jueves, 28 de agosto de 2008

¿Un atentado contra Obama?

Juana Carrasco Martín


Cuatro son los detenidos. Han trascendido los nombres de tres: Tharin Gartrell, Nathan Johnson y Shawn Robert Adolf. También sus fotos, donde en algún caso destaca la mirada torva, en casi todos los cabellos rubios, los ojos claros, y en todos la blanca piel...

Dice la policía de la ciudad de Denver, en el estado de Colorado, especialmente reforzada para cuidar de la Convención del Partido Demócrata, que el aspirante presidencial Barack Obama «nunca estuvo en riesgo», pero la acusación contra estos hombres vinculados a grupos de supremacía blanca, lo desdice: querer organizar un atentado en contra del senador negro que lleva como consigna de su campaña electoral una palabra de mucho significado, si se cumpliera al final, «cambio».

El domingo 24 de agosto, víspera de la inauguración del espectáculo electoral en el Pepsi Center, una patrulla para un pickup rentado, marca Dodge, conducido por Gartrell, porque sospecha que está ebrio. El registro de rutina al camioncito los lleva a descubrir dos rifles de alto calibre, uno de ellos con rosca para silenciador, varias cajas de municiones, una mirilla telescópica, un walkie-talkie, un chaleco antibalas, una peluca y metanfetaminas.

No ha sido explicado públicamente, pero esa detención lleva a que la policía vaya a un hotel en la intersección de la carretera Interestatal 25 y la Avenida Belleview Este, a las 4:30 de la madrugada y arreste allí a Nathan Jonson. Según los reporteros del diario The Denver Post, 30 minutos más tarde los agentes se presentan en otro hotel, el Cherry Creek, en el número 600 Sur del Bulevard Colorado en Glendale, pero cuando tocan a la puerta de la habitación del hombre que andan buscando, en el sexto piso del inmueble, este salta desde la ventana hacia un toldo cuatro pisos más abajo y de ahí al suelo, pero se rompe un tobillo. Se trata de Shawn Robert Adolf, a quien le imponen una fianza de un millón de dólares.

El jefe de la policía de Glendale, Victor Ross, reveló a la prensa otra detención, un juvenil del que no se dio el nombre. Tampoco publicitó qué encontraron las autoridades en los cuartos de los hoteles, pero se le fue la lengua cuando aseguró que los interrogatorios hechos por el Servicio Secreto determinaron que había «una amenaza creíble» dirigida contra Obama.

En la noche del lunes, un reporte de KCNC-TV, Canal 4, la filial en Denver de la cadena CBS, daba un indicio a considerar: Johnson le habría dicho al Servicio Secreto que el grupo planeaba matar a Obama durante su discurso de aceptación de la candidatura, el jueves por la noche en el estadio de fútbol rugby Invesco Field, donde los demócratas esperan la presencia de más de 70 000 personas.

«Él no pertenece a la oficina política. Los negros no pertenecen a la oficina política. A él se le debe disparar», dijo Johnson, quien admitió que los otros involucrados habían hecho declaraciones racistas sobre Obama y habían discutido matarlo.

Como el periodista le preguntó directamente si había un complot para matar a Obama, Nathan Johnson contestó: «Veámoslo así, yo no quiero decir “sí”, pero yo no quiero decir “no”», y negó estar involucrado en algún complot.

Muy pronto, la versión opuesta salió a la luz; el fiscal federal del estado, Troy Eid, afirmó este lunes que está «absolutamente confiado en que no existe ninguna amenaza creíble contra el candidato, la convención demócrata o el pueblo de Colorado».

Durante su comparesencia este lunes ante la corte, Johnson usaba un pulóver en el que podia leerse: «Si yo no lo recuerdo, ello no sucedió». ¿Acaso un aviso para que todos miren a otro lado, para que nadie recuerde cómo fue asesinado el aspirante presidencial demócrata Robert Kennedy, y se eche polvo sobre más de un «oportuno» magnicidio en la historia política estadounidense?

Sin alarmismos inútiles, más les vendría no olvidar una historia con no pocas escenas de crimen, y se sabe que el Servicio Secreto le ha dado protección a Barack Obama desde hace varios meses, convirtiéndolo en el candidato que más tempranamente ha sido foco de atención de los cuerpos de seguridad en toda la historia de los procesos electorales estadounidenses... Entonces, ¿realmente Obama «nunca estuvo en riesgo»?