sábado, 10 de mayo de 2008

Cosas veredes, Fernando

Carlos Amir González


Con el cierre de las elecciones nacionales en Paraguay y con el auspicioso triunfo en las mismas de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC) y su candidato a presidente Fernando Lugo, se abre una nueva etapa para la sociedad y el pueblo paraguayo, dentro de un contexto latinoamericano que se sacude los yugos políticos “del ayer”.

Emblemático ha sido el saludo del presidente boliviano a Fernando Lugo, “Bienvenido al Eje del Mal”.

Mientras que en los medios de comunicación paraguayos continúan los análisis y balances de este histórico hecho político, en los cuales participa una fauna de “repetidos y reaccionarios” analistas que tratan ahora de ponerle “paños fríos” a lo que fue una campaña política contra Lugo y su fuerza política, que en toda su “extensión e intención”, puede ser calificada por lo menos de canallesca, mentirosa e inescrupulosa.

Hoy pretenden los citados analistas ubicar en los “normales términos” del libre juego de una justa electoral, a la referida campaña.

Todos los paraguayos saben que aquí hubo de todo, menos “normales términos”. Todo lo que estaba a la derecha de Fernando Lugo, instituciones sociales y políticas, dueños de medios de comunicación y periodistas, la propia fiscalía general del estado, el presidente de la nación y sus secuaces parlamentarios; “todos y todas” participaron en el montaje de un escenario de “campaña sucia y pestilente” contra la figura del presidenciable Lugo y las fuerzas políticas que lo respaldaban.

A modo de ejemplo relato parte de la entrevista que le realizan pocos días antes de las elecciones a Juan Carlos Galaverna, senador del Partido Colorado, donde se despacha con los siguientes conceptos acerca de Lugo. “…yo no le tengo miedo ni a la extrema izquierda ni a la extrema derecha, lo que si le tengo miedo es que un indefinido, cachafaz de este tamaño como Lugo, llegue a ser presidente”…”Lugo tiene implicancia con cultivo y comercialización de mariguana en San Pedro”. “…que podemos esperar de alguien que ha dado cobertura y participado de secuestros y muerte…”. “…un Mesías hijo de puta como Fernando Lugo…”.

Si los públicos dichos de este senador, hubieran sido un caso aislado, vaya y pase, pero los mismos fueron el “pan nuestro de cada día” durante toda la campaña electoral. En boca del propio presidente Nicanor Duarte Frutos, que inconstitucionalmente hablando devino en jefe de campaña de su partido, en sendos espacios solicitados por una ex -primera dama que en el “marzo paraguayo” pedía que las tropas vinieran a barrer la chusma popular insurgente, supuestos periodistas independientes que calificaron a Fernando Lugo como “el capellán de las FARC”, el golpista Oviedo poniendo en un afiche la cara de Lugo flanqueada de las caras de Evo Morales y de Hugo Chávez y debajo la palabra “violencia” – mientras que ponía la propia flanqueada de C. Kirchner y de Lula poniendo debajo la palabra “negociación”.

“Cosas veredes, Sancho”, decía el Quijote a su fiel e inefable escudero. La cuestión es cuando además de verse se han escuchado frases, dichos y discursos, que han echado mano sin el menor pudor a cuanta mentira, denostación surrealista, patraña de baja estofa, anduviese en la vuelta, y que frente a lo mismo no exista ningún límite ético, y que la justicia no actúe contra quienes delinquen con la palabra a través de los medios de comunicación. La Constitución del Paraguay establece que no hay delitos de prensa “pero que sí se cometen delitos a través de la prensa”. Pero en este país de “piratas sin mar”, el que delinque será premiado y al “inocente” le llegará el peso de la justicia por haberlo sido. Una frase acuñada por estas tierras dice “que aquí no se gana ni se pierde prestigio, solo se gana o se pierde dinero”. Y no cabe duda que quienes estuvieron detrás de esta “campaña sucia” contra Lugo, responden a los “viejos y nuevos miembros del poder comunicacional, económico y político, de un anciano sistema de partido único, militarizado y oligárquico” que jamás se advino a los nuevos tiempos de la democracia y utilizó a los tres poderes del estado democrático en forma venal, arbitraria, prebendaria y corrupta, no permitiendo que el Paraguay alcanzará jamás un desarrollo “institucionalmente democrático”. De los casos que debieran resolverse en la justicia, el 60% de los mismos se resuelven por fuera de ella, la gente prefiere un “mal acuerdo de partes” antes que arriesgarse a que sus asuntos sean dirimidos por una justicia ineficiente, pésima y corrupta. El poder legislativo es habitado por una diversa fauna de seres que pasan por el analfabetismo funcional (53% en el país) creo que en el parlamento es más alto, narcotraficantes, séxopatas que en las sesiones parlamentarias miran en sus pcs personales fotos de mujeres desnudas mientras alzan su mano para votar, estos débiles mentales y fuertes corruptos han convertido en más de una oportunidad al parlamento en ring de deplorables pugilatos, los diputados son representantes de regiones donde son amos de “vidas y haciendas” por lo general “malhabidas” , en fin toda una caterva de lúmpenes y desclasados, que con escasas y honrosas excepciones, se han “repetido” durante cinco períodos legislativos con pobrísimos resultados de gestión. Ni que hablar de los cinco presidentes y vice-presidentes del “coloradismo en la transición democrática”, a cual de ellos se ha enriquecido más en su gestión de gobierno, el último Nicanor Duarte Frutos, de periodista que hacía sus mudanzas en moto porque sus únicas pertenencias entraban en un bolso de mano, devino en propietario de establecimientos rurales y otras empresas que al calor de su gobierno engordaron mucho sus cuentas.

