más. Y de pronto el ejército jordano avanzaba, desobedeciendo órdenes, se juntaba con nosotros. Eso fue a mediodía".

"A las ocho de la noche la división israelí empezó a retirarse. No podíamos creerlo, era la primera vez que sucedía, la primera vez en la historia. Y cuando avanzamos vimos el daño que les habíamos hecho: los tanques destruidos, los equipos abandonados".

"Al día siguiente Hussein se hizo fotografiar en un tanque capturado. A Dayan le preguntaron para cuando era el almuerzo en Amán, y él contestó que sólo el burro no cambia de opinión. A Levy Eshkol le preguntaron qué había sucedido, y él dijo que el que busca miel, debe esperar algunas picaduras".

"Aquella picadura la hicimos nosotros, y nos costó. Nos costó 90 muertos, que son muchos cuando sólo teníamos 500 hombres. Pero Al Karameh cambió todo, fue un viraje decisivo. Les demostró a todos los árabes que ellos podían derrotar al ejército israelí".

"Para nosotros, el resultado fue tremendo. Hasta entonces, Al Fatah era una organización estrictamente secreta, un puñado de hombres. La batalla de Al Karameh demostró a las masas que éramos sinceros, que podíamos convertirnos en el cuchillo y en la víctima como dice uno de nuestros documentos, "entrar en la batalla para crearlo todo de la nada", que los palestinos podíamos cerrar el puño sobre la brasa ardiente, como dice nuestro hermano Abu Ammar (Arafat)"

Después de la batalla de Al Karameh millares de palestinos acudieron a incorporarse a Al Fatah, que aún no estaba preparado para recibirlos, aunque tuvo que abrir las puertas. Otras organizaciones se enriquecieron con ese flujo. Un año después la Resistencia palestina se paseaba libremente por Siria, tenía una estación de radio en El Cairo, dominaba prácticamente en Líbano Jordania.

Sobre ese transitorio triunfo iba a abatirse la traición del rey Hussein. La esperanza palestina ardería en las calles de Amán, en las montañas de Jordania, antes de renacer poco a poco como una llama que no está destinada a apagarse.


"EL SIONISMO NO ES SÓLO EL ENEMIGO DE LOS ÁRABES, ES EL ENEMIGO DE TODA LA HUMANIDAD" - FATAH
En la oficina de Fatah en Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de la Organización, refirió a Noticias las etapas posteriores a la batalla de Karameh, que en 1968 demostró por primera vez que una fuerza árabe podía enfrentar al ejército israelí.

"En Karameh, la Revolución Palestina creó las circunstancias de su propio crecimiento. Todo el mundo árabe se acercó a nosotros. Inversamente nuestros enemigos redoblaron sus esfuerzos para destruirnos. Los israelíes atacaron nuestras bases y nuestros campamentos, y los gobiernos árabes reaccionarios también. Esas tentativas culminaron en Jordania, en setiembre de 1970. El ejército de Hussein atacó nuestras bases y nuestros pueblos, con tanques y aviones.

"No consiguió aplastarnos pero mató a muchos miles de compañeros. La masacre se reanudó en julio de 1971. Tuvimos que salir de Jordania.

"Con la pérdida de nuestras bases jordanas, empieza la cuarta etapa de nuestras luchas. Al principio nuestra actividad disminuyó. Tuvimos que adoptar una nueva política, concentrar la fuerza de Fatah en los propios territorios ocupados. El resultado se vio después de un año, con el aumento de las operaciones.

"También aumentamos la acción política, la duplicamos. El resultado es que actualmente la opinión pública mundial empieza a comprender que no hay acuerdo estable en Medio Oriente sin el pueblo palestino, que no hay paz sin Revolución Palestina.

"Actualmente la totalidad de los países africanos, con excepción por supuesto de los residuos coloniales, reconocen a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino. En la Conferencia de Países no Alineados de Argel, el año pasado, 72 estados reconocieron a la OLP. O sea que las relaciones de la Revolución Palestina con el resto del mundo crecen día a día, y particularmente con el bloque socialista encabezado por la Unión Soviética.

"Por supuesto que no nos quedamos en eso. En la última guerra, la de Octubre, todo el mundo sabe –y principalmente los israelíes- que no hubo dos frentes, sino tres: el egipcio, el sirio y el palestino".


OLP Y CNP
Fatah es la fuerza hegemónica de la guerrilla palestina. Su líder Abu Ammar (Arafat) preside la OLP y, desde comienzos de junio de 1974, el Consejo Nacional Palestino. Pero no es la única organización de la Resistencia.

En la OLP figuran, además de Fatah, el Frente Popular dirigido por Habache, el Frente Democrático de Hawathme (escisión del FP) y Saika, organización adiestrada por los sirios.

Después de Fatah, Saika es probablemente la de mayor capacidad militar, y el FD, que se define como marxista-leninista, la de mayor capacidad política, mientras que la estrella de Habache, inclinado al ultraizquierdismo, parece declinar.

Fuera de la OLP se encuentra todavía el Comando General, escindido del FP y dirigido por Ahmad Jibril, que saltó a la notoriedad a comienzos de este año con la operación de Kyriat Shmonet.

El Consejo Nacional Palestino, CNP, la organización más amplia de la Revolución, incluye no sólo a las organizaciones guerrilleras, sino a los frentes de masas, delegados de territorios ocupados y de la emigración y de grupos financieros y religiosos.

A los dirigentes de Fatah no les gustan las fotografías ni las autobiografías. Trazar su historia no es fácil. Un documento de la Organización, fechado en 1969, admite que sus creadores fueron un grupo de intelectuales que publicaban la revista Nuestra Palestina, antes de optar por la lucha armada. En ese punto su primera preocupación fue financiar la futura Organización, sin pedir ayuda a los gobiernos árabes, y el camino que eligieron fue heterodoxo: "Ya no es un secreto que buscamos empleo o desarrollamos actividades comerciales en las regiones árabes ricas en petróleo, como el Golfo. Al principio esto creó una atmósfera particular alrededor de Fatah, pero eso no nos desalentó… porque nosotros sabíamos que nos privábamos hasta de lo esencial para ahorrar el máximo de nuestros ingresos y destinarlo al movimiento".

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