jueves, 11 de junio de 2009

Elevar lo local

Antonio Aponte


Lo local, confinado sólo a lo local, es contrarrevolucionario. Lo local, unido a lo universal en un tejido social y político, es una fuerza revolucionaria formidable. Veamos.

El Socialismo es devolver al hombre y a la sociedad su condición social. Hacer del hombre un verdadero ser social y, por tanto, hacer de sus organizaciones, organizaciones sociales.

El capitalismo es en esencia la fragmentación de la sociedad, el convertir al hombre en náufrago, en un aislado, un solitario. Por supuesto que sus organizaciones serán fragmentadoras, aisladoras, barreras para la comunicación.



El capitalismo, para funcionar, para justificarse, necesita el ambiente egoísta, la guerra de todos contra todos, la competencia. Esa es su razón de ser, su visión del mundo.

La Revolución debe, so pena de perecer, de ser capturada, modificar radicalmente la visión del mundo propia del capitalismo, debe emprender acciones que reconstruyan el tejido social, y para esto es principalisimo elevar lo local al nivel universal. Establecer relaciones políticas, sociales, económicas, organizativas y espirituales desde la base hasta el nivel nacional.

Las organizaciones capilares deben conocer las causas profundas de sus males y las soluciones radicales, convencerse que su enemigo es el sistema capitalista y que la solución es el Socialismo.

Siendo así, deben ser unidades muy eficientes en la solución de los problemas locales, pero también eficientes en la lucha por la construcción del Socialismo y su defensa. Capaces de movilizarse por objetivos políticos que vayan más allá de los mezquinos contornos de su aldea existencial, capaces de ver y sentir el mundo, y de actuar para modificarlo.

Entre las unidades de base y lo nacional debe existir un tejido, una comunicación, debe fluir la información en los dos sentidos.

Así es una organización socialista: le da poder al pueblo, el poder de decidir en lo local, pero también en lo nacional, de tener visión social. Es diferente a la organización local que propone la burguesía, que no engarza las organizaciones de base con lo nacional, no les da sentido universal.

Entonces las organizaciones de base, sean Consejos Comunales, Comunas, Mesas, sin formar parte de un tejido nacional que termine en una Asamblea Nacional, son elementos disociadores, desintegradores, efímeros, fomentadores de una especie de egoísmo colectivo, y por lo tanto contrarrevolucionarios.

Las revoluciones pacíficas tienen en la ideología pequeño burguesa un principal enemigo, deben estar alertas de las proposiciones que de ella emane.

Siempre evaluar si son fragmentadoras o son integradoras, si son socialistas o son capitalistas.

La función principal de la pequeña burguesía en las Revoluciones Pacíficas como la nuestra, es desviarlas, extraviarlas, evitar que integren a la sociedad, estimular la fragmentación que debilita a las revoluciones y prepara el zarpazo final. Basta revisar la historia reciente para confirmarlo, sus propuestas siempre son desmolivizadoras y desintegradoras, minan los dos pilares fundamentales de la Revolución.

¡Socialismo es integración y movilización!

¡Chávez es Socialismo!