Ni que hablar de cómo el Partido Colorado de la dictadura y de la Transición, usó los Ministerios y las empresas del Estado industriales y de servicios públicos, eso es todo un capítulo aparte.


CONTENTOS, AUNQUE PERPLEJOS
El sistema que el Partido Colorado implementó e implantó durante más de seis décadas en Paraguay, era reconocido como imbatible por sus propíos opositores, los cuales las más de las veces usaron el clásico pensamiento de “…si no puedes con tu enemigo, únete a él…”, aunque esto de enemigo a la hora de las clases sociales unidas por intereses económicos, se vuelva bastante relativo. Tan es así que de las 12 millones de hectáreas que distribuyó el IBR (Instituto de Bienestar Social) durante la dictadura de Stroessner, si bien la mayoría fueron a parar a manos de correligionarios, muchas también lo fueron a manos de Liberales. Los liberales cuando han estado en gestión de alguna institución del estado o municipios, no han demostrado ser “menos malos” que los colorados, sino que más de lo mismo. El estigma de la sociedad paraguaya es que los opositores puestos en gestión pública, “reproducen” las prácticas de los colorados.

Soy de los que pensaba que en estas elecciones el pueblo paraguayo podía volver a sufrir del “síndrome de Estocolmo”, volver a ampararse en las “seguridades” que su raptor, torturador y verdugo, le podía volver a brindar. Pero la mayoría del pueblo paraguayo que ha sido sometido por los distintos gobiernos del Partido Colorado al exilio forzoso en casi 2 millones, a 3 millones que viven por debajo de la línea de pobreza, a un 37 % de desocupación “abierta y encubierta”, en el medio rural esta cifra alcanza el 50%, a un país de campesinos sin tierra y a una tierra sin campesinos que la cultiven, a una clase trabajadora que todos los bienes de la producción necesita y que solo presencia el cierre de fábricas donde poder producirlos, a un país que necesita educación y cultura y que cada vez está mas sumido en el atraso y la ignorancia, pero este país , estas mayorías sometidas, hace tiempo que buscan y dan señales inequívocas de buscar “una alternativa, un cambio”, llenar un tercer espacio, como dicen muchos, lo que ocurre es que una marginal y atomizada izquierda, oscilantes socialdemócratas y sectores de una burguesía nacional democrático-avanzada, no han sabido (o no han querido) construir los caminos y espacios donde la ciudadanía pudiera crecer y organizarse políticamente, para comenzar a implementar y articular los cambios que permitiesen construir “un nuevo Paraguay”.

Hoy parece que estamos en la antesala de esa construcción, que el 15 de agosto con el juramento de Fernando Lugo como presidente del Paraguay, pondrá su piedra fundamental. El viene de los “Ñemongeta Guazú” (reuniones,conversaciones) con su pueblo profundo, el de las más alejadas compañías, menesterosos olvidados de dios y de los hombres, pero no de este hombre entre los hombres que se llama Fernando Lugo, y que empezó por ellos, los olvidados de siempre. No fue a preguntarles primero, como hacen todos, si tienen cédula para votar (es muy probable que en esos lugares no la tengan), inclusive no empezó con un discurso de promesas, fue a preguntarles cuáles eran sus necesidades y como pensaban ellos que podían ser resueltas. Y así, lugar por lugar, pueblo por pueblo, persona que lo detenía para preguntarle algo o hacerle alguna apreciación era amablemente atendida, y así fue que la buena nueva fue pasando de boca en boca, de pueblo en pueblo…y el milagro del crecimiento de las fuerzas para el cambio fue creciendo…y los escépticos fuimos callando.

Nuevos vientos soplan sobre América Latina, y los que pensaban que los paraguayos iban a ser indiferentes a las influencias de estos vientos, fallaron en su apreciación. De todas maneras el proceso hacia los cambios estará plagado de dificultades. La analizaremos en próxima entrega, creemos que las aquí analizadas nos llevan como conclusión a aquel pensamiento que decía…”Se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, lo que no se puede es engañar a todos, durante todo el tiempo”.