lunes, 18 de mayo de 2009

Las señales inequívocas

Reflexiones del compañero Fidel
Las señales inequívocas

16-5-2009


No hay dos opiniones diferentes sobre el tema de la A H1N1.

Apoyé sin vacilación alguna la decisión adoptada por el Gobierno Revolucionario de Cuba tan pronto conoció la existencia de la epidemia.

Nuestro país acumula una larga experiencia en la protección del pueblo en caso de desastres, epidemias y plagas u otras situaciones similares de carácter natural, accidental o intencional.

Está igualmente probada nuestra invariable política de cooperación con otros pueblos.

Fue totalmente injusta la crítica que se hizo al Gobierno de Cuba y la amenaza de represalia que contenía. Se nos presentó además como una nación hostil al pueblo de México.

Lo que determinó la medida no se relacionaba con los viajes turísticos, sino con casi cuatrocientos jóvenes mexicanos que estudian Medicina en la escuela de Jagüey Grande, igual que lo hacen en otras facultades de docencia médica alrededor de 24 mil jóvenes de América Latina, el Caribe y otros pueblos del mundo, algunos procedentes de pequeños países distantes del área de Oceanía.

Cuba no roba cerebros ni sustrae médicos de otros pueblos en detrimento de los servicios de salud y la pérdida de incontables vidas, como hacen Estados Unidos, el Reino Unido y otros países desarrollados y ricos.

La medida adoptada por el Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba dice textualmente: "Suspender temporalmente los vuelos regulares y charters que operan entre Cuba y México a partir de las 24 horas del 29 de abril del 2009."

"Una vez que cesen las causas que han motivado tales decisiones serán restablecidas las operaciones aéreas, informándose oportunamente a los interesados."

La medida comenzó a ser aplicada seis días después de las drásticas decisiones tomadas por las autoridades mexicanas, que suspendieron las clases de 33 millones de estudiantes y aplicaron otras medidas similares, que no podemos juzgar porque solo las autoridades mexicanas que conocían la situación real podrían hacerlo.

Las medidas nuestras implicaban también sacrificios para Cuba. Pero lo que a nuestro Gobierno importaba era proteger la población dentro de las normas establecidas.

Ahora la epidemia se ha extendido ampliamente por Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España, Europa en general y otras decenas de países. Habrá que emplear ahora métodos de protección asociados a la nueva realidad.

La Secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, realmente se había esforzado últimamente por mejorar las relaciones entre su país y Cuba, que dirigentes irresponsables —por conocidas razones que prefiero ahora no mencionar— deterioraron seriamente cuando George W. Bush buscaba pretextos para atacar "preventiva y sorpresivamente" a nuestra Patria como uno de los "60 o más oscuros rincones del mundo".

La cancillería mexicana publicó que a pesar de las críticas de Fidel Castro, en la reunión en Praga del Grupo de Río-Unión Europea, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, había suscrito una declaración que manifestaba su reconocimiento a las autoridades mexicanas.

Lo que hizo exactamente Bruno en Praga fue correcto. Se reunió todo el tiempo necesario para escuchar con atención a la Secretaria e intercambió con ella. Por su parte, le expresó lo relacionado con la conducta de Cuba. No entraré en detalles sobre esa conversación y la opinión que transmitió sobre la que sostuvo un importante funcionario de la cancillería mexicana con el embajador de Cuba en México, para evitar complicaciones.

Añado solo que el encuentro en Praga entre Bruno y Patricia fue respetuoso y franco. Nuestro Canciller le expresó a la Secretaria la solidaridad de Cuba con su país y la voluntad de cooperar con el pueblo mexicano para enfrentar la epidemia.

En la reunión ministerial del Grupo de Río y la Unión Europea, Bruno intervino para explicar con claridad la posición de Cuba, las medidas adoptadas por nuestro gobierno para proteger a su pueblo; las epidemias introducidas en nuestro país, incluida la del dengue hemorrágico, que ocasionó la muerte a 102 niños; las Reflexiones de Fidel; la unidad estrecha de los revolucionarios y la cooperación internacional de Cuba en materia de salud.

Acudir a la intriga, la mentira y la amenaza, es señal inequívoca de que el adversario ideológico está perdiendo la batalla.