sábado, 18 de abril de 2009

Imperios, polos y hegemonías

Antonio Aponte


El mundo multipolar está en el centro de la discusión, se habla de las caídas de imperios, los desplazamientos de hegemonía. Es importante que los revolucionarios reflexionemos estos asuntos.

Muchos se alegran porque los gringos han perdido hegemonía, ya el mundo no es unipolar, ahora se avanza hacia un mundo multipolar: surge China, Europa, Japón. De aquí nace una pregunta.

¿El cambio de un mundo unipolar a un mundo multipolar, qué significa?

Si enfocamos el problema desde el punto de vista nacional, podríamos decir que los gringos pierden hegemonía, y es verdad, o que los chinos son otro polo y también será verdad, que se abren grietas en la dominación imperial y que se deben aprovechar, y será verdad.

Pero si vemos el asunto desde el punto de vista del sistema capitalista, podríamos añadir que los cambios que ocurren, son adecuaciones del sistema, son la nueva forma de hegemonía, no ya de países sino del sistema globalizado, que pasó la época de las naciones y entramos en la época de las transnacionales, del capitalismo sin más patria que la ganancia, en resumen, una nueva etapa del sistema capitalista, más allá de las naciones.

Esta visión impone a los revolucionarios mucho rigor en el análisis. Veamos.

El sistema tiene plasticidad, diversifica los polos para perpetuar su dominación. El deber de los revolucionarios es, en esta nueva situación, buscar una conducta que nos permita construir un polo socialista que sea verdadera alternativa al sistema capitalista, aprovechar las grietas del imperio mundial, pero no caer en la ilusión de su multipolaridad.

Para navegar con seguridad en la nueva situación debemos reafirmar nuestros principios estratégicos, éstos nos servirán de escudo frente a las tentaciones del nuevo mundo multipolar.

Primero, reafirmar que el capitalismo, en cualquiera de sus formas, de sus presentaciones, es el camino al infierno, que no ofrece respuestas a la humanidad, al contrario, lo único que ofrece es extinción. La humanidad no tiene otro camino que superar al capitalismo. En el fondo yace la ilusión de que el capitalismo se puede suavizar, que puede tener rostro humano.

Segundo, el capitalismo no tiene la mínima posibilidad de suavizarse, sus crisis surgen de su propia naturaleza, las crisis aparecerán cada vez con más fuerza, la crisis es sistémica, y la económica es sólo una pequeña parte de la gran crisis que abarca todos los aspectos de la vida planetaria, desde la ecología hasta lo social.

El desarrollismo debe ser sustituido por la armonía. El mundo necesita cambiar la manera de producir y de consumir que nos ha impuesto el capitalismo, es necesario producir sin sacrificar al hombre ni a la naturaleza, para eso debemos sustituir las necesidades perversas que nos impone el capitalismo por las necesidades racionales de un nuevo mundo.

La humanidad necesita un nuevo mundo, un mundo socialista, la multipolaridad es una oportunidad para avanzar hacia allá, pero también es una celada para perpetuar el capitalismo.

¡El Socialismo, un nuevo mundo armónico!

¡Chávez es Socialismo!