martes, 12 de agosto de 2008

Ahora es mayor el respaldo a Evo

Marina Menéndez Quintero


La refundación en Bolivia ha sido validada por el pueblo.

Evo Morales no solo consiguió los votos necesarios para ser ratificado en la presidencia sino que los excedió en aproximadamente ¡diez puntos porcentuales!, según los resultados preliminares del referendo del domingo.

Fue una jornada impecable y un ejemplo de democracia que cercenó los afanes violentos y desestabilizadores de quienes querían frustrar este renovado triunfo político del líder indígena, indemne frente a los vendavales desatados en su contra.

El hecho de que la pregunta sometida al criterio del electorado interrogara si se estaba de acuerdo o no con la continuación del proceso de cambios, añade matices que ayudan a aquilatar el pronunciamiento del pueblo, y deben parar de una vez la labor saboteadora de los prefectos representantes de la minoritaria oligarquía blanca en Bolivia, instrumentos del imperio y, por ende, enemigos de los cambios: el pueblo ha vuelto a mandatar a Evo, y en número aún mayor que cuando lo eligió, para que acometa las transformaciones por las que ha luchado durante mucho tiempo. El pueblo boliviano votó, explícitamente, por la refundación, y nadie tiene derecho a desconocerlo.

La demostración de sapiencia y combatividad que han dado otra vez los de abajo, estremece. A pesar de las cortapisas y valladares antepuestos por la oligarquía para entorpecer, marcándole el paso lento a la revolución pacífica, nadie resultó desengañado en estos dos años y medio de difícil ejercicio para un gobierno asediado. Por el contrario: un mayor número de bolivianos le han reiterado el respaldo.

Tal pronunciamiento no puede ser desconocido por prefectos que, no obstante el apoyo inmensamente mayoritario dado por el electorado a Morales y a su vicepresidente García Linera, también fueron ratificados en sus puestos. Tal es el caso del soliviantador Rubén Costas, quien sigue comportándose como un caudillo en la rica Santa Cruz, así como el de sus colegas de Tarija, Pando y Beni, localidades donde no deben haber faltado las campañas sucias para que la población votara por ellos. Pero, en cualquier caso, la gente no los ratificó para que sigan obstaculizando el camino del cambio.

Evo, pertinaz en su propósito de refundar sobre la base del consenso y evitando la confrontación, una vez más, y ahora con el apoyo de alrededor del 63 por ciento de los bolivianos, los ha invitado a un diálogo donde no podrán estar el derechista Manfred Reyes Villa, revocado en Cochabamba, ni los prefectos de Oruro y La Paz, quienes tampoco lograron ratificarse en sus puestos. El derrotero principal enarbolado por el gobierno es la unidad que permita descartar, por fin, las amenazas de desestabilización y violencia.

En el escenario de un país donde no queda ninguna duda ahora sobre qué es lo que la mayoría quiere, pendiente está, en primer término, la votación en referendo de la nueva Carta Magna, donde se recogen las bases jurídicas de la refundación, así como la distribución justa de la tierra: reclamos que, junto a la ya proclamada nacionalización de los hidrocarburos, están en la agenda del pueblo desde la democión de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre de 2003, y constan, por eso, en la mira del proceso que lidera Evo.

Esperemos que los prefectos se acojan a esa democracia que proclaman y respeten el sentir del pueblo...