domingo, 4 de mayo de 2008

Dividir para reinar

Américo Díaz Núñez


La primera operación exitosa del gobierno norteamericano en la historia contra la unidad y la integridad de los países latinoamericanos fue orientada hacia quien sus jerarcas llamaron “El Loco del Sur” (Simón Bolívar, nuestro Libertador) y sus ideas integrasionistas (el Congreso de Panamá y Colombia la Grande), en los años 20 del siglo XX, saboteadas gracias a gestiones diplomáticas gringas apoyadas en las oligarquías regionales, cuyas ambiciones de poder fueron estimuladas y gratificadas (Páez es un ejemplo muy claro).

Después de esa intromisión destinada a dividir, desintegrar y debilitar la capacidad militar, económica y política de nuestros países, para poder dominarlos fácilmente, he aquí un resumen de sus acciones posteriores:

1. Estados Unidos financió y organizó la secesión de la vasta región del norte de México a mediados del siglo XIX, incluyendo Texas, para anexarse casi la mitad del territorio original mexicano, con la excusa de independizar la llamada brevemente “República de Texas”, tarea que completó tras la guerra que los llevó a ocupar la capital del país para “negociar” una nueva usurpación territorial que comprendió California y todos los actuales estados sureños de EE.UU. Perdió varios miles de soldados, pero ganó más de un millón de kilómetros cuadrados de territorio.

2. Cuando observó, a finales del siglo XIX, la derrota de la corona española en Cuba a manos de los patriotas cubanos, el gobierno norteamericano urdió, mediante el sabotaje y hundimiento de su propio buque de guerra “Maine”, anclado en el puerto de La Habana, la declaración de guerra a España en 1898 para ocupar no sólo Cuba, sino Puerto Rico y las Islas Filipinas, las cuales pasaron a ser colonias norteamericanas desde ese momento. Puerto Rico sigue siéndolo hasta hoy. Perdió un barco y sacrificó a sus tripulantes, pero ganó tres enclaves marítimos estratégicos.

3. A comienzos del siglo XX, en 1903 exactamente, Estados Unidos organizó una “sublevación” para conseguir “la independencia” de la región colombiana de Panamá, pero en verdad fue para quedarse con la que entonces llamó “Zona del Canal” cuya construcción había asumido una empresa norteamericana, tras el fracaso de la francesa que había comenzado la obra a finales del siglo XIX. Panamá había sido territorio neogranadino y de Colombia desde la independencia. No perdió nada y ganó una posición militar y comercial privilegiada por casi un siglo.

4. Durante ocho décadas del siglo XX, EE.UU. invadió casi todos los países de Centroamérica y el Caribe para derrocar gobiernos democráticos e imponer dictaduras (a Somoza en Nicaragua, en San Domingo a Trujillo, a Castillo Armas en Guatemala). Ganó vastas extensiones de tierras para sus empresas bananeras y gobiernos sumisos.

5. Intervino tras bastidores en las guerras fratricidas para desmembrar Bolivia (la hija predilecta de Bolívar, eso no lo olvidaban) en el siglo XIX, arrebatándole más de un millón de kilómetros cuadrados y su salida al mar por la arrebatada provincia de Antofagasta, en beneficio de las empresas norteamericanas que se establecieron para explotar minerales, guano y tierras, y negociar concesiones ventajosas con los países victoriosos. Es decir, fue el gran ganador de esas guerras.

6. El 15 de abril de 1961, un ejército mercenario entrenado por la CIA toca las costas cubanas para tomar una cabeza de playa que sirviera de excusa a la invasión masiva del ejército norteamericano, operación fallida que significó la primera derrota militar al imperialismo en la América Latina, 72 horas después de iniciada la acción en Playa Girón. Allí perdió su récord de invasor imbatible y de interventor crónico donde le daba la gana.

7. Ahora conspira de nuevo en Bolivia para desintegrarla con el cuento de las autonomías, en beneficio de las oligarquías locales y los latifundistas, entre los que se cuentan neofascistas, racistas y esclavistas de indios; para quedarse con las mayores riquezas del país y derrotar el proyecto integrasionista latinoamericano, que es su mayor aspiración política y económica. Tal como era en 1820. Pero ahora han cambiado las condiciones en la América Latina, de manera radical.