miércoles, 11 de junio de 2008

¡La solidaridad, los hará libres...!

Gustavo Espinoza M.


Finalmente, después de casi 10 meses de espera, el Onceno Circuito Federal de Atlanta, en los Estados Unidos, hizo conocer su decisión en torno al dramático caso de los 5 cubanos encarcelados en Estados Unidos y condenados a Cadena Perpetua y a otras penas oprobiosas e injustas.

Puso entonces fin, a una larga espera iniciada el 20 de agosto del año pasado, cuando recibió la petición de la Defensa a fin que se revisara la causa que involucra a René González Sechweter, Antonio Guerrero Rodríguez. Ramón Labañino Salazar, Gerardo Hernández Nordelo y Fernando González Llort, "los 5" como se les conoce ya en el escenario mundial.

Mediante su decisión, dada a conocer oficialmente en las últimas horas del miércoles 4 de junio y luego de una tensa deliberación, los jueces de Atlanta convinieron en asumir que no hay motivo para la revisión de la causa y confirmaron en lo fundamental lo actuado por la Corte de La Florida, que tuvo a su cargo un proceso amañado y confuso que derivó en crueles penas para los afectados.

Aunque originalmente la intención de la Fiscalía de los Estados Unidos fue denunciar a los acusados por cargos mayores: "espionaje" y "terrorismo", no pudo finalmente hacerlo por la ausencia de delitos que los configuraran.

Debió conformarse con sentencias referidas a la "asociación ilícita" y a la "voluntad para delinquir", con una inmensa dosis de perversidad y subjetivismo.

Inventó, en el extremo, la tesis de la "conspiración para cometer asesinato", que "justificó" luego la draconiana sentencia contra Gerardo Hernández, a quien arbitrariamente se le quiso vincular a la muerte de los piratas de "hermanos al rescate" que violaron la soberanía área cubana hace algunos años y que fueran derribados por las defensas de acuerdo a los mecanismos reconocidos internacionalmente por los Estados para estas circunstancias.

Como se recuerda, para condenar a los 5 se montó en el Estado de La Florida una inmensa pantomima, que fue el "proceso" que libró la causa y se sancionó con penas absurdas a quienes se habían jugado la vida denunciando las actividades terroristas que ejecutan contra Cuba, y al amparo de la CIA, las bandas contra revolucionarias de la llamada "Fundación Cubano-Americana" que operan desde Miami.

La decisión reciente de los jueces de Atlanta constituye una afrenta al mundo y un escupitajo a la justicia. Pero también un insulto a la memoria de Jorge Washington, el hombre de la Independencia de ese país, que no lo liberó del yugo británico para que se convirtiera en opresor de otros pueblos, ni en enemigo del sentido común.

Porque lo han entendido así, en más de 97 ciudades de los Estados Unidos ha tenido lugar en las últimas horas manifestaciones y expresiones publicas de rechazo a esta decisión; y ellas se han multiplicado por el mundo.

En efecto, en 127 países, 350 Comités de Solidaridad con los 5 han salido a las calles y se han manifestado contra entidades del Gobierno de los Estados Unidos repudiando esta denigrante resolución judicial que envilece al mundo.

En Buenos Aires, La Paz, Lima, Santiago de Chile, Caracas, Río de Janeiro, Brasilia y otras ciudades, millares de jóvenes, de mujeres, de trabajadores y de profesionales y técnicos de distinta condición social han salido a expresar se más enérgico rechazo a un fallo que tiene todas las características de una concesión política a las presiones de la Casa Blanca.

En las últimas semanas, en efecto, y más precisamente desde el 20 de mayo pasado, el Presidente Bush llamó a toda su administración a "reforzar" la lucha contra Cuba, es decir, a enfrentar con nuevas medidas y acciones al proceso liberador que se vive en la isla martiana.

El titular del Imperio busca por cierto, castigar a ese pueblo y doblegar su resistencia frente a la política imperial. Sabe que no podrá sobornar, ni desacreditar, ni humillar a nadie. Y opta por el manejo ruin de los resortes del Poder, que administra en su provecho.

Eso es lo que explica el que hoy proteja con más descaro que nunca a Luís Posada Carriles, que anude sus vínculos con la Fundación Cubano Americana y que aliente a los minúsculos "grupos internos" a los que financia con caudalosos recursos e injustificable descaro.

Pero también George W. Bush procura ganar dividendos internos explotando el tema.

No hay que descartar, en efecto, en el plano político, las coincidencias.

Y una de ellas tiene que ver con el hecho que la decisión de Atlanta -que estaba pendiente desde agosto del año pasado- se hizo pública solamente el mismo día en que se concretó la victoria de Barack Obama en las Primarias Demócratas y se abrió paso a la oficialización de su candidatura.

Colocar en el centro del interés de la opinión pública norteamericana el tema de los 5 ¿no podría servir también para forzar a Obama a precipitar una posición en torno al caso?

Si el líder del Partido Demócrata expresara alguna elemental solidaridad con los 5 ¿no podría ser él mismo víctima de una inmensa campaña de desprestigio por parte del tinglado de Washington para aplastar sus aspiraciones bajo el argumento que "protege a los terroristas" y se llama, además de Barack, también, Hussein?

Y si se manifestara a favor de las decisiones de Atlanta y condenara a los cubanos víctimas de este oprobio ¿no se descalificaría ante el mundo desacreditando su imagen, que es finalmente lo que busca la administración Bush para encumbrar a Mc Cain?

Usar el tema de los 5 como piezas de un tablero electoral americano, no es idea nueva en la administración yanqui. Se ha hecho muchas veces antes.

Y se ha vinculado ese tipo de decisiones con el declarado propósito de "defender la democracia" y "cautelar los intereses de los Estados Unidos", cuando en realidad lo que se ha defendido son los privilegios de los monopolios y lo que se ha cautelado son los intereses de los grandes consorcios transnacionales.

Por eso en el mundo se afirma la idea de que sólo la solidaridad de los pueblos podrá arrancar a los 5 de las garras del Imperio. Y a esa solidaridad hay que recurrir siempre hasta alcanzar la victoria.