lunes, 21 de abril de 2008

Italia en retroceso

Jerónimo Carrera


Poca repercusión ha tenido internacionalmente esta reciente elección de un nuevo parlamento italiano, en un mundo signado de modo primordial por la creciente crisis global del sistema capitalista. Lo significativo de dicha elección, sin duda, es que su resultado estaba anunciado por anticipado y por eso mismo no podía “ser noticia”, como se acostumbra decir en la jerga periodística.

El fuerte giro a la derecha ya estaba en evidencia desde algún tiempo atrás, así que el retorno al gobierno del Silvio Berlusconi y su banda fascistoide no podía ser una sorpresa para nadie. Lo cual no le quita interés en modo alguno al análisis cuidadoso de las causas genéricas de tal debacle sufrida por las fuerzas de izquierda.

Perder una elección, para un partido o una coalición de partidos de signo revolucionario o simplemente progresista, no es una tragedia. Se puede incluso pensar que es lo habitual, al menos en el mundo de hoy. Pero salir derrotado en un proceso electoral ya estando en el poder, como le acaba de suceder en Italia a los partidos de izquierda, eso sí que es muy triste y demanda ciertamente una dosis extraordinaria de autocrítica con legítimo sentido revolucionario.

En todo caso, eso es lo que tendría que hacer un partido marxista, consecuente con el principio básico de practicar como algo normal y permanente, de abajo hacia arriba y viceversa, ese ejercicio que los revolucionarios tanto necesitamos: la crítica y la autocrítica. Esta última, casi siempre como consecuencia de la primera. Aunque quiero recordar que cierta vez Nikita Jruschov le respondió a un camarada que le había expresado gracias por una crítica que el entonces primer ministro soviético le había formulado, que no aceptaba él semejante agradecimiento por no ser realmente sincero, ya que a nadie le gusta recibir críticas de otro.

Pero regresando al caso de lo sucedido ahora en Italia, me permito decir que nuestros camaradas italianos emprendieron su larga marcha hacia el desastre hace mucho tiempo. Nos lo dejó ver el camarada Donato Di Santo cuando vino a Venezuela para anunciarnos que el Partido Comunista Italiano se transformaba en Partido Democrático de la Izquierda como una “evolución natural” (Suplemento Internacional de Tribuna Popular, Nº 5, Caracas, agosto 1991).

Asimismo, para no remontarnos tan lejos en el tiempo, de seguidas les copio un párrafo de lo que escribí en esta misma columna no hace mucho:

“Por esa “vía electoral” se han hundido en el oportunismo una buena cantidad de movimientos revolucionarios, incluso partidos comunistas de los más poderosos en otros tiempos. Ejemplo de ello es el de los ex camaradas italianos. Señal de esto, quiero decirlo, la tuvimos con la reciente visita a Venezuela de Fausto Bertinotti, quien fungía de presidente de la Cámara de Diputados de su país. Ni siquiera por cortesía pasó por un momento a saludar a nuestro PCV en Cantaclaro, como lo hacen camaradas rusos, chinos, vietnamitas, coreanos, franceses, españoles, alemanes, y de todos los rincones del mundo cuando vienen a Venezuela. Por eso no nos ha sorprendido la caída de ese gobierno “de izquierda”, así como se vislumbra el peligro de que Italia vaya a elegir ahora al ultraderechista Silvio Berlusconi.” (La Razón , Nº 683, del 10-2-08).

Naturalmente, los comunistas que “saltan la talanquera”, como en Italia lo hicieron quienes abandonaron el legado glorioso de Palmiro Togliatti, reciben alguna recompensa por “su buena conducta”. Pero sólo por breve tiempo, claro. Igual cosa ha sucedido y seguirá sucediendo acá en Venezuela. Ejemplos sobran, todos los conocemos.

Mientras tanto, se ha confirmado que Italia ha entrado en retroceso, y seguramente sólo su clase obrera -con un partido marxista-leninista al frente- podrá sacarla del hoyo en que la han metido los tránsfugas ex comunistas.