viernes, 20 de marzo de 2009

Consecuencias

Antonio Aponte


Próximamente el parlamento discutirá la Ley de Propiedad Social, esta ley ha levantado muchos comentarios y deformaciones, alrededor de ella se genera confusión que tiene varios orígenes: uno, el interés de la oligarquía de meter miedo a la masa desposeída y, otro, la falta de precisión teórica del campo revolucionario. Hablar de la propiedad es impostergable.

Lo primero es que la propiedad importa a los revolucionarios en cuanto es soporte de la conciencia. Según sea la forma de propiedad hegemónica en una sociedad, así será la conciencia hegemónica en esa sociedad. Una hegemonía de la propiedad nosocial, producirá y legitimará una conciencia nosocial. Una hegemonía de la Propiedad Social, sustentará una Conciencia Social, esencia del Socialismo.

La propiedad hegemónica es la propiedad que sustenta a la conciencia hegemónica.

No existe propiedad Estatal, existe Propiedad Social administrada por el Estado. Ahora bien, esa propiedad puede ser bien o mal administrada, ese es otro asunto. En el Estado Revolucionario la Propiedad Social toma características vitales: sin Propiedad Social no es posible el Socialismo, porque no es posible la sustentación de la Conciencia del Deber Social y no es posible la Planificación Central.

Existe propiedad antisocial, nosocial de los medios de producción, que puede ser individual, colectiva, pero siempre de grupos, de fracciones de la sociedad, no de toda la sociedad, la diferencia es sutil, pero el impacto sobre la conciencia es enorme. La propiedad antisocial, siempre, no importa el número de propietarios de los medios de producción, generará conciencia egoísta, será impulso para el capitalismo.

Existe propiedad individual, de uso, la casa, la ropa, el carro, la moto, la bicicleta, hasta el conuco, la pequeña bodega y el taxi, se pueden considerar, dadas nuestras condiciones, incluidas en ese tipo de propiedad. Ésta es intocable, no hay por parte del Estado Revolucionario la menor amenaza, en todo caso la amenaza viene del capitalismo, veamonos en el espejo de la crisis inmobiliaria de los gringos.

El Estado Revolucionario en el período de transición, como este que vivimos, se enfrenta a los remanentes de propiedad antisocial de los medios de producción, e intenta regularlos. Simultáneamente desarrolla una zona socialista que haga innecesario y no ventajoso la permanencia en la zona capitalista, de economía egoísta individual.

La Ley de Propiedad Social es importantísima y debe ser cuidadosamente estudiada. Las formas de propiedad tienen consecuencias políticas y sociales, no son un capricho. Estudiemos.

Por ejemplo, si asentamos, como le oímos a un diputado extraviado, que el Estado es propietario, que existe la propiedad estatal, entonces es legítima la actitud de los obreros en la discusión de sus contratos, en este caso estarían discutiendo con un patrón. Pero si el Estado es representante de la sociedad desposeída, los obreros estarían discutiendo con la sociedad, con sus hermanos, y la actitud sería fraternal, socialista.

Si asentamos que la propiedad de grupos es propiedad social, dejamos un importante resquicio al capitalismo.

¡Chávez es Socialismo!