viernes, 12 de diciembre de 2008

Decires

Américo Díaz Núñez


--Dicen que la no reelección indefinida favorece la alternabilidad en el gobierno, una mentira durante los 40 años de bipartidismo, dos cabezas del mismo dragón oligarca que nunca le cedió el paso a nadie.

--Se abre un nuevo capítulo de la democracia participativa en la que manda el pueblo, pero Ledezma insiste en cerrarlo, como quiso hacerlo Carmona, su ídolo.

--Cuando Bolívar dijo en 1819 lo de la continuidad en el poder, se refería a la propuesta de nombrarlo dictador, la cual rechazó con esas palabras, pero hoy ese no es el caso.

--Lo que se plantea hoy es transferirle el poder al pueblo, no apropiarse de él, como hicieron durante 4 décadas las camarillas adeco-copeyanas, hoy con otros nombres.

--Nadie entiende que, si el apoyo popular a Chávez disminuye, como dice la oposición, ¿por qué temerle a una nueva oportunidad que él mismo ofrece para derrotarlo?

--Los más aferrados enfermizamente al poder son quienes fracasaron en el pasado y quieren volver a repetir sus desastres.

--El pueblo los ha rechazado tantas veces después de gobernar, que los que ganaron ahora ya tienen los días contados en sus cargos.

--De donde salen las drogas y las más criminales violaciones de los derechos humanos es de Colombia, pero la prensa española tiene gríngolas para sólo ver hacia Venezuela. ¿Por qué será?

--Los dos períodos de Uribe suman 14 mil muertes violentas, asegura el jurista colombiano Gustavo Gallón ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, entre ellas las de decenas de periodistas, estudiantes, políticos y sindicalistas.

--Uribe hace con las leyes colombianas lo mismo que está haciendo con los derechos humanos: pisotearlos.

--Los autollamados exiliados venezolanos de hoy le huyen a los tribunales, no al gobierno. Es decir, sus delitos no son de conciencia, sino de falta de ella.

--Una manera tramposa de hacer política es decir que no se hace política, porque algo de oculta.

--“Olvidemos las luchas políticas”, dicen los pilluelos de la IV República que pretenden regresarnos al pasado o al fascismo, como si fuéramos olvidadizos.

--Esa cosa llamada Provea sólo provee al pueblo de incertidumbre y manipulación informativa con sus intrigas internacionales.

--Chatarra política anticomunista del siglo pasado no mata a Socialismo del Siglo XXI, mucho menos resucitada por la CIA.

--El vicepresidente Santos le pidió perdón en la ONU a los cientos de jóvenes colombianos reclutados para trabajar y fusilados para cobrar recompensas. Claro que la cínica mea culpa de este farsante no debe haber recibido la aprobación de sus muertos.

--Nuestro amigo Manuel Cepeda, periodista director de Voz en Colombia, fue asesinado en 1994 por falta de protección solicitada al Estado, que estaba y está asociado al paramilitarismo fomentado entonces por Uribe y los Santos.

--Devolverle la Policía Metropolitana al alcalde Ledezma en Caracas es como darle un cuartel bien armado a un golpista conocido.

--Los nuevos alcaldes metropolitanos de Caracas conocen el cuento de Caperucita Roja y se disfrazan de lobitos buenos.

--Ya sabemos cómo son las combinaciones de color en el gobierno imperial de EEUU, aunque ahora se inviertan los mandos.

--Bush sólo lamenta que otros se equivocaron en la información (falsa) sobre Irak, pero no dice quién les ordenó equivocarse.

--Por matanzas menores condenaron a muerte a Milosevic y a Sadam Hussein. A Bush, Aznar y Blair no les hacen nada porque son genocidas buenos.

--Los fusilados y torturados de Franco están castigados ahora por la impunidad.

--Las dictaduras del Cono Sur dejaron una herencia de dolor que ahora brota de paredones y tumbas secretas con huesos incinerados.

--En Paraguay seguirá gobernando la dictadura de Stroessner si no cambian su Constitución y las leyes antidemocráticas y represivas.

--Las revoluciones pueden ser (y han sido) pacíficas o violentas, pero las contrarrevoluciones siempre han sido y son terroríficas.

--A los enemigos de la paz, guerra ideológica.

--Es tan criminal apoyar la contrarrevolución fascista, como facilitarle desde la revolución su retorno al poder mediante la traición o la negligencia.

--A propósito de las prédicas sobre libertad y democracia del Imperio invasor, va esta consigna: Sin independencia no hay soberanía ni libertad para tener democracia verdadera